Vídeos relacionados:
A pesar de los excesos escenográficos, y de cierta pomposidad innecesaria, de dudoso gusto, el Guzmán ha cerrado un ciclo con saldo positivo para el equipo que dirige Manolito Ortega. Han transcurrido más de dos meses durante los cuales el concurso de música cubana sacó al televidente cubano de la monotonía habitual, mientras que restituyó a su modo el poder de la canción cubana gracias, sobre todo, al buen trabajo de un equipo muy numeroso y al desempeño del maestro Carlos Gaytán al frente de La Banda Gigante.
La Gran Final de este domingo entregó solo cuatro premios, pues el jurado decidió unificar interpretación y composición. Los cuatro galardones se repartieron entre seis canciones finalistas, de modo que casi todos alcanzaron algún galardón, y solo quedaron fuera de todo reconocimiento los dos intérpretes que este cronista juzgaba merecedores por lo menos de alguna mención por su profesionalidad y potencialidades: Abel Geronés (intérprete de Giselle) y Omar Ross (Lo que tú me faltas).
Lo más leído hoy:
Esta vez hubo nuevamente, como tantas veces ocurrió en los Guzmanes anteriores, y bien lo recuerda Beatriz Márquez, preferencia dividida entre el público y los jurados. Los televidentes favorecieron, con una cantidad impresionante de votos (a los cuales se suma este cronista, solo que me hubiera gustado que ganaran también el Gran Premio) al Dúo Saudade con Pretexto.
El Gran Premio de la decimoquinta edición del Concurso Adolfo Guzmán correspondió a Será, compuesta por Roly Rivero e interpretada por Annys Batista.
El segundo premio fue para Haciendo fe, del Dúo Iris, y el tercero para Tentaciones.
Se trata de tres buenas canciones con sus respectivas interpretaciones adecuadas, pero las preferencias se decantaron por Pretexto y el Dúo Saudade gracias, entre otras razones, a que establecieron una comunicación súbita, y bastante fuerte, con quienes la escucharon. Y según se escuchó decir varias veces, se trata de buscar una canción que el público haga suya, aunque siempre sea imprescindible la opinión de un jurado especializado.
El hecho de diferir de la decisión del jurado jamás implica la desautorización ni el irrespeto, puesto que a nadie cuerdo se le ocurre poner en duda sus conocimientos y capacidad de selección. Simplemente, como espectador, junto con setecientos mil y tantos votantes, uno tiene derecho a preferir otra canción y a expresarlo.
Por otra parte, lo más importante es que la Gran Final resultó show televisivo de primerísima calidad, sobre todo en cuanto al repaso de temas ganadores en los Guzmanes anteriores. Difícil elegir la actuación más contundente y extraordinaria, como si se estuvieran verificando una competencia paralela que, ahora sí, implicara a algunos de los mejores intérpretes con que cuenta Cuba en este momento.
El espectacular desfile de pequeñas galas, remembranzas de las muchas buenas canciones que nos dejó el Guzmán, sostuvo un tono mayor establecido desde el comienzo con la siempre exacta Vania Borges (¿Qué hago con la canción?) y un impresionante Mayito Rivera, que recreó dos canciones de Ariel Alfonso.
Con el set caracterizado e iluminado de acuerdo con el sentido de cada canción o el estilo del intérprete, continuó el desfile de estrellas con Ivette Cepeda, quien volvió a materializar del milagro de versionar acertadamente a Pablo Milanés en la canción de Tony Pinelli Tú eres la música que tengo que cantar. Ella le cedió el espacio a Gerardo Alfonso y Para Bárbara, que nos permitió añorar la época cuando figuras del tamaño de Silvio Rodríguez o Santiago Feliú se implicaban en este concurso.
Delicada y envolvente resultó la interpretación de Diana Fuentes, en Decirte cosas de amor, y el desfile de estrellas invitadas al concurso cerró con la sorpresiva presencia de Xiomara Laugart (desaparecida durante años de la televisión) para recrear, con el aplomo y gravedad de una voz curtida por los años, sus éxitos de anteriores concursos: Tonada de amor y Canción de un viejo trovador. Un cierre de lujo para un buen programa.
Finalmente, celebrar la idea de que los seis temas finalistas puedan contar con un video musical producido por la televisión cubana, dirigido por algunos de los mejores realizadores de esa modalidad: Yeandro Tamayo, Joseph Ross, José Rojas, Asiel Babastro y Charles Cabrera. De modo que los seis volverán a competir indirectamente, a través de sus videos, pero dentro de otro concurso, el de los premios Lucas.
Archivado en:
Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.