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No hay nada más parecido a una operación de búsqueda y captura que comprar productos de aseo en moneda nacional en Cuba, que (dicho sea de paso) son los más económicos.
“Si los ves, cógelos, o no te empatarás con ellos en largo tiempo”, dicen los de la isla. Y resulta que estamos en una de esas rachas en que, por ejemplo, los jabones, se desaparecen como por arte de magia.
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Para nadie es un secreto que no pocos cubanos, incluidos aquellos cuentapropistas que se dedican al arrendamiento de casas o habitaciones, “resuelven” con los productos hechos por la maltrecha industrial nacional, pero, tal como corrobora Ismael, de 47 años, “hace semanas que no se ven los jabones. Es una muestra del desabastecimiento que vivimos, aunque el gobierno diga lo contrario.
“Creo que la situación de los alimentos y los productos de aseo en el país no se arreglará ni para el 2050. Las medidas de racionamiento son un mal necesario, pero mal, al fin y al cabo. Cada vez que hay un síntoma nuevo de crisis la gente sale a comprar descontroladamente todo lo que haya en las tiendas y las dejan peladas”, comenta el arrendatario privado.
A pesar de que desde el pasado mes de mayo el Ministerio de Comercio Interior (Mincin) anunció la toma de medidas para garantizar la distribución equitativa de productos de primera necesidad mediante la regulación de la venta de los más demandados, la política del país ante una “difícil situación financiera” no fue incorporar productos a la canasta normada y sí a los mercados de oferta y demanda.
Las autoridades del Mincin aclararon entonces que los productos de aseo no se llevarían a las bodegas, sino que continuarían vendiéndose únicamente en los mercados liberados, mas ni siquiera así han podido evitar la inestabilidad y el acaparamiento de esos renglones en la red comercial.
De ahí que, según indica Yelena, madre de una niña de seis meses, los jabones de cinco pesos, “que sirven lo mismo para bañarse que para hervir o lavar, no aparecen ni en los centros espirituales. Dicen que están entrando una o dos veces al mes en algunos establecimientos, pero allí los revendedores llegan y arrasan con todo.
“Donde sí ya no se ve ni un jabón de ningún tipo es en las bodegas. De hecho, es muy raro ver ya allí productos que se vendan de forma liberada. Prácticamente todo lo que llega a ellas es lo que nos toca normado”, explica la joven, de 29 años.
Vale recordar que, los jabones están entre los productos de aseo cuya venta se regula a cantidades máximas por persona. Es decir, que solo llegan a los mercados ideales, los mercados industriales y algunas bodegas seleccionadas, aunque no tienen precios subsidiados ni se anotan en la libreta de abastecimiento.
A tenor con lo que añade la ama de casa Olivia, “cada vez que entra algo de aseo a un mercado vuela, con todo y que lo venden regulado. Ha habido momentos en que solo han dado hasta dos jabones por persona y un pomo de detergente líquido.
“La última vez que logré comprar unos jabones en moneda nacional, hace como diez días en El Náutico (Playa), solo daban por persona cinco jabones de baño, un tubo de pasta dental y dos pomos de detergente líquido. Al que quería llevárselo también le daban un galón de detergente amoniacal.
“No obstante, eso no impidió que hubiera golpes en la cola porque había más de 300 personas casi que matándose por comprar jabón y detergente para fregar. Además, hay personas que hacen la cola tres y cuatro veces o le piden a otra que se los compre para llevarse más de los que le tocan, lo mismo para venderlo en seis y siete pesos en su casa que para darle a toda la familia”, acota la señora de 50 años.
En palabras de la secretaria Leonor, residente en Plaza de la Revolución (La Habana), “esos jabones no dejan un olor espectacular, pero blanquean que es una barbaridad y son más baratos que cualquier otro que podamos encontrar en las tiendas recaudadoras de divisas. Por muchos productos de aseo que se puedan encontrar allí, ninguno es tan económico como los que venden en pesos cubanos.
“Lo peor es que los que trabajamos para el Estado tenemos que quedarnos sin comprar nada porque todo lo venden durante las primeras horas del día, mientras estamos en la oficina.
“¿Por qué hay tanta resistencia a utilizar la libreta de abastecimiento para garantizar un mayor acceso de la población a los productos? Deberían venderlos a través de ella para que hubiera un poquito para cada uno y no hubiera que fajarse para alcanzarlo”, apunta.
Datos oficiales plantean que en la isla existen unas 13 000 bodegas y 19 productos normados. Asimismo, mensualmente se distribuyen más de 125 000 toneladas de productos.
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