Cubano habla de la escasez en agromercado de Santa Clara: Sobran las denuncias y falta comida

"No hay nada, ni caro ni barato. Sobran las denuncias y falta la comida", afirma una villacareña.

Santaclareños en un mercado de esa ciudad. © CiberCuba
Santaclareños en un mercado de esa ciudad. Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 5 años

La escasez de productos agrícolas se nota con particular rudeza en los puntos de venta de Santa Clara durante las últimas semanas. Lo mismo da llevar 20 que 200 pesos en el bolsillo, no se trata de precios, sino de una indiscutible ausencia de ofertas.

Si bien hace unas semanas atrás era posible encontrar alguna verdura, fruta o vianda de manera esporádica, hoy la mayoría de los puntos de venta particulares se encuentran cerrados o vacíos, no circulan los carretilleros, y aquellos que lo hacen, muestran tal desamparo que pareciera tratarse de trabajadores estatales.


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"Yo me alegré de que toparan los precios, porque honestamente no había quien le llegara a muchos productos. Pero apretaron tanto que ahora estamos peor, porque ni ají cachucha te encuentras. No hay nada, ni caro ni barato. Sobran las denuncias y falta la comida", afirma una villacareña.

No pocos entrevistados coinciden en que la razón primera para entender la actual escasez de alimentos habría que buscarla en las políticas restrictivas ejecutadas por el gobierno, las cuales desestimulan la comercialización de lo que hoy se produce en los campos, ya de por sí insuficiente.

Vehículo de un carretillero completamente vacío / Foto: CiberCuba

El 11 de agosto pasado el Consejo de Administración Provincial fijó topes a los precios de la mayoría de los productos agropecuarios, algo similar a lo ocurrido en cada territorio del país.

Desde entonces hasta ahora se han impuesto cientos de multas, ejecutado ventas forzosas, confiscado productos y retirado licencias a trabajador no estatales que incumplen lo dispuesto.

La cruzada se desató a partir de las orientaciones dadas por el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel para impedir a toda costa las tendencias alcistas que se venían manifestando en el país, y que podrían malograr el alcance del aumento salarial.

De inmediato se habilitaron números telefónicos en todos los municipios y hasta se crearon aplicaciones móviles para recibir las denuncias ciudadanas contra quienes violaran los precios topados, o incumplieran las normas y regulaciones dispuestas.

Alentados por el gobierno, y siempre necesitados de alimentos, los villaclareños generaron cientos de acusaciones por los canales establecidos, pero ello, en modo alguno generó la esperada mejoría, sino todo lo contrario: de golpe desaparecieron las pocas ofertas que existían.

Cubanos en un agromercado de Santa Clara / Foto: CiberCuba

"Para aumentar salarios no bastaba con imprimir billetes. Si tu aumentas el circulante en un país y la capacidad adquisitiva de la gente sin aumentarles las ofertas de consumo inevitablemente estás fomentando la inflación. No sirve de nada el voluntarismo económico para regular los precios, pues se trata de un proceso casi natural", argumenta un profesor de economía entrevistado por CiberCuba, quien prefiere el anonimato y ve en la política de "precios máximos" la causa directa del actual desabastecimiento.

"Se veía venir, los precios no se alteran por decretazos, al menos no sin que esas medidas tengan un impacto negativo en el desenvolvimiento económico natural. Los precios de los bienes y servicios inevitablemente subirán, aunque instaures medidas policiales, o te hagas de un ejército de inspectores", asegura.

Sin embargo, hasta en eso se ha fallado. En Villa Clara no se dispone ahora mismo del número suficiente de inspectores para hacer frente a cada una de las denuncias que se han originado por los canales establecidos por el gobierno.

Según cifras de la Dirección Integral de Supervisión, en la provincia se dispone de 247 inspectores, lo cual constituye el 69 % de la cantidad que se necesita para fiscalizar el total de trabajadores por cuenta propia que hoy tiene el territorio.

"Se necesitaría que cada uno de ellos revisara 18 casos diarios para atender todas las denuncias que estamos recibiendo", explicó a inicios de octubre una fuente cercana a esa instancia, que no obstante reconoció que "en los últimos días ya se formulan menos denuncias. La gente se está dando cuenta de que aquí denunciar es por gusto".

Hace una semana el Consejo de la Administración Provincial endureció sus restricciones y anunció un segundo tope de precios. Entre los productos topados destacan el tomate, a 8 pesos libra y la habichuela a 2 pesos el mazo.

Nuevos precios topados en Villa Clara / Fuente: Vanguardia.

"No es que no me gusten esos precios. Ojalá y todo se vendiera así de barato. Pero esos precios parecen puestos por alguien que se quedó en los 80, o que no se baja del carro. Porque pensar que en estos momentos un mazo de zanahorias pueda venderse a dos pesos es algo bastante absurdo", reconoce Nereida, una trabajadora villaclareña.

No solo han desaparecido los alimentos de las tarimas particulares, sino que ahora mismo la deficiente gestión estatal no es capaz de satisfacer la demanda. Con suerte, en las placitas y mercados estatales es posible encontrar plátanos de tercera categoría y calabaza alguna que otra vez, solo eso. Por regla las tarimas están vacías.

Mercado en Santa Clara con frutabomba y plátano / Foto: CiberCuba

Los domingos las cooperativas de diferentes municipios villaclareños concurren al Recinto Ferial los Pilongos, y ese es el momento en que los santaclareños aprovechan para hacer sus compras de la semana a precios asequibles. Sin embargo, durante las últimas semanas el principal mercado agropecuario de la ciudad también luce huérfano. Los domingos parecen lunes.

"No puedes tener un país con más prohibiciones que libertades. Y lamentablemente el gobierno ha apostado por hacerlo a la inversa, a veces uno tiene la impresión de que en Cuba son más las cosas que no se pueden hacer que aquellas que sí se pueden", reflexiona el profesor de economía.

Según explica el listado de actividades permitidas para ejercer el trabajo por cuenta propia es un vívido ejemplo del sinsentido que acompaña a la economía cubana.

"¿No sería más sensato que existiera un listado con aquellas excepciones de las actividades que no se pueden realizar? Un país donde es preciso autorizar a una señora para que pueda forrar botones es francamente una anomalía. Lo mismo pasa entonces con los precios, necesitas que la gente produzca, y luego la propia oferta se encargará de nivelar los precios", argumenta.

"Cuando le pones obstáculos al trabajo o la producción estás impidiendo no solamente la prosperidad y la generación de riquezas, sino que también estás coartando la capacidad creadora del hombre, lo desmovilizas porque no tiene incentivos", concluyó el entrevistado.

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