Del 21 de enero al 2 de febrero, a las 5:00 p.m., los cubanos tienen ocasión de descubrir una obra de teatro dirigida por el Premio Nacional de Humor, prestigioso actor de teatro, cine y televisión, Osvaldo Doimeadiós: Oficio de Isla es coproducción del Consejo Nacional de las Artes Escénicas con el Centro Promotor del Humor con la colaboración de la oficina 500, Carnaval Habana, la Real Embajada de Noruega en Cuba y el Banco Sabadell.
Calificada como “teatro de verdad” por la reconocida actriz Corina Mestre, la obra Oficio de Isla, se estrenó en uno de los inmensos espacios de la otrora Aduana del puerto habanero, y hace unos días resultó laureada con el Premio Villanueva a lo mejor del teatro cubano en el año 2019.
Corina Mestre agregó, luego de ver el estreno de la obra: “Es un trabajo que se necesitaba muchísimo en la escena cubana, elaborado con humor inteligente, de la manera que hay que hacerlo, tocando los puntos álgidos, diciendo lo realmente imprescindible. El texto, los actores… ¡todo está bien! Sin dudas es un espectáculo para ponerlo muchas veces, con varios elencos, y que los jóvenes lo vean”.
La obra fue primero un guion cinematográfico de Arturo Sotto (Tengo una hija en Harvard) que el autor convirtió en obra teatral y le mostró a Doimeadiós con la esperanza de llevarla a escena en algún momento. Dos años después, comenzaron a trabajar y juntos lograron esta puesta.
Se trata de un homenaje al espíritu insular tantas veces cuestionado, a partir de las exaltaciones de profundos sentimientos patrióticos, y de la revisión de la historia nacional, sin perder nunca de vista la actualidad y mucho menos el humor cubanísimo, puro choteo.
El guión de Sotto está enriquecido con intervenciones performáticas de bailarines, música en vivo (a cargo de la Banda Municipal de Boyeros), además de incorporar escenas del teatro vernáculo. Se cuenta la historia de la familia Cancino, cuya rutina cambia cuando Margarita, la hija de José, es escogida dentro de los maestros que irán a Harvard como parte del intercambio académico-cultural a principios del siglo XX cubano.
Tampoco se puede decir que se trata de una comedia ni de un espectáculo musical ni un reciclaje del teatro vernáculo, porque aunque cuente con recursos de esos géneros, en la obra hay mucho también de tragedia, melodrama y romanticismo, también ligados a nuestro ser nacional.
Para el crítico Roberto Pérez León, “Oficio de Isla es una puesta en escena diferenciada y nada que ver con algunos de los montajes que he visto últimamente. Trozos de hallazgos históricos conforman un texto lingüístico sin vulgaridades ni errantes disquisiciones socio-ideológicas. Sí tiene, y en la medida requerida, el «comino de chiste criollo» con el que se dio cuenta Gabriela Mistral que sