Con el título “Humor de un solo sentido”, Granma publicó este jueves un artículo de opinión que critica el humor cubano, al que acusa de dejar en “ridículo” a funcionarios, dirigentes y cuadros políticos, así como de engendrar hacia ellos “repulsa y burla”.
El artículo ―firmado por Miguel Cruz Suárez― alude a "decenas de películas, puestas televisivas o teatrales de los años recientes", donde "se hace perceptible la asignación a estos personajes de guiones sin muchos matices, que los reducen a personas torpes, incultas, desfasadas o tontas".
Cruz Suárez reconoce que el “costumbrismo y el teatro vernáculo” siempre se han nutrido de todas las facetas de la vida política y social cubana, pero considera que el “comodín humorístico” ha devenido en “demasiado hiriente” para miles de cubanos que asumen "con sacrificio", tareas de responsabilidad que muchos a veces no quieren asumir.
El articulista se pregunta “¿Por qué no reírse un poco más del maceta, del que roba, del contrarrevolucionario, del que nos agrede y bloquea, del que hace de la sociedad un espacio carente de disciplina, del simulador, del vago y hasta de los seudoartistas o seudointelectuales?”
Sostiene que no se trata de "una defensa a ultranza” de los funcionarios y las autoridades cubanas, sino de una crítica "a la superficialidad que se le otorga al tema".
Según lo indicado en Granma, "el arte traslada y entroniza estereotipos", y hay preocupación en algunos acerca de que la gente acabe por “asociar dichas autoridades, sin excepciones, con la chapucería e incluso con el fracaso".
El autor del artículo ha aclarado en Facebook, posteriormente, que sus reflexiones han sido interpretadas por algunos como “un especie de ‘ataque o crítica feroz’ contra el programa Vivir del Cuento”, y ha precisado que no es así, que sus “argumentos van más allá de un espacio en particular”.
Ha concluido afirmando que “el humor en general necesita de la opinión de todos para que sigamos estando de buen humor”.
El artículo publicado por Granma establece diálogo con una extensa reflexión que a inicios de junio el humorista cubano Ulises Toirac publicó en sus redes sociales, donde indicó cómo "lo que ayer era publicable" puede convertirse al otro día en algo "sencillamente 'contrarrevolucionario'" para la televisión cubana.
En una reflexión compartida en su perfil de Facebook, Toirac mencionó entre otros aspectos "la subjetividad de los análisis del humor".
En ese sentido, escribió: "Lo que para unos es irrespetuoso, para otros es hilarante, para terceros es racista y para algunos aburrido. Cada dirigente ve cada chiste de forma diferente. Hay que ganarse una 'confianza' inicial para que cada análisis no venga precedido por la suspicacia y aún así pasar un serio filtro de acuerdos para poder salir al aire. Y Dios te libre de las circunstancias. Lo que ayer era publicable hoy es sencillamente 'contrarrevolucionario' por obra y gracia de la situación coyuntural que ha creado un evento cualquiera en la arena internacional o una 'casualidad' dentro del país".
"¿Porqué habría yo de perder dos horas de mi vida en asistir a una reunión que no sólo sé como se va a comportar, sino lo que va a (no) resolver?", así justificaba el popular humorista su ausencia a una reunión a la que había sido invitado y que intentaría resolver la eterna confrontación en Cuba entre humor, televisión y política.
En otro orden, el artículo publicado en Granma este jueves, parece no atender al proteico ejemplo que el humor político alcanza en muchos países del mundo, incluso cuando a menudo no es del agrado de los propios políticos representados.
Ahí está sin ir muy lejos, el actor Alec Baldwin imitando al presidente norteamericano, Donald Trump, o los varios late shows norteamericanos que han convertido el humor en motor del análisis político de todo un país.
En España, larga huella dejó El Guiñol, un informativo noticioso satírico -con guiñoles- por donde desfilaron durante más de una década unos 150 personajes de la vida política nacional e internacional, el deporte y la cultura.
Otro caso español es el del semanario de humor Jueves, que todavía ruboriza a políticos y lectores con agrios comentarios, a menudo teñidos de humor negro.
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