El gobierno cubano continua en su campaña contra los cuantapropistas y agricultores por motivo de los precios de los productos que comercializan o los servicios que ofertan.
Ante la escasez de productos de primera necesidad en la isla, consecuencia de la incapacidad de quienes nos dirigen y del sistema socialista de crear riquezas, nuestros gobernantes hacen uso de una estrategia que han repetido en decenas de ocasiones: la culpa es de otros. Ya sea el bloqueo imperialista o los cuentapropistas: los causantes de los problemas de la isla siempre serán otros, nunca esperemos un ápice de autocrítica o de crítica al sistema.
Como es poco lo que pueden o quieren hacer para resolver los problemas que ellos mismos y su sistema social han causado, dedican todos los recursos posibles por resolverlos atacando a los que les molestan en su fuero interno. Los cuentapropistas, son los nuevos culpables de que no existan cervezas, carne, aceite o huevos en las tiendas.
Ante estos nuevos “culpables” impusieron medidas que limitan la cantidad de unidades de determinado producto que una persona puede comprar, pero aún así los cuentapropistas encontraron la forma de abastecer sus negocios. La creatividad se dispara si tienes un negocio con el que mantienes a tu familia, y tienes que pagar impuestos cada mes (ganes dinero o no), y no tienes acceso a un mercado mayorista (como existe en cualquier país del mundo), ni puedes importar directa o indirectamente los productos que necesitas para tu negocio y, además, quieren limitar lo que puedes comprar en el único mercado al que tienes acceso.
El siguiente paso ha sido “topar precios”. El gobierno, al ser el todopoderoso dueño de la isla, de la ley, de los ministerios y organismos, decidió limitar los precios por los que un cuentapropista puede vender sus productos.
No voy a entrar aquí a discutir en detalle qué forma parte del cálculo de los precios de un negocio, digamos un restaurante, pero aquellos que se quejan de que un restaurante determinado vende la cerveza nacional al doble del precio de un supermercado, y gana ese dinero “sin hacer nada” simplemente no entienden, o no quieren entender que un negocio tiene gastos de operación que se cubren con esa diferencia de precio. Enfriar la cerveza, comprar la copa (que se suele romper), pagar al camarero que te la lleva a la mesa, o pagar el alquiler del local y los impuestos revolucionarios (nunca mejor dicho), forman parte de ese precio, y al final debe quedar algún beneficio para el cuentapropista porque, que quede claro, él está haciendo este negocio, levantándose de madrugada, arriesgando su dinero en las inversiones que realizó para acondicionar su local, para ganar dinero con el que puedan vivir él y su familia.
Lo más triste de todo es que el gobierno que se apresuró a topar los precios de los cuentapropistas es a su vez el que vende TODO lo que pueden comprar los cubanos en TODAS las tiendas de la isla, tiene un monopolio absoluto del comercio en el país, y no se caracteriza, precisamente, por vender los productos en sus tiendas a precios asequibles al pueblo.
Realizando un pequeño estudio comparativo de precios con países similares de nuestro entorno e, incluso, países del primer mundo como España y USA podemos llegar a la conclusión de que los precios en Cuba, en relación con el salario medio de los cubanos, son de los más caros del planeta. No hay ningún lugar de la tierra en que cueste más a los ciudadanos un litro de leche o de aceite, el arroz o la carne, para no hablar del internet.
Tomemos, por ejemplo, un litro de aceite de girasol. Si comparamos su precio con algunos países de referencia vemos que el precio real del aceite es más caro en Cuba que en España, México y República Dominicana, y solo es más caro en USA entre los países analizados. Pero si tomamos en cuenta el salario medio de todos esos países, vemos que en Cuba el precio del aceite es prohibitivo.
Un cubano tiene que destinar el 6.5% de su salario mensual para adquirir un litro de aceite, mientras que un mexicano, por ejemplo, sólo dedica el 0.30%. Visto de otra forma: un cubano solo puede comprar 15 litros de aceite con su salario mensual, mientras que un mexicano puede adquirir más de 300.
Quienes quieren topar precios nos venden productos de primera necesidad a precio de usurero, aprovechan el monopolio que ostentan sobre el comercio para poner precios a su gusto y conveniencia. ¿Hay algún control sobre estos precios? ¿Alguna organización vela por el interés de los consumidores? ¿Se publica el precio de la canasta básica de Cuba como hacen muchos países?
En su afán recaudatorio de divisas y ante la disminución drástica de los productos subsidiados de “la libreta” ¿no saben acaso estos gobernantes que los cubanos dependen cada vez más de los productos en divisas para alimentarse? Productos que tienen precios de Primer Mundo cuando los cubanos cobran salarios que ni son del Tercer Mundo. ¿O ya está metido en sus cabezas que los cubanos de la isla tienen que ser mantenidos por sus parientes del exterior, por los gusanos que emigraron?
Entonces, ¿con qué moral pueden ellos topar los precios de los trabajadores por cuenta propia? y más importante ¿quién les topa los precios a ellos?
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en:
Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.