Más de 200 patinadores, entre profesionales y amateurs, participaron en un circuito improvisado este sábado, que se desarrolló en los alrededores de la Ciudad Deportiva en La Habana, en otra de las celebraciones por el aniversario 500 de la capital cubana.
El primer maratón de patinaje cubano contó con la presencia de Sabatino Aracu y Laura Morandini, presidente y vicepresidenta, respectivamente, de la World Skate, quienes viajaron a la Isla para dialogar con las autoridades deportivas y potenciar, a partir de este entendimiento, la práctica de disciplinas afines en Cuba.
Aracu explicó a medios de la Isla que la competición de este fin de semana fue apenas un punto de partida de un objetivo superior: convertir a La Habana en una plaza fija para celebrar, cada año, el cierre de la Copa del Mundo.
De igual modo, es una oportunidad para los jóvenes cubanos que practican el skate, los cuales han comunicado en otras ocasiones la desatención con respecto a circuitos de competición y la frustración por la falta de locales que presenten las condiciones idóneas para realizar deportes de este tipo.
Según el periódico deportivo JIT, Agustín Abril, director de organización deportiva del INDER, dialogó con el titular de la World Skate, y anunció el rescate de la pista de patinaje de la Ciudad Deportiva, con perspectiva de ofrecer una demostración de la disciplina el próximo 27 de diciembre, en medio de un contexto internacional que ya aprueba al skateboarding como un deporte olímpico.
Oficialmente, la disciplina está incluida en el programa de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en las variantes street y park.
En el maratón de La Habana se compitió en las distancias de 10 y 42 kilómetros. En la primera, las categorías por edad fueron de 9-10 años, 11-12 y absoluta. En la segunda, 13-15, 16-29, 30-39, 40-49 y más de 50 años.
El pasado 21 de junio, un grupo de patinadores se reunió en las cercanías del Paseo del Prado en la capital cubana, una popular zona turística, con el fin de celebrar el día del skate. Sin embargo, la policía, que habitualmente hostiga a los jóvenes practicantes de esa disciplina, intentó disolver la aglomeración en el lugar.
Pero los patinadores se negaron a abandonar sus propósitos y afirmaron que se mantendrían ahí con tal de cumplirlos. Como no desistieron, finalmente los oficiales les permitieron realizar sus actividades.
Los jóvenes cubanos tampoco tienen un acceso fácil a los implementos que se requieren para practicar esta disciplina. En la Isla, no existen tiendas especializadas; por lo tanto, los amantes del patinaje allí dependen muchas veces del apoyo que les brindan personas desde otros países.
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