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Los cubanos tenemos una religiosidad singular que se basa en el sincretismo.
En los primeros días de septiembre se veneran dos vírgenes importantes tanto para los católicos como para los devotos de religiones africanas. Ellas son La Virgen de Regla y la Virgen de la Caridad.
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Yemayá se sincretiza con la Virgen de Regla. Una de las más finas artes que la identifica es su danza. Sin importar si la dominan o no, los devotos bailan en las fiestas que la honran en su día.
Aprender a interpretar un sentimiento
Una vez intenté aprender el baile de la diosa que se movía como las olas, Yemayá. Mi profesor de danza dedicó varios días solo para mí pero no consiguió que asimilara el espíritu de aquel paso. “Si no entiendes a esa Orisha, no la puedes bailar”, me dijo y fue definitivo.
Recuerdo que me decía en cada paso hacia adelante: “dámelo todo”. De inmediato había un paso hacia atrás: “ahora quítamelo”. Una cadencia incomprensiva. ¿Cómo podía dar mientras batía una saya y con la misma levantar la falda y arrancarlo todo?
Era un vestido azul de ribetes blancos, una corona plateada, vuelos, cintas, lazos. Me encantaba aquello. Quería representar a esa reina que se vestía con mis colores favoritos. Quería moverme así, sensual, intempestiva, madura. Todo el esfuerzo quedó en el deseo.
Yo tenía 20 años y mi profesor no encontraba la madurez de una madre en mis movimientos ni en mi mirada. Me quedé con el profundo deseo de entender a aquel personaje que me era ajeno porque no sabía nada de religión, mucho menos Yoruba.
Entender la identidad de un pueblo
En la universidad, en clases de religión, una profesora decidió llevarnos a un cabildo a visitar a los portadores de la cultura Yoruba.
Estar frente a un altar y conversar con una mujer que me habló del día que Yemayá la eligió su hija, fue una experiencia reveladora. “Nunca desees el mal porque, como la ola, todo vuelve, hija mía”.
Yemayá, la madre de todos
Los yorubas dicen que Yemayá es la esencia de la maternidad, porque es madre de todos los orishas. Tiene el poder de la creación. Es el origen de la vida, el océano, los mares, las olas, la espuma en la orilla.
La Virgen de Regla o Yemayá tiene uno de los más hermosos templos de La Habana. Sus devotos la visitan especialmente el 7 de septiembre y le agradecen por ser fuente de vida y creatividad.
Yemayá también se festeja junto al mar, con música, bailes y algunos atuendos específicos. Sus atributos son hechos en plata o hierro y se relacionan con los océanos; por ejemplo, conchas, caracoles, corales, etc. Su plato favorito es el Ochinchín, un guiso de camarones, acelgas y tomate.
La Virgen de Regla te va a acompañar
Cuentan los yorubas que, sin importar bajo que nombre la invoques, ella estará a tu lado siempre porque es la madre sabia, entregada y constante. Su castigo es severo y su beso salado y fino.
En mi juventud pueril no encontré su paso ni pude ponerme sus fastuosos vestidos, pero aprendí a respetarla. La maternidad y el tiempo me enseñaron que hay tanta sabiduría en entregar amor como en negar un beso. Entendí finalmente su misteriosa cadencia.
Como consejo para quienes se acercan a ella con la vanidad de reinar en la danza de la vida, les digo: si no conoces la profundidad de un sentimiento no juegues a representarlo. Esta orisha no la baila cualquiera.
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