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En días recientes fue conmemorado en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) el 50 aniversario de la Brigada Venceremos, un contingente de fervientes partidarios de la revolución castrista en el seno de Estados Unidos.
Brigadistas fundadores de Estados Unidos y otros confines del mundo viajaron a La Habana para la conmemoración, que fue exaltada como un proyecto de solidaridad para "apoyar a Cuba, a su pueblo y a su revolución". En el acto de homenaje habló el presidente del ICAP, el ex espía de la Red Avispa, Fernando González Llort, quien dijo que para Cuba, "la solidaridad de los miembros de la brigada es y será esencial".
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Pero lo que falta contar en esta historia de la Brigada Venceremos es la verdad oculta sobre lo que realmente fue: una de las más ambiciosas operaciones de inteligencia del régimen cubano contra Estados Unidos.
Como sucedió desde el surgimiento de la agrupación, el régimen enmascara los verdaderos propósitos de esta iniciativa política impulsada por el propio Fidel Castro, quien aprovechó la coyuntura histórica para alentar su formación con el objetivo de influir activamente en el seno de la sociedad estadounidense.
Durante los años finales de la década del 60, Castro dirigió a través de la entonces Dirección General de Inteligencia (DGI), un proceso de profundización del trabajo de adoctrinamiento, subversión e inteligencia dentro de Estados Unidos, en correspondencia con su política de exportar la revolución a todo el continente. La creación de la Brigada Venceremos fue un elemento de primordial importancia en este proceso.
En esencia, la Brigada Venceremos surgió como resultado del trabajo de influencia política que el régimen venía desarrollando dentro de los sectores liberales y de izquierda de la sociedad estadounidense, fundamentalmente, dentro de la autodenominada Nueva Izquierda, compuesta en gran medida por estudiantes universitarios.
Los objetivos de lucha de esta emergente fuerza política incluyeron la oposición ante la creciente participación de Estados Unidos en la guerra en Vietnam, la lucha por los derechos civiles y en contra de la discriminación racial, el movimiento de reformas en las universidades y derechos estudiantiles. Se proyectaban contra el autoritarismo y la alienación del individuo, enarbolando una contracultura que rompiera con los patrones sociales impuestos por el “establishment”. Se proponían desarrollar una revolución social no basada en el protagonismo de la clase obrera, sino a través del activismo social de la juventud intelectual y de clase media.
Algunos de los elementos más radicales consideraban que la Unión Soviética no lideraba ya la revolución social en el mundo, la cual concebían estrechamente vinculada al proceso de transformaciones políticas en el Tercer Mundo. Y asumían los nuevos líderes de estos cambios en las figuras de Mao Tse Tung, Ho Chi Minh y Fidel Castro.
La organización que alcanzó mayor desarrollo e importancia dentro de este movimiento en Estados Unidos fue el Students for a Democratic Society (SDS), surgido en la Universidad de Michigan en 1960. Alcanzó relevancia a partir de su primera convención en 1962, donde se hizo un llamado a la desobediencia civil no violenta dentro del estudiantado universitario.
Castro, ni lento ni perezoso, comenzó a cortejar a algunos de los principales dirigentes de esa organización. A través de los oficiales de la DGI destacados en la misión castrista ante Naciones Unidas, se inició un proceso de acercamiento e identificación con el SDS, tratando de influir en el pensamiento político de sus dirigentes y coadyuvar al desarrollo y profundización de su lucha.
La influencia ejercida por el régimen castrista podía percibirse claramente en New Left Notes, el medio propagandístico oficial del SDS, donde regularmente se publicaban artículos sobre la lucha de los estudiantes en Estados Unidos y en el mundo contra el imperialismo y el reclutamiento para la guerra en Vietnam. En sus páginas eran frecuentes los discursos de los principales líderes del régimen castrista y artículos favorables al proceso cubano. También distribuían todo tipo de propaganda que recibían a través de la oficina de la agencia Prensa Latina en Nueva York.
Además del frecuente contacto que algunos de los principales dirigentes de la Nueva Izquierda tuvieron con oficiales de la DGI en Estados Unidos, se sumaban las invitaciones para viajar a Cuba a través del ICAP, con el fin de propiciar una mayor influencia sobre ellos e incorporarlos a eventos nacionales e internacionales que se efectuaban en la isla.
Los viajes a Cuba incluían los pasajes de ida y vuelta y la estancia por el tiempo que fuera considerado necesario, totalmente a expensas del gobierno cubano. Comprendían hospedaje, desayuno, meriendas, almuerzo y comida con bebidas incluidas, transporte y una programación de visitas y entrevistas con funcionarios y dirigentes. Las actividades culturales y recreativas eran también contempladas con carácter gratuito.
Fue durante los viajes a la isla de algunos de los más radicales dirigentes y activistas del SDS, a fines de los años 60, que Castro propuso la idea de conformar un grupo de jóvenes que viajara a Cuba para participar en la llamada Zafra de los Diez Millones de 1970. La propuesta tenía en su apariencia externa un marcado matiz político, pues debía ser una clara expresión de solidaridad surgida en el seno de la juventud estadounidense hacia la revolución castrista. Pero, en realidad, la importancia de esta actividad radicaba en la contribución futura que estos jóvenes podrían aportar a la escalada de la lucha revolucionaria dentro de Estados Unidos, un planteamiento que ya se escuchaba en boca de los líderes la SDS.
A más largo plazo, la DGI tenía además sus propios objetivos estratégicos. Los integrantes de la Brigada ampliaban el espectro de posibilidades de recolectar información de inteligencia a lo largo de Estados Unidos, y les permitiría contar con colaboradores que pudieran estar dispuestos a realizar tareas de apoyo al trabajo operativo, tales como publicar y/o distribuir informaciones, servir de correo, y brindar sus buzones postales y direcciones particulares para alojamiento.
