Las dolencias neurológicas experimentadas por diplomáticos de Estados Unidos y Canadá y sus familias durante su estancia en Cuba parecen vinculados a una toxina usada en la fumigación y no a supuestos "ataques sónicos", revela un reciente estudio científico.
De acuerdo con el estudio, divulgado por el programa de investigación Enquête de Radio Canadá, la causa de las afectaciones podrían ser, en cambio, los agentes neurotóxicos utilizados en la fumigación con pesticidas.
El estudio fue encargado a un equipo de investigadores multidisciplinarios en Halifax, afiliados al Brain Repair Centre, la Universidad de Dalhousie y la Autoridad Sanitaria de Nueva Escocia. Los resultados podrían abrir nuevas avenidas en el manejo de un problema médico que se mantiene envuelto en el misterio y la especulación de teorías conspirativas.
Más de 40 diplomáticos estadounidenses y canadienses, y varios de sus familiares que residieron en La Habana en años recientes se han visto afectados desde finales de 2016 por síntomas de conmoción cerebral, detectados en exámenes médicos en sus respectivos países.
La situación ha derivado en tensiones políticas entre Cuba y Estados Unidos, que retiró la mayoría de sus diplomáticos en la embajada de La Habana y limitó al mínimo el funcionamiento consular en la isla. También la embajada canadiense restringió sus operaciones y retiró personal fundamental de la legación.
Los afectados padecen dolores de cabeza, mareos, náuseas y dificultad para concentrarse. Algunos describieron haber escuchado un zumbido o sonidos agudos antes de enfermarse.
Pero la investigación pone sobre la mesa un asunto más grave, que trasciende las afectaciones de diplomáticos y sus familias, y apunta hacia los potenciales daños que pudieran incidir en la población cubana.
Los investigadores encontraron que desde 2016, Cuba lanzó una agresiva campaña contra los mosquitos para detener la propagación del virus Zika y otras enfermedades contagiosas como el dengue.
En estos momentos los investigadores han contactado ya a las autoridades sanitarias cubanas para determinar si algún cubano sufrió lesiones cerebrales similares, ya que su estudio sólo se enfocó en individuos canadienses.
"La hipótesis de trabajo en realidad surgió sólo después de que obtuvimos la mayoría de los resultados", señaló en una entrevista con la agencia canadiense CBC News el doctor Alon Friedman, quien lideró la conducción del estudio.
Para, Friedman el resultado más importante del estudio es que el equipo planteó un problema de salud que probablemente afecta a una población más amplia, más allá de los diplomáticos y sus familias.
"Continuaremos la investigación de otras maneras para tratar de confirmar cuál de las toxinas es más tóxica, a qué niveles: aún no se conocen muchas cosas", dijo el especialista. "Es sólo el comienzo de una investigación, pero es en lo que estamos trabajando ahora".
Los investigadores identificaron una región dañada del cerebro que es responsable de la memoria, la concentración y el ciclo de sueño y vigilia, entre otras cosas, y luego observaron cómo esta región podría llegar a lesionarse.
"Hay tipos muy específicos de toxinas que afectan a este tipo de sistemas nerviosos... y estos son insecticidas, pesticidas, organofosfatos - neurotoxinas específicas", dijo Friedman. "Por eso generamos la hipótesis que luego probamos de otras maneras."
Veintiséis personas participaron en el estudio, incluyendo un grupo de control de personas que nunca vivieron en La Habana.
Los investigadores del grupo -integrado por 15 especialistas principales y sus respectivos equipos- llevaron a cabo una evaluación completa de los síntomas de los canadienses, incluyendo exámenes de sangre y varias pruebas de imágenes cerebrales.
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