Si usted ya inició el amargo proceso de emigrar a Estados Unidos desde Cuba, y se encuentra en territorio mexicano a punto de iniciar su caso frente a las autoridades estadounidenses, debe leer estos diez aspectos que hemos resumido de la manera más didáctica posible.
Esta no es una guía de escape, ni un incentivo a la inmigración, ni un mapa para mentir. La política establecida por Estados Unidos para la entrada de inmigrantes cubanos a su territorio es la vía legal y ordenada, y debe ser asumida como el modo que nuestros compatriotas deben utilizar en sus anhelos de reunificación familiar y búsqueda de una vida mejor.
Pero la situación cubana ha impulsado a miles de cubanos a buscar desesperadamente una salida apelando a operaciones irregulares y peligrosas para llegar a su objetivo final, lo que implica un engorroso proceso ante las autoridades migratorias de Estados Unidos.
Partiendo de que usted dirá toda la verdad (es altamente desaconsejable mentirles a las autoridades migratorias de este país), con este decálogo CiberCuba pretende guiarlo por el difícil camino de la obtención de asilo, precisándole qué aspectos debe cuidar, cuáles debe desechar, y qué debe tener siempre en mente cuando esté a punto de pedir que le dejen entrar a esta gran nación.
1. Espere su turno, no se salte la cola
Perder la paciencia es poco recomendable en la vida en general, pero en materia de inmigración puede ser irreversible. Para que usted sea considerado un arriving alien, o sea, un individuo que llega y se acoge al funcionamiento de la ley, usted no puede cruzar ilegalmente la frontera.
Es sabido que una espera de meses en México, aguardando su turno en un listado para presentar su caso en la frontera estadounidense, puede ser angustioso. Pero habrá perdido más de la mitad de su caso si opta por saltarse las reglas. Ni coyotes, ni cruces a nado. Espere su turno, ahí comenzará mejor su proceso.
2. Decir que tiene miedo en la entrevista de miedo creíble
Puede parecer obvio, pero es la razón por la cual muchos cubanos no pasan la entrevista del miedo creíble.
Se supone que usted tiene todo el miedo del mundo a regresar a Cuba. Si el oficial de inmigración pregunta si usted tiene miedo, es obligatorio decir que sí. No sirve de nada decir cosas como “Bueno, no exactamente miedo, pero sí me preocupa que…” Ahí, usted entra en una espiral de contradicción. Usted puede tener temor al regreso por represalias políticas o dificultades para encontrar una vía de sustento de su familia tras vender su casa; temor por persecución o vigilancia del gobierno ante su comportamiento; temor por sus cereencias o actividades religiosas; temor al acoso de grupos o personas por razones de género u orientación sexual.
Todo eso cuenta en la categoría de miedo creíble que usted puede declarar en el primer contacto con las autoridades fronterizas.
Solo quien tiene un miedo creíble de regresar a su país y puede documentarlo es merecedor de asilo. Piense bien si tiene miedo o no antes de presentarse a esa primera entrevista, o de lo contrario busque otra opción migratoria que apele al refugio político. Y si teme por su vida, por las consecuencias que va a enfrentar, tiene que decirlo categóricamente. Los titubeos son fatales.
3. Aprobar la entrevista de miedo creíble no garantiza nada
Es el principal error en que incurren muchos solicitantes o sus familiares: “No me pueden deportar, ya aprobé el creíble”. Constantemente salen aviones desde Miami rumbo a La Habana, llevando a bordo deportados con entrevistas de miedo creíble aprobadas.
Dado que usted no debe demostrar nada en esa entrevista, el listón de exigencia es muy bajo. Casi todos los aplicantes la aprueban. Solo con explicar coherentemente por qué tiene miedo de regresar a su país le alcanza. El oficial que le entreviste no le pedirá pruebas de lo que usted dice. No es el momento de las pruebas. Ese, llegará más adelante.
4. Pruebas, pruebas, pruebas
Es la palabra que debe grabar en su consciente e inconsciente. Porque el oficial de inmigración no se las pedirá, pero luego el juez de inmigración sí. Y la fiscalía, que intentará lograr que el asilo no te sea otorgado, exigirá pruebas que documenten sus denuncias o alegatos de que ha sido víctima del sistema.
De muy poco le servirá una narración impactante de la golpiza que le dio la policía en una marcha opositora si su cuerpo no exhibe ninguna marca y si no tiene un solo documento médico que así lo haga constar.
5. ¿Por qué te fuiste de Cuba?
Argumentar por qué usted solicita acogerse a la ley de asilo implica entender para quiénes está redactada esta ley. Y es muy simple: para aquellos cuya vida y bienestar corren peligro real. Verificable.
Vivir bajo una dictadura no es un argumento válido para solicitar asilo. Si así fuera, los 12 millones de cubanos, o los 25 millones de norcoreanos, por ejemplo, serían beneficiarios de asilo. Usted debe demostrar que esa dictadura pone en peligro su vida o la intergridad de su familia de forma directa.
