¿Qué tienen en común la heroica faena del balista Joe Kovacs, el récord del mundo de Dalilah Muhammad y los autoritarios triunfos de los sprinters Christian Coleman y Noah Lyles? Usted lo sabe: en cada uno de esos casos se trata de hazañas Made in USA.
Los atletas norteamericanos acaban de robarse el show del (muy posiblemente) mejor Campeonato Mundial de la historia con 14 medallas de oro, 11 subtítulos y 4 terceros lugares, una cosecha que prácticamente triplicó en preseas doradas y totales las de Kenya, ocupante de la segunda plaza por naciones. Simplemente brutal.
Así, los estadounidenses igualaron su mejor performance en materia de primeros puestos (antes habían alcanzado la misma cifra en Helsinki 2005 y Osaka 2007) y su segundo mayor acumulado de premios de todos los colores (después de los 30 de Londres 2017).
A lo anterior, agréguese que la delegación de las barras y estrellas consiguió 310 puntos, un suceso inédito en las citas planetarias. Antes, el tope más alto era de 282 y databa de Moscú 2013.
Lo que sigue es el resumen estadístico de tan sensacional actuación, en tablas elaboradas por el inmejorable José Antonio Pérez Hernández.
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