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El hotel Pernik, en Holguín, prohíbe la entrada a personas transexuales porque “no coinciden en su apariencia con los documentos legales, por lo que ocultan su verdadera identidad”.
Lo anterior puede leerse en un documento publicado en Facebook por Chirly Morenza Vázquez y que se le adjudica a la administración de esa cadena hotelera.
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Según escribió, alarmada, el director del hotel perteneciente a la cadena Islazul, viola los derechos constitucionales de las personas transexuales.
La Carta Magna, en su artículo 42, deja bien claro que “todas las personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación” incluida la identidad de género.
Por lo tanto, esta indicación dada al personal que trabaja en el hotel holguinero no solo es irrespetuosa hacia un grupo minoritario, sino que viola la Ley de Leyes que en este momento está vigente en el país.
El documento, que aparece firmado por un administrativo, dice además que el hotel no tiene las condiciones para ofrecer un servicio de baños sanitarios a estas personas, por lo tanto las personas transexuales “no se admiten en la sala de fiestas”.
Morenza Vázquez, por su parte, afirma que notificó el incidente al Centro Nacional de Educación Sexual, específicamente a su subdirector Manuel Vázquez Seijido, quien está al tanto de la situación.
En los comentarios que ha generado esta publicación puede leerse uno hecho por Malú Cano, coordinadora de la Red Transcuba, quien aseguró que “se están tomando las medidas por parte del departamento jurídico de CENESEX para darle solución al asunto, que está afectando a las personas trans en la ciudad de Holguín”.
Las personas transexuales pueden sufrir discriminación en Cuba, aun cuando las leyes han ido modificándose para que se inserten de manera positiva y gradual en la sociedad. Aunque algunas lo han logrado otras sufren el rechazo de instituciones e individuos con un pensamiento arcaico.
Como un caso positivo está María, que antes se llamaba Manuel y se ha desempeñado como líder en su comunidad y ejerce el rol de delegada del Poder Popular.
Sin embargo la mayoría de los testimonios son como el de Aaron Armenteros que viéndose y sintiéndose chico, sigue encasillado por la sociedad en un rol femenino con el que nunca se sintió identificado.
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