No alcanza, por ejemplo, con decir que usted siempre estuvo en contra de esa dictadura. O que usted tuvo un activismo fuerte contra la dictadura. El asilo no es un premio por ser valiente, es un recurso de protección para amparar a aquellos cuyas vidas corren peligro. No lo olvide a la hora de elegir sus argumentos y sus pruebas.
Y por supuesto, tampoco sirve decir que usted se fue “para mejorar”, o porque “no podía salir adelante, encontrar un buen trabajo, prosperar”. Si solo puede explicar eso, tiene 99.99 papeletas sobre 100 de que su caso sea denegado.
6. Solo te sirve el Parole
Si usted ha sido detenido y está a la espera de juicio, es muy probable que su máxima aspiración sea salir como sea del centro de detención. Pero cuidado: para legalizar su status bajo la Ley de Ajuste Cubano, solo le sirve salir en libertad bajo parole. Una fianza sin parole no sirve de nada para estos efectos.
La Ley de Ajuste Cubano exige que usted pueda probar una entrada legal al país. Esa entrada legal es únicamente un parole que se otorga al arriving alien, o sea, al individuo que toca a la puerta al país y pide entrar. No al que la derriba a golpes o entra de noche por la ventana.
En consecuencia, que esté en libertad sin un parole le anula para la Ley de Ajuste Cubano: si no puede probar que entró legalmente al país, no puede aplicar.
7. Causas por Peligrosidad Predelictiva son sólidas
Cuba tiene una de las leyes más inaceptables para el mundo democrático. La “Peligrosidad Predelictiva” no es considerada en Estados Unidos una figura criminal, y quienes han sido procesados por esta ley suelen tener una buena carta en la mano a la hora de defender sus solicitudes de asilo.
Eso sí: como en todos los casos, no alcanzará con decir que usted fue encarcelado simplemente por no querer trabajarle al Estado cubano. Necesitará probarlo. Todo el que ha enfrentado un proceso legal en su contra tiene documentación que lo pruebe: actas de sentencia, recomendaciones del fiscal, etc. Esos son sus documentos de vida o muerte.
8. Y tradúzcalos
Usted está solicitando asilo en un país de habla inglesa. Todos los circuitos legales y oficiales emplean el inglés. Sus documentos necesitarán estar traducidos al inglés, todos sin excepción, o serán devueltos o desestimados.
Recuerde que es usted quien está pidiendo algo, es usted quien debe facilitar el entendimiento. Ningún juez, aunque sepa hablar español a la perfección, aceptará leer nada que no le llegue en idioma inglés.
9. Cuidado con el exceso de evidencia
Como todo en la vida, una corte de justicia se rige por el sentido común. Los jueces no son autómatas. Por el contrario, están bien entrenados para aplicar el sentido común a los casos que juzgan. Si usted aspira a que su caso sea creíble y ganarse el favor de un juez que determinará si recibe el asilo o no, tenga la documentación necesaria. El exceso puede despertar suspicacias.
“Automáticamente piensan que has fabricado el caso”, nos confirma el abogado Santiago Alpízar. “Salvo casos muy específicos, ningún perseguido tiene actas que certifiquen veinte detenciones policiales una por una. Cuando alguien presenta tantos documentos, y no es una figura de la disidencia muy conocida, hasta la propia defensa sospecha”.
Y cuando un juez sospecha, mala cosa. Documentos, los sólidos y necesarios.
10. No asumas que alguien sabe siquiera dónde queda Cuba
Por último, elimine automáticamente de su cerebro y de su léxico la frase: “Ustedes saben que en Cuba…” Es un error estratégico y en muchos casos un error al presentar sus propios argumentos.
Tiene que dar por sentado que el juez va a escuchar por primera vez la palabra “Cuba” por usted. Asuma que ese juez no sabe absolutamente nada de cómo pasan las cosas allá en la isla. Eso le ayudará a entender el proceso de documentación, y le hará explicarse mejor.
Elija de tres a cinco artículos periodísticos recientes o informes de organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional (otra vez: en inglés, o presente original y copia traducida al inglés) que den cuenta de cómo se encuentra la situación política, humanitaria y de derechos humanos en Cuba. Olvide la crisis económica: la represión es lo que le interesa demostrar. Y desde luego, demostrar que esa represión le ha afectado a usted.
(Epílogo necesario)
Este decálogo puede serle muy útil en caso de que, como hemos dicho, ya haya dado usted el salto a la emigración y se encuentre ahora mismo a medio camino o en la frontera.
Pero si no es el caso, si usted lo lee aún desde Cuba, solo hay un único punto importante: No salga rumbo a la frontera. Los porcientos de éxito son aplastantemente bajos y usted está violando las leyes de Estados Unidos al intentar una entrada irregular. Los abogados de inmigración precisan que más del 90 porciento de las solicitudes de asilo están siendo negadas, para emigrantes en general, no solo cubanos. Ponga en una balanza todo lo que puede perder (dinero, tiempo, o peor aún, la vida) y entienda que las probabilidades de lograr el objetivo son tan bajas en estos momentos, que lo más sensato es esperar por un opción legal y segura.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: