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El final de la Guerra Necesaria es un período de la Historia de Cuba sumamente complejo. Algunos historiadores lo llaman erróneamente la “guerra hispano- estadounidense” y excluyen a los mambises que se mantenían luchando por la independencia de Cuba.
España y Estados Unidos tuvieron pocas contiendas en territorio cubano. La mayor batalla entre las dos potencias se libró en Santiago de Cuba, el 3 de julio de 1898.
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El final de la Guerra del ‘95
En el año 1898 el desgaste del Imperio español en Cuba era considerable. Las fuerzas mambisas también estaban debilitadas, habían perdido a dos de sus principales líderes, Martí en 1895 y Maceo en 1896.
El 15 de febrero de 1898 estalló, en la Bahía de La Habana, el buque Maine. Las causas aún son objeto de debate, pero más allá de si fueron o no accidentales, el hecho le vino como anillo al dedo a Estados Unidos para tomar partido en la guerra de Cuba.
La flota del almirante Cervera
España tuvo una primera derrota frente a Estados Unidos en Filipinas y tras esta experiencia decidió fortalecer su armada en Cuba. Enviaron una flota al mando del almirante Pascual Cervera el 29 de abril de 1898.
La flota española atracó en Santiago de Cuba, evitando un enfrentamiento en mar abierto con la poderosa Armada de Estados Unidos que había enviado dos flotas a Cuba, muy superiores militarmente a la española.
Una sucesión de decisiones fallidas
El almirante Cervera consideraba que sus barcos no eran operativos para enfrentar a la Armada de Estados Unidos. Además, tenían víveres solo para un mes y no contaban con fuentes de suministro de carbón para los buques.
Según él, la opción más segura era que la flota se mantuviera unida y en la bahía de Santiago. Allí resistirían y aprovecharían la protección natural, pues la entrada estrecha impedía el paso de la Armada de Estados Unidos.
La situación en tierra era compleja, Santiago estaba a punto de ser tomado por el Ejército Libertador con apoyo de los norteamericanos. Para completar la tensión, la entrada a la bahía fue bloqueada por la Armada de Estados Unidos.
Los oficiales subalternos de Cervera le ofrecieron varias opciones de escape, pero él rechazó todos los planes. Mientras, apoyaba al Ejército Español en tierra que combatía por mantener el control de la ciudad.
La orden de salir de Santiago era la orden de salir a morir
El 2 de julio ante la inminente ocupación de Santiago de Cuba, Ramón Blanco, el Capitán General de la Isla, ordenó que la flota de la Armada Española bajo el mando del almirante Cervera abandonara la bahía para que no cayera en manos de Estados Unidos.
Cervera estaba convencido de que se le había pedido algo imposible desde que abandonó su tierra en esta misión. Cargaba en su conciencia con la responsabilidad por la vida de más de 2 mil soldados. Sin embargo, cumplió las órdenes recibidas.
La estrategia de Cervera que salvó a 1890 hombres
Comenzó a navegar rumbo a sus adversarios a las 9 de la mañana del día 3 de julio de 1898. Tripulaba el buque insignia, el Infanta María Teresa. Tras él, la flota fue saliendo a través del estrecho canal de la bahía santiaguera, de uno en uno y en orden decreciente según el tamaño y potencia de fuego.
Navegaron a plena luz del sol y pegados a la costa. Algunos marineros expertos aseguran que esta estrategia le permitió sobrevivir a miles de soldados que, tras luchar contra la fuerte armada estadounidense, lograron hacer carenar los viejos buques españoles desechos por el fuego enemigo y nadar hasta sobrevivir.
Resultados de la batalla naval de Santiago de Cuba
Los informes de bajas en esta contienda señalan solo 1 marinero estadounidense muerto y 2 heridos. En cambio, supuso la defunción de 343 españoles, 151 heridos y 1890 prisioneros de guerra, entre ellos el almirante Cervera.
El ejército estadounidense se declaró victorioso de esa batalla y terminó su ocupación de Santiago de Cuba. La primera acción que tomaron en tierra firme fue prohibir el paso a la ciudad del Ejército Mambí y su Mayor General Calixto García.
Las palabras del Mayor General del Ejército Libertador al General Shafter
Este hecho vergonzoso fue inmortalizado con sentidas palabras en una carta escrita por el Mayor General del Ejército Libertador, dirigida a William Rufus Shafter, general estadounidense a cargo de la operación militar. En ella Calixto García le dice:
“Circula el rumor que, por lo absurdo, no es digno de crédito, general, de que la orden de impedir a mi Ejército la entrada en Santiago de Cuba ha obedecido al temor de venganza y represalias contra los españoles.
Permítame Ud. que proteste contra la más ligera sombra de semejante pensamiento, porque no somos un pueblo salvaje que desconoce los principios de la guerra civilizada; formamos un ejército pobre y harapiento, tan pobre y harapiento como lo fue el ejército de vuestros antepasados en su guerra noble por la independencia de los Estados Unidos de América; pero, a semejanza de los héroes de Saratoga y de Yorktown, respetamos demasiado nuestra causa para mancharla con la barbarie y la cobardía”.
Cierra así uno de los últimos capítulos de la Guerra Necesaria, organizada por José Martí y desarrollada por los grandes generales del Ejército Libertador de Cuba.
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