Desde finales de año, como ya es habitual y durante este primer mes del 2020 se propagan, como la verdolaga, las selecciones de “lo mejor del año”, visto en cine, televisión, o series.
Y las propuestas van desde las valoraciones de CNN, hasta las del criticucho más pedestre de las redes.
Así, se otorgan puestos y categorías, tratando de darle un espacio al arte, parecido al de las medallas en las competencias deportivas.
¡Me cago en todo eso!
Las leo todas, buscando información, acerca de obras que no haya visto aún. Para tratar de encontrarlas, verlas y llegar a tener mi propia opinión.
Lo que es decir mejor, mi visto bueno.
Pero, ante todo, siento, creo, pienso y reafirmo que NINGUNA OBRA DE ARTE ES SUPERIOR A OTRA.
¿Quién puede afirmar que un Picasso es mejor que un Basquiat, o un Cezzane, o un Van Gogh?
¿Kurosawa es preferible a Tarkovski?
¿Bach es más inestimable que Beethoven?
¿Teresita Fernández es menor que Juan Formell?
¿Portocarrero o Amelia Peláez?
Tuve un imprescindible maestro de Estética, llamado Orlando Suárez Tajonera, en el Instituto Superior de Arte (ISA), de quien aprendí a decir “esto me gustó más que aquello”, pero nunca “esa obra - o ese artista - es mejor que otra”
Pues para gustos, colores - aunque la frase se haya trastocado en estos días como, “para bustos, colores” - y lo que puede ser bueno para unos - por muy preparados, estudiosos, o especialistas que sean - no tiene por qué serlo para otros. Y mucho menos, para todos.
Crítica y público rara vez coinciden.
Todas y cada una de estas experiencias artísticas aportan algo diferente. Sobre todo, si uno no se resiste a ser influenciado.
Por eso me resisto a premios de festivales -como no sea el del público que asiste a intercambiar - o a Academias pletóricas de galardones. *
* Los norteamericanos se premian constantemente. La lista de laureles es inmensa: Oscar, Emmy, Tonny y por ahí un batallón más numeroso que la lista de todos los ciclones de la historia.
La mayor recompensa, para todo artista, es poder hacer realidad su obra y que esta se vea.
El resto, es alharaca, aspavientos, alardes, oropel vacuo, bulla selectiva.
Mucho ruido para pocas nueces.
No hago caso.
Paso, descubro y me doy el gustazo de aprender.
Más que juzgar, clasificar, honrar ciegamente, o menospreciar.
Que los “críticos” que “evaluan”, en lugar de adentrarse en el fenómeno artístico, descomponerlo y ofrecer una mirada interesante, también son, altamente, criticables.
Y, en la mayoría de los casos, solo vierten una evidente frustración y desapego existencial, que, por lo habitual, también, producen el efecto contrario.
Si a los “especialistas” no les gusta, es que debe ser buena, corramos a verla. *
* ¡Claro que hay sus excepciones y todavía queda gente seria!
Comencé, pues, el 2020, viendo una tanda de propuestas pendientes, sugestivas, o excitantes:
UN RUBIO. Es una sencilla película gay argentina, que entra por los sentidos para instalarse en el recuerdo agradecido. Una relación homosexual que no aflora ante el machismo latente e imperante. Los cinco minutos finales hacen crecer, aún más, este formidable largometraje y lo colocan en un escalón superior en el alto valor de su mensaje. Pocos filmes logran asentarse en los deseos y este es uno que, en su simplicidad, se graba indeleble en los recuerdos. Cine posible por lo factible de su nada cara producción. Cuando hay una buena idea los medios deben ponerse en función.
THE LAST BLACK MAN IN SAN FRANCISCO. Uno de los más bellos filmes del pasado año. Música y fotografía únicas, alucinantes. La historia de un hombre negro enamorado de una casa, de la que, por otro lado, no es nada difícil enamorarse. El sentido de pertenencia. Un canto de amor a San Francisco, a la amistad, a la perseverancia. Poesía cinematográfica. Uno de los filmes de los que no se habla mucho, pero que merece ser visto por toda alma sensible. Que no se le haya considerado para premios suena, más que racista, o discriminador, ignorar a una verdadera pieza de arte.
THE ADAMS FAMILY. Insuperable serie de televisión que ha sido versionada en cine y en un musical. Esta vez es un animado con todo el humor negro que los caracteriza. Divertida. Ocurrente. ¿Por qué el macabro personaje de Wednesday se me parece a Greta Thumberg? Se pasa muy divertido. Como siempre.
AFTER THE WEEDING o EL PASADO QUE NOS UNE. Michelle Williams y Julianne Moore en un drama para sacar pañuelos. Remake de una película danesa exitosa. Una vez más la inapreciable Moore, funge como productora, en lo que parece una práctica, ya habitual, de rehacer triunfos de otras cinematografías y versionárselas a ese tonto público americano que no ve películas de otras partes. Ya antes lo hizo con la chilena GLORIA, que interpretó como GLORIA BELL. En este caso se anota una linda historia. Recomendable.
MONOS. Poesía de la violencia. Diferente. Excepcional. Con planos inolvidables. Un grupo de jóvenes guerrilleros y su diario devenir en medio de parajes imponentes. Desde el primer momento atrapa y ya no deja de captar nuestra atención. Hasta que te deja deshecho. En menudos pedazos. Por dentro. Otra joya de la cinematografía colombiana reciente. Inmemorial. Dura. Intensa. Ojo: no es para todo público.
AERONAUTAS. Felicity Jones y Eddie Reymane en un filme sobre el vuelo que estableció el récord de la mayor altura alcanzada por un hombre y una mujer, sobre un globo aerostático. Con linda música y aún más bella fotografía, es una excelente propuesta para pasar una tarde de domingo. Refrescante y muy entretenida.
DON’T F** WITH CATS. HUNTING AN INTERNET KILLER. Está en Netflix. Una serie de solo tres capítulos, acerca de una interesante persecución policial, a través de las redes sociales. Una vez más el fenómeno de la suplantación de identidades y los desastres que acarrea. Parece un falso documental hasta que uno se percata que todo es realidad.
THE LIGHTHOUSE. Robert Pattison, ya nada vampiro, se crece frente al cada vez más enorme e interesante Wilhem Dafoe, en una atrayente y rara película que mezcla, con ingenio, atmosferas de terror con paisajes fabulosos junto a un faro. Blanco y negro que recuerda a Bergman. Magníficas actuaciones, encuadres insólitos.
PORTRAIT DE LA JEUNE FILLE EN FEU, o PORTRAIT OF A LADY ON FIRE. Una película francesa sobre la creación artística y el valor del arte en las relaciones humanas. Una pintora es encargada de realizar el cuadro de una joven en secreto. Y para ello, debe hacerse pasar por su dama de compañía. De inicio a fin nos parece estar viendo una pintura viva. Cada plano, cada luz, cada color. Una experiencia estética bastante rara de encontrar en estos tiempos. Una realizadora que cuenta los conflictos femeninos frente a las convenciones sociales. El romance de los sentidos. Si ver es recomendable para creer, mirar es imprescindible para amar. Altamente recomendable.
KOLLECTIVET o THE COMMUNE. Una tremenda película danesa, del 2016, con la misma actriz de REINA DE CORAZONES -ya recomendada anteriormente en otra crónica - Trine Dyrholm. Intensa. Grande. La historia de cómo un colectivo, opaca y termina negando una fuerte individualidad. Una pelea entre los deseos, la solidaridad y tolerancia. Cine diferente que hace reflexionar.
WHERE DO YOU GO, BERNARDETTE? Cate Blanchet en una cuerda de comedia dramática. Billy Crudup la acompaña, en la historia de una famosa arquitecta que busca su camino de expresión, luego de años de retiro profesional. Bonita, pero, no gran cosa. Ella estuvo nominada a los Globos de Oro y es la peor de sus apariciones. O al menos, la menos vistosa. Estimulante para quienes sientan que la musa se les ha escapado y la creación los abandona. Siempre hay un despertar, la posibilidad de renacer y de seguir avanzando.
FORD V FERRARI Matt Damon y Christian Bale, se baten en un filme sobre la histórica rivalidad entre Ferrari y Ford, en las competencias automovilísticas. No me gustan los autos, ni la velocidad, pero, para todo aquel que haya jugado con carritos, esta propuesta será una delicia. Con un ritmo apabullante, las dos horas y media se van volando. Intriga, tensión, persecuciones, buenas actuaciones y excelente reconstrucción de época. Ideal para pasar un buen rato. Atención con una joven actriz irlandesa, de rostro tan bello, como nombre tan difícil, Caitriona Balfe. Voz única, presencia, carácter. Protagonista de la, al parecer cautivadora, serie OUTLANDER - pendiente de ver cuando cierre, pues, he decidido no esclavizarme más con una proposición interminable, con la experiencia de GAME OF THRONES durante ocho años me fue suficiente - se destaca su desempeño. Habremos de seguirle.
LATE NIGHT. Es una deliciosa comedia, acerca de la verdadera importancia de la verdad entre los valores humanos. Emma Thompson despliega su más ácida flema inglesa, en el papel de la animadora de un show de televisión exitoso. Frente a ella, Mindy Kaling - quién también está a cargo del guion - en su mismo personaje, es decir, el de una joven escritora de televisión que se suma a su equipo de producción. Y un desempeño mucho más agradecido que el de la china Awkwafina, que ganó un Globo de Oro por hacer muecas. ¡Ni ella misma se cree lo que hace! En fin, esta es una propuesta entretenida, humana, divertida y emotiva.
