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En Guantánamo una planta desalinizadora y diez ómnibus tienen algo en común: Rusia. En ambos hay capital, tecnología y recursos que permiten reforzar la presencia del país euroasiático en la oriental provincia cubana, a la vez que supone una mejoría de la calidad de vida de sus habitantes.
La planta desalinizadora se inauguró con la presencia del embajador de la Federación Rusa en Cuba, Andrey A. Guskof, quien aseguró que su país está comprometido con el apoyo a Cuba, “desde el punto de vista político y económico", señalaron los medios de prensa locales.
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Con un costo de 384 mil 426 euros, donados por la UNICEF a través de capital ruso, la planta beneficiará a mil 749 guantanameros. Según se anunció debe procesar 17 metros cúbicos de agua salobre por hora a través del proceso de ósmosis inversa.
Mientras los diez ómnibus, de la marca PAZ, llegaron desde Artemisa, donde se encuentra la Empresa Productora de Ómnibus, que ensambla los vehículos de tecnología rusa. Cada uno tiene capacidad para 43 pasajeros, de ellos 25 sentados, y aún no prestan servicios porque se les realizan los trámites de documentación, inspección técnica, chapa, circulación y licencia operativa, aseguró el periódico oficialista Venceremos.
De estos diez vehículos, ocho se destinarán a la cabecera provincial y dos a Baracoa. Circularán como ruteros en los horarios pico de 7:00 a 11:00 am y de 4:00 a 8:00 pm y el precio del pasaje será de un peso, apuntaron los especialistas guantanameros.
La presencia de tecnología y capital proveniente de Rusia, al menos en Guantánamo, reafirma lo expresado por el primer ministro de ese país en su visita a Cuba, al asegurar que la isla caribeña es un importante socio comercial y estratégico para el Kremlin.
Otros proyectos, que desde el otro lado del mundo, se financian en Cuba son los relacionados con el sistema ferroviario y la producción y explotación petrolífera.
Para el primero la compañía de inversión rusa Sinara invertirá más de 200 millones de euros y así modernizar el ferrocarril en Cuba, mientras que las empresas Rosneft y Zarubezhneft trabajan en proyectos para mejorar la eficiencia de los “campos petroleros maduros” en Cuba, y estudian la posibilidad de desarrollar conjuntamente el llamado “Bloque 37” de la plataforma cubana.
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