El amotinamiento este viernes de efectivos de la Policía en Cochabamba fue el inicio del estallido de motines policiales en siete regiones de Bolivia en contra del Gobierno del presidente Evo Morales, lo que eleva la tensión política que vive el país suramericano desde hace casi 20 días con las protestas que denuncian un presunto fraude en los recientes comicios generales que favorecería la reelección del mandatario.
Una sargento de la Policía Boliviana, Cecilia Calani, dijo a medios de prensa en Sucre que el motín tiene por objetivo defender la "ética como institución, a nosotros no pueden comprarnos, nuestra unidad no tiene precio", y pidió a las Fuerzas Armadas Bolivianas que no repriman las protestas.
"Esta es una protesta contra el comandante, pero también es en repudio al Gobierno. Es un motín de toda la policía del departamento porque el Gobierno no nos hace caso hace catorce años", dijo con el rostro cubierto un representante de los policías amotinados en Cochabamba, según informó Sputnik.
En esa ciudad se desató el primer motín este viernes, al que se sumaron uniformados de Sucre, Oruro y Santa Cruz, donde se concentraron unas 3000 personas en las afueras del cuartel policial.
Por su parte, el Gobierno admitió la existencia de un motín de la Policía, pero descartó la intervención de las Fuerzas Armadas (FFAA), según se conoció tras la conclusión de una reunión entre Morales y algunos de sus más próximos colaboradores.
Bolivia atraviesa una profunda crisis política y social desde las elecciones generales del 20 de octubre, cuando se desataron protestas, enfrentamientos y un paro cívico general en contra del cuarto mandato de Evo Morales, quien lleva casi catorce años en el poder.
Morales ha llamado en varias ocasiones a sus partidarios a defender el triunfo que le dio el órgano electoral en los comicios y califica de intento de golpe de Estado las denuncias de fraude desde la oposición y movimientos cívicos de todo el país.
Los opositores al presidente exigen su renuncia, que se anulen las elecciones y se convoque a un nuevo sufragio.
Un total de tres personas muertas y 383 heridas, según la Defensoría del Pueblo de Bolivia, es el saldo de los enfrentamientos entre seguidores y oponentes del mandatario en los disturbios de los últimos 17 días.
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