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“Somos muy pocos los que estamos logrando pasar; la gente ya no aguanta más en los albergues en México, no hay ayuda, hay gente enferma, hay mucho dolor”, confesó un migrante cubano que logró cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
Marcos, quien prefirió ocultar su apellido, dijo a la agencia EFE que tuvo que esperar casi cuatro meses para cruzar en la frontera de Texas y otros dos en la de Arizona.
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“Por eso hay gente que se está tirando al río (Río Grande) para cruzar y otros que como yo cruzamos por el monte”, explicó el cubano después de conseguir sortear la línea divisoria cerca de Yuma.
También afirmó que entendía la desesperación de las personas que intentaban llegar a territorio estadounidense, al haberla experimentado él mismo en carne propia.
“Los albergues del lado mexicano están saturados, muchos temen ser víctimas del crimen organizado, duermen en las calles, bajo temperaturas congelantes”, señaló Katie Sharar, representante de la Iniciativa Kino para la Frontera.
Por su parte, Claudia Arévalo, abogada de inmigración, declaró que la situación actual demuestra el limbo jurídico en que se encuentran los migrantes, quienes esperan varios meses en territorio mexicano hasta que una corte los cite y procese su solicitud. En ocasiones, la prolongación de la espera ha sido el motivo de que varios cubanos decidan emprender negocios y trabajos en localidades del país.
En los centros de detenciones de ICE, el panorama no es más optimista. Allí, los cubanos incluso han atentado contra sus vidas frente a la inestabilidad resultante de las modificaciones migratorias establecidas por la administración Trump.
Un cubano presuntamente se suicidó en octubre pasado mientras pasaba los días en el Richwood Correctional Center, en Louisiana, a la espera de una regularización sobre su estatus migratorio. Roylán Hernández Díaz había sido enviado a una celda de castigo conocida como “el pozo”, después de iniciar una huelga de hambre en señal de protesta.
Según la citada agencia de noticias, como respuesta a las restricciones del programa “Permanecer en México”, los migrantes han adoptado una nueva modalidad para intentar ingresar a EE.UU. Principalmente en el cruce de Nogales (Arizona), algunos de los que viajan en vehículos se echan a correr justo antes del punto de inspección rumbo a las autoridades.
Así logran entregarse a los agentes fronterizos estadounidenses y pedirles asilo. Sin embargo, lo habitual de estos lances ha hecho que crezca la presencia de agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en el puesto de control, a la vez que se montan barricadas en diferentes vías de acceso.
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