En 2018, Kim Kardashian logró con empeño, dedicación y moviendo hilos que llegaron hasta el mismísimo Donald Trump, sacar de prisión a Alice Marie Johnson, una mujer afroamericana de 64 años, que llevaba más de dos décadas presa por posesión de drogas, y que nunca pudo solicitar la libertad condicional o revisar su caso.
A la empresaria no le bastó con darle la libertad a Johnson, y ahora la ha contratado como modelo de su nueva línea de ropa interior moldeadora, que ofrece soluciones para todo tipo de formas y cuerpos.
La campaña de promoción de la marca consiste en que "mujeres reales que cuentan historias reales" hablen de cómo usar las prendas diseñadas por Kim las han ayudado a ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras.
"Kim vio un vídeo en el que yo contaba mi historia. Le pareció muy injusto y, la verdad, yo ni siquiera sabía quién era ella. Pero no le importó, inició toda una guerra por mí, por mi libertad. Por eso siempre digo que es mi ángel guerrero, porque nadie podía detenerla. Y por fin volví a ser libre. Ahora cada momento resulta precioso", expresó Alice Marie.
Como ya es habitual en todo lo que hace la estrella de la telerrealidad, su decisión ha generado opiniones divididas. Mientras unos le han agradecido que comparta la conmovedora historia de Alice Marie o que le dé trabajo y le ayude a rehacer su vida, otros la han criticado por "liberarla y luego usarla" para promocionar su línea rebautizada como Skims, luego del escándalo que supuso su primer nombre, Kimono.
Pero lo cierto es que desde que Kim sorprendió al mundo anunciando que quería seguir los pasos de su padre y convertirse en abogada, la socialité ha tenido que lidiar con todo tipo de burlas, críticas y desalientos que, en sus propias palabras, solo la han hecho estudiar y esforzarse más.
El año pasado, Kim y el equipo de abogados con el que se prepara, logró sentencias más justas y/o excarcelación de 17 presos, según TMZ. Asimismo, presentó en la Casa Blanca una propuesta de reforma penitenciaria.
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