La historia que refleja el libro Lo cubano en el vestir. Apuntes esenciales, de Diana Fernández, comienza cuando se abandonaron los mitones, los sombreros, y las tonalidades de acuerdo con los horarios parta imponer el blanco y los colores claros en los tejidos, las flores en el pelo, el escote pronunciado y las mangas cortas.
Las cubanas dejaron de usar las peinetas castellanas para bajar los peinados, según declara Domingo del Monte para el periódico "La Moda o el recreo semanal del bello sexo". El libro también cuenta el asombro de Federika Bremen, que a su paso por Matanzas anota sobre una noche de fiesta: “bajo la luz de la luna, entre los álamos, damas sin sombreros, con flores y otros adornos, velos ligeros y trajes blancos”.
La historia de lo cubano en el vestir tiene mucho que ver con el clima, el calor, y también con el deseo de destacarse de criollas y criollos ante los peninsulares. El vestir entre nosotros fue desde siempre un seña del carácter, la identidad, la nación.
Según asegura el dramaturgo Carlos Celdrán, en un comentario sobre Lo cubano en el vestir. Apuntes esenciales, “el viaje comienza en los inicios mismos de la conquista española de la Isla y, lentamente, avanza sobre siglos de historia hasta llegar a la República. Un viaje donde vemos aparecer y perfilarse en atisbos, en pequeñas adecuaciones a los patrones de la moda francesa, inglesa, española o norteamericana, los rasgos de un proceso cultural complejo, que redondea, junto a otras expresiones, la cultura cubana”.
“Inseparable de la historia, de la economía, de la política, del arte y de la sociedad, el vestir es analizado en el libro como una totalidad. Es, por tanto, un libro de historia de Cuba, de su historia vista desde la superficie, desde las apariencias del vestir, pero conectado a su condición y a sus paradojas históricas y sociales”.
Diana Fernández se tituló en Cuba, en la especialidad de diseño teatral, y luego en teatrología en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Como diseñadora teatral ha creado el vestuario para más de veinte puestas en escena. En el campo cinematográfico, ha diseñado el vestuario de aproximadamente veinte largometrajes, cortos y series para televisión, entre los que se destacan la serie La botija (premiada como mejor vestuario en el Festival de Cine de la UNEAC de La Habana, Premio Caracol en 1990), y Algo más que soñar, serie para la TV.
Otros trabajos como diseñadora de vestuario, han sido, ya desde España, la serie Curro Jiménez II, para SG Producciones y Antena 3, Cuarteto de La Habana de Fernando Colomo, Pata Negra de Luis Oliveros, entre otras. Cuenta con más de treinta años de experiencia como docente.
Ha escrito y publicado artículos y textos sobre su especialidad, entre ellos: El traje: glosario de términos (1990), El traje: fundamentos para su diseño en la escena (1991); El traje: apuntes sobre su evolución histórica (1991), La moda en el vestir: consideraciones sobre su valor comunicativo (1996).
Diana Fernández fue muy reconocida, nacional e internacionalmente como diseñadora en la creación del vestuario en filmes como La Bella del Alhambra (1988) de Enrique Pineda Barnet, y Roble de Olor (2004) de Rigoberto López.
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