KNIVES OUT, o CUCHILLOS POR LA ESPALDA. Otra comedia, esta vez, con Daniel Craig - a quien no logro ver más que como el agente 007 - secundado por un buen elenco -Jaime Lee Curtis, Michael Shannon, Tony Collete, Don Johnson, Christopher Plummer, Chris Evans, entre otros y en el que destaca la participación de la cubana Ana de Armas y literalmente, se roba la película. Lo cual le valió una nominación al Globo de Oro y se lo merecía. La película no es gran cosa, pero, se pasa el rato. Sobre todo - sin chovinismo de tipo alguno - cuando aparece ella. Un detective investiga la muerte de un patriarca.
THE INFORMER. Tensión y violencia. Un agente encubierto debe ingresar a la cárcel para terminar su tarea de espionaje. Joel Kinnaman, Rosamund Pike, Clive Owen, el rapero Common, devenido actor y - otra vez, robándose el show, Ana de Armas, linda, eficaz, sentida. Esa niña va para arriba como la espuma. Da orgullo ajeno. Sé que es muy buena gente. Una vez hablamos por teléfono. Yo había llamado a Luis Alberto García que me ayudó enormemente en el doblaje de VIVA CUBA. En ese momento, ellos estaban terminando MADRIGAL. Y Luisi, me la pasó un momento al habla. Dulce. Un encanto. Va a llegar mucho más lejos.
MARQUEE TV es la plataforma para disfrutar de ballet, danza, ópera y teatro. Ofrecen unos siete días gratis antes de solicitar una subscripción pagada. Para aprovechar este asueto, al máximo, me he becado, intentando ver todo lo posible que ofrece su tiempo de gratuidad. Ha sido un carnaval de performances. Cuando pueda pagarme el gusto, no dejaré de hacerlo. Es como insuflarme aliento vital.
De esa manera pude apreciar: *
* Di prioridad a la danza, como buen hijo de coreógrafa y porque ver bailar me hace vibrar. Los días que vienen me encargaré de las óperas.
A SWAN LAKE. Una versión del archiconocido clásico, coreografiado por el sueco Aleksander Ekman para el Ballet Nacional de Noruega. Espectacularidad potenciada al máximo. Coreográficamente no es nada del otro mundo, pero, sobre todo, el segundo acto, donde bailan chapoteando y desplazándose sobre agua, es un show, de todas maneras, visualmente agradecido, aunque ya eso se haya visto otras veces. La música de Chaikovski, de tan descompuesta, ni se escucha. Solo algunos tonos y motivos. NO es el Lago de los cisnes, es otro charco. Menos hondo en su búsqueda por el chiste constante, pero, igual, interesante. Los noruegos pueden darse estos lujos de propuestas que no dicen mucho, mas divierten y entretienen. Lo mismo pasa con las continuas versiones “modernas” de óperas en Europa. Sobre todo, en Alemania.
ALONSO KING LINE BALLET en San Francisco, con SCHEREZADE una coreografía de Alonzo King, con aún más valores danzarios en sus propuestas de combinaciones originales. Esta vez la música de Rimsky Korsakov domina la experimentación.
NOW Un espectáculo de danza teatro coreografiado por Carolyn Carlson. Me hizo acordarme mucho de los intentos de Caridad Martínez con su Ballet Teatro de la Habana y toda la pelea que tuvo que echarse por expandir los horizontes de la danza cubana, pero, siempre gana el aburrimiento, la medida, el impedimento y el rechazo a lo distinto. Voces, ruidos, proyecciones, elementos, transparencias, poses, gestos cortados y movimientos en función de algo diferente con lecturas más abiertas y sugerentes. Referente obligado en la danza contemporánea. Una fiesta para quienes, como yo, necesitamos ver bailar de tanto en tanto, para seguir viviendo. El tiempo se para antes y después de un beso.
BIT un osado espectáculo de la afamada coreógrafa farncesa, Maguy Marin. Intenso. Nunca había visto aprovechar los movimientos de gente templando en escena - nada pornográfico, empero sumamente artístico - y sacarle partido a ese catálogo de gestos tan habitual en los seres humanos y de ello va la experimentación en el estudio de la condición humana, la violencia, el sexo y la muerte.
Y, finalmente, tuve la dicha de ver, en pantalla grande, una de las películas más hermosas que he visto recientemente.
1917. En un aparente - declarado en entrevista reciente por el propio director - plano secuencia, el filme impresiona, sobre todo, por la enorme coreografía que entraña su realización. No es algo nuevo. Me recordó las proezas de la húngara Márta Mészáros. Pero, esta tan bien hecho que, los cortes apenas se notan y una vez aceptado el juego del único continuo movimiento de cámara, se entrega uno a la historia, de tal modo, que resulta, hondamente conmovido. Detrás de esa primera imagen de una campiña idílica se desata un vendaval impresionante de sentimientos y emociones. Una joya más de Sam Mendes. La película se crece, aún más por dentro del espectador, como alegato a los horrores de la guerra. De seguro, entrañó infinidad de ensayos antes de su filmación. Hay momentos que todavía no puedo explicarme cómo fueron realizados. Una epopeya a la amistad y al compromiso.
Y hasta aquí lo disfrutado.
Siento que soy más grande y que he crecido.
¡Quiero más!
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