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En el sistema inexpugnable diseñado por los españoles para proteger a La Habana en el siglo XVIII, existen dos fortalezas que son desconocidas por la población cubana, el Castillo del Príncipe y el Castillo de Atarés.
Ambas mantuvieron su uso militar durante la República y los primeros 50 años de la Revolución. El Castillo del Príncipe, por ejemplo, continúa siendo un fragmento desconocido en el corazón de la capital.
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Sin embargo, el Castillo de Atarés en años recientes cambió de uso y fue sometido a un proceso de restauración respaldado por investigaciones históricas y arqueológicas. Ha sido abierto al público por primera vez, en el 500 aniversario de La Habana.
El segundo sistema defensivo de La Habana
La Habana tiene muchas fortificaciones que fueron transformadas en museos y pueden visitarse durante todo el año. El Castillo de Atarés acaba de incorporarse a este sistema de instituciones de la capital, con la característica de ser un museo de sitio.
Su nombre oficial es Castillo de Santo Domingo de Atarés. Fue construido entre 1763 y 1767 como parte del segundo sistema defensivo colonial de La Habana que se impulsó tras el periodo de dominio inglés sobre la ciudad.
Aunque se le llama castillo, en realidad es una batería o fortaleza porque no tiene baluarte. Su ingeniero proyectista fue Agustín Crame y el diseño fue del ingeniero militar Silvestre Abarca.
El Castillo de Atarés se ubica sobre una colina escarpada con una posición estratégica para la defensa de la entrada por mar a la ciudad de La Habana, algo similar a lo que ocurre con sus hermanos, el Castillo del Príncipe y San Carlos de la Cabaña.
Características originales de la fortaleza
El Castillo de Atarés tiene la forma de un hexágono irregular. No tiene baluartes, pero posee en sus vértices garitas de forma hexagonal. Está rodeado por un foso perimetral y se edificó con bloques de cantería.
Tiene una pequeña plaza de armas central, seis bóvedas a prueba de bombas de las de su época para la protección de los soldados, almacenes de víveres y pertrechos, armería y otros servicios.
Las plataformas para el emplazamiento de la artillería pesada, se encuentra en las azoteas, con un amplio alcance sobre la bahía y la ciudad.
Una fortaleza que mantuvo su función militar por casi tres siglos
El Castillo de Santo Domingo de Atarés fue una fortaleza militar pero nunca entró en combate. Sin embargo, fue bombardeado por fuerzas del Ejército y la Marina de Guerra de Cuba, en el año 1933, al ser ocupado por desafectos al gobierno de Ramón Grau San Martín.
Durante la República sus cuarteles pertenecían a la guardia presidencial. En el mandato de Gerardo Machado se hizo célebre este lugar por los asesinatos de opositores que se llevaron a cabo. Posteriormente mantuvo funciones como prisión y en la Revolución pasó a ser una unidad militar.
El puente levadizo del Castillo de Atarés
La restauración de la fortaleza estuvo a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad. Fue una obra compleja por las características estructurales que posee. Quedan cosas por perfeccionar como el sistema para izar el puente levadizo.
En 1901 cuando los norteamericanos intervinieron el castillo, construyeron un puente de hormigón y el levadizo tradicional dejó de funcionar. El actual proceso de restauración pretende retomar la “Maniobra de Derché”, es decir: volver a subir y bajar el tradicional puente de madera que aislaba a la fortaleza, en las noches, para su protección.
Esta maniobra lleva el nombre del francés que a mediados del siglo XIX creó los dispositivos de los puentes levadizos que se integraron desde 1860 en diferentes fortalezas cubanas.
En Atarés el trabajo de restauración del puente levadizo es sumamente complejo ya que estuvo inhabilitado por más de un siglo. Aún así, los restauradores construyeron un puente de madera como el original y lograron activar el viejo mecanismo.
La única fortaleza cubana que continúa subiendo su puente es Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua en la Ciudad de Cienfuegos.
Otros detalles sobre la restauración del Castillo de Atarés
La actual restauración está basada en la documentación histórica. Se rescataron las garitas destruidas en el bombardeo durante la sublevación militar de 1933. Los restauradores hicieron un fuerte trabajo de cantería y en la reconstrucción de la fachada del fondo de la plaza de armas.
Para la búsqueda de los planos originales fue necesario el trabajo conjunto con instituciones españolas como la Asociación de Amigos del Castillo de Montjuïc, en Barcelona, lo cual permitió regresar el Castillo de Atarés a su imagen original.
En salas de exposición permanente del museo estará la obra de Leonardo Da Vinci vinculada con los temas militares. Se trata de una colección de modelos a partir de los códices de Da Vinci. Fue donada a La Habana por el príncipe Modesto Vecchia, presidente de la Fundación Anthropos, en 2012.
El Castillo de Atarés desarrollará, como el resto de los museos cubanos, un trabajo comunitario sistemático para la socialización del patrimonio cultural. Ofrecerá servicios al público de martes a sábado en el horario de 9.30 a.m. a 4.30 a.m. Los domingos entre las 9.00 a.m. y la 1.00 p.m. Los lunes se dedicarán a las acciones de conservación de las colecciones.
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