La llegada de turistas a Cuba sigue en picada, con una caída del 6 por ciento con relación al pasado año, y ya comenzaron a sentirse los efectos de las medidas de Washington al registrarse un descenso de los viajes de estadounidenses a la isla.
La crisis en la afluencia de viajeros registró su peor momento al término de septiembre, con la casi totalidad de mercados emisores por debajo de los índices alcanzados en primeros nueve meses de 2018, según el más reciente reporte de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Solo los viajes de comunidad cubana en el exterior, con 470,290 viajeros, y el turismo ruso (104.300) experimentaron crecimientos sostenidos en la etapa de enero a septiembre de 2019. De la cifra de cubanos visitantes, los residentes en Estados Unidos representan tradicionalmente un 85 por ciento, lo que sitúa la cifra en unos 399 mil hasta el tercer trimestre.
Sin embargo, por primera vez desde 2017 las visitas de estadounidenses a Cuba decrecieron, en lo que parece iniciar un declive derivado de las restricciones impuestas por la administración de Donald Trump para reforzar el embargo. El número de estadounidenses autorizados a viajar en las 12 categorías del Departamento del Tesoro se redujo a 436,453, un 5 % menos que por estas fechas el pasado año.
La disminución de viajeros estadounidenses puede entenderse como un indicador de la prohibición de las excursiones de compañías de cruceros y embarcaciones de recreo a la isla, decretada el pasado junio. De acuerdo con el Ministerio de Turismo de Cuba (MINTUR), el 55 % de los norteamericanos arriban al país en cruceros.
La situación respecto a las visitas provenientes de Estados Unidos podría agravarse tras el anuncio de la suspensión, a partir del 10 de diciembre de los vuelos regulares de aerolíneas comerciales a Cuba. La medida dispuesta por la Casa Blanca limita los vuelos exclusivamente al aeropuerto internacional "José Martí" de La Habana y pasa a manos de las compañías charteadoras el negocio de los viajes a otros destinos en la isla.
"Las nuevas restricciones de la Casa Blanca que prohiben los vuelos a las provincias en Cuba se convertirán en la noria de los cubanos que viajan a ver sus familiares y a las 'mulas' que surten a los emprendedores de la isla, pues todo se traducirá en un aumento de precios y, por supuesto, en más dificultades para viajar", dijo el abogado Sergio Comas, analista de asuntos cubanos.
Un total de seis compañías de vuelos fletados tenían hasta el momento el 32 por ciento del mercado de viajes a Cuba, con un promedio de 69 vuelos semanales, de acuerdo con cifras de la firma The Havana Consulting Group.
El experto consideró que las aerolíneas que conectan a Mexico y Cuba pudieran funcionar como un escape si la admnistracion Trump deniega licencias a los charters que asumirán el vacío de los contratos de los vuelos regulares.
"También el gobierno cubano pudiera contratar charters que cubran sus vuelos nacionales y encadenar La Habana con el resto de las provincias afectadas por la medida", dijo Comas, que valoró como poco aconsejable que se intente paliar el problema con asignaciones de ómnibus adicionales, debido a la cantidad de accidentes que ocurren con demasiada frecuencia en las carreteras de la isla.
El comportamiento del mercado estadounidense será clave en los propósitos del gobierno cubano de alcanzar la meta de 4.3 millones de visitantes al finalizar 2019, luego de reajustar el pronóstico de 5.1 millones que se trazó a comienzos de año.
De hecho, los pasajeros desde Estados Unidos han desbancado ya la supremacía tradicional del mercado canadiense hacia Cuba. Los viajeros estadounidenses, cubanos y cubanoamericanos suman 906,743 hasta septiembre, superando a los 858 770 turistas canadienses.
Pero no solo es ostensible la caída del turismo canadiense. El verdadero golpe para la economía cubana proviene del derrumbe de los visitantes europeos, con récord de disminución de un 25 % en los viajeros de Italia e Inglaterra, y reducciones significativas desde Alemania (14 %), Francia (13.5 %) y España (13.3 %).
Los resultados de septiembre no pueden ser más alarmantes para las autoridades cubanas, con el desplome de un 28.8 % con relación al año precedente, es decir, 213,151 viajeros menos. El diario oficial Granma recordó este martes la importancia del sector en un artículo que parecía aludir a la urgencia de recuperación bajo el título de "El turismo: una importante fuente de riquezas", pero remontándose a un discurso de Fidel Castro ante la Convención de la American Society of Travel Agents (ASTA) en el entonces Teatro Blanquita, en La Habana, en 1959.
El repunte pudiera marcarlo la temporada alta de invierno, pero es poco probable que el país reciba un millón de visitantes internacionales durante el último trimestre de 2019 y logre acercarse a los 4.7 millones que arribaron el pasado año a la isla.
Sin embargo, las preocupaciones del gobierno cubano no solo son en materia de número de visitantes, sino de ingresos en divisas. Aunque hasta el primer semestre las estadísticas indicaron una estabilidad en cantidad de viajeros, la recaudación en moneda convertible había disminuido un 0.2 % y la tasa de ocupación un 7 %.
El pasado año, los ingresos por concepto de turismo internacional se redujeron en $282 millones de dólares con relación a 2007, cuando se reportaron ganancias de $3,185 millones.
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