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La investigación sobre la vida de la suiza Enriqueta Favez, emprendida por el historiador cubano Julio César González Pagés, autor del libro Por andar vestida de hombre, publicado en 2012, le devolvió a los cubanos, y luego a varios extranjeros, la extraordinaria historia de esta mujer que, disfrazada de hombre, ejerció la medicina en Barcaoa y sus alrededores.
Enriqueta Favez nació en Lausana, Suiza, y se casó con un soldado francés a la edad de 15 años. Tres años más tarde, tanto su marido como su hija murieron, luego entró a estudiar medicina en la Sorbona, y asumió la identidad de un oficial para trabajar como cirujano del ejército francés durante las Guerras Napoleónicas. Después de la guerra, Favez comenzó una nueva vida en Cuba bajo el nombre de Enrique Favez. Ejerció la medicina en Baracoa, donde atendió a los habitantes pobres, a quienes también les enseñó a leer y escribir.
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Actualmente ella es considerada una de las precursoras del feminismo en Cuba, y primer ícono de la comunidad LGBTI+ pues se casó, vestida de hombre, con una mujer pobre de Baracoa, Juana de Léon, que era consciente del sexo biológico de su marido.
Este fue uno de los primeros casos documentados de transexualidad, porque en su defensa, ella afirmó que poseía un espíritu de hombre atrapado en el cuerpo de una mujer. Por todo ello, el filme biográfico Insumisas, de Fernando Pérez, se consideraba que apoyaba, indirectamente, también el matrimonio igualitario.
Favez fue condenada a una pena de prisión en una cárcel de La Habana, luego fue puesta en libertad y fue a vivir con familiares en Nueva Orleans, que pronto la ingresaron en un convento para proteger el nombre de la familia. Como hermana Magdalena, siguió prestando asistencia médica a los pobres, y más tarde se convirtió en una misionera en México. Murió en Nueva Orleans a la edad de 65 años.
Julio César González Pagés, logró localizar su tumba en Nueva Orleans antes de que fuera destruida por el huracán Katrina. El historiador escribió luego el libro Por andar vestida de hombre, que ha inspirado, directa e indirectamente, a otros artistas de la Isla como el cineasta Fermando Pérez, quien codirigió con Laura Cazador la antes mencionada Insumisas, Rolando Almirante con el documental Enriqueta y Adela, o la cantante Tanya, quien le dedicó la canción Libertad disfrazada.
Antes de que apareciera el libro en Cuba se estrenó la obra de teatro Escándalo en la trapa, del fallecido teatrista Tony Díaz.
Enriqueta es reverenciada hoy como una de las primeras figuras que desafió el poder hegemónico y la falocracia del poder colonial en la Isla. Hasta ahora su figura fue invisibilizada pues el cementerio donde estaba enterrada, en Nueva Orleans, fue dañado por el huracán Katrina, en 2005, y en su casa natal, en Suiza, no había ni siquiera una tarja que la recuerde.
La estatua de Villa Soberón, junto con el filme Insumisas, comienzan a ejercer la justicia poética.
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