A la vez, podían reclutar agentes que pudieran cumplir misiones como penetrar organizaciones, instituciones, medios de prensa o llegar a personalidades de interés. Todo ello, sin descartar la posibilidad de poder contar con jóvenes política e ideológicamente identificados con los ideales de lucha antiimperialista, pensando que algún día podrían obtener una posición -por elección o nombramiento- dentro de las esferas de poder en el gobierno de Estados Unidos, o cercana a ellas. De manera que el régimen cubano contaría con un formidable acceso a la inteligencia política, económica y militar de Estados Unidos, según fuera el caso.
La actividad desplegada dentro de Estados Unidos para crear la Brigada Venceremos fue desarrollada entre otros, por Carl Davidson, Mark Rudd, John Jacobs, Gerry Long, Julie Anne Nichamin, Brian Murphy, Connie Ullman, Allen Young, Karen Lynn Ashley, Arlene Eisen Bergman y Bernardine Dohrn, algunos de los cuales viajaron a Cuba durante la gestación de la Brigada, entre 1968 y 1969, para realizar una inmersión profunda en el adoctrinamiento ideológico que el proceso revolucionario de Castro ya ejercía sobre ellos. Cuba era una guía para la acción. Fidel Castro ya había demostrado la posibilidad de vencer al “imperialismo norteamericano” y Vietnam estaba en el camino de lograrlo. Se trataba ahora, de incorporar a sectores del pueblo estadounidense, capaces de sumarse a esta lucha.
La tarea de seleccionar a los futuros participantes de la Brigada recayó en los radicales dirigentes del SDS, quienes estaban conscientes de la necesidad de reclutar a jóvenes que tuvieran una relación activa con sus objetivos de lucha y estuvieran dispuestos a continuar desarrollándolos. La idea, consistió en crear un contingente compuesto básicamente por activistas comprometidos con los ideales políticos y sociales de la llamada Nueva Izquierda. A los efectos de la organización del contingente en suelo norteamericano y la coordinación con los representantes castristas, se mantuvo el contacto permanente con oficiales de Inteligencia dentro de la misión cubana ante Naciones Unidas, en New York.
En la convención nacional del SDS celebrada en Chicago, Illinois, en 1969, fue aprobada una resolución de solidaridad y apoyo a la revolución cubana y publicada en New Left Notes el 18 de junio de 1969. En ese documento se propuso la creación de la Brigada Venceremos, que compuesta por unos 300 integrantes viajaría a Cuba en dos contingentes. Cada destacamento permanecería en la isla por un período de dos meses con el fin de incorporarse a los cortes de caña para la zafra azucarera de 1970.
Los objetivos políticos de la Brigada, según se expresa en el documento de fundación, eran los siguientes:
1. Apoyar a Cuba política, moral y materialmente en su propósito de lograr 10 millones de toneladas de azúcar en la zafra de 1970.
2. Educar al pueblo americano sobre el imperialismo y sobre la revolución internacional contra el imperialismo. Ello será posible mediante un programa educativo y de propaganda bien elaborado. El programa tendrá por objetivo esclarecer la comprensión sobre el imperialismo de Estados Unidos, no solo en su más evidente aspecto militarista (como en Vietnam), sino también en cuanto al papel que juega deformando y frenando el desarrollo del Tercer Mundo.
3. Lograr comprensión sobre la aplicación creativa de los principios comunistas en base a la experiencia del día a día. La Nueva Izquierda en los países capitalistas avanzados se ha definido claramente a sí misma durante la última década, dentro de las tradiciones que la lucha socialista y comunista comenzó hace ya un siglo. Los medios masivos de comunicación y el sistema educativo americano han convertido a la palabra comunismo en un anatema: esta experiencia nos ayudará a combatir el anticomunismo.
Diez días más tarde, Radio Habana Cuba transmitió en sus emisiones habituales en inglés, dirigidas hacia Estados Unidos, una entrevista a Jeff Jones, secretario nacional del SDS. La entrevista formó parte de la programación habitual de Radio Habana Cuba, bastión de la línea oficial del régimen en sus afanes de alentar la subversión y toda forma de oposición contra Washington. Jones, hizo una exposición detallada de los fines y objetivos que se perseguían con la conformación y el envío a Cuba de la Brigada Venceremos, así como de las actividades que sus miembros realizarían durante su estancia en la isla.
El 9 de diciembre de 1969 el periódico Granma publicó una entrevista con Julie Nichamin, integrante del grupo gestor. El fin de la entrevista fue desviar la atención sobre los verdaderos propósitos y objetivos que el régimen cubano perseguía con la Brigada, presentándola como fruto de una idea surgida entre los jóvenes estadounidenses en solidaridad con el pueblo cubano.
Pero el aparente propósito de amistad y solidaridad de la juventud norteamericana hacia Cuba no era más que parte de los dividendos políticos que debía rendir el plan de la DGI. Los principales objetivos del proyecto estaban realmente dirigidos contra los intereses del pueblo estadounidense.
* Edgerton I. Levy fue la pieza clave para el desmantelamiento de la Red Avispa, la mayor organización de espionaje cubano en la historia de Estados Unidos. Fue entrenado por la Dirección de Inteligencia de Cuba para cumplir misiones como el agente Ariel en el sur de la Florida, pero tras su llegada en 1993 trabajó en realidad como informante encubierto del FBI. Su conocimiento de la Brigada Venceremos está fundamentado en los años en que fungió como especialista de la sección de Asia en el ICAP, entre1968 y 1979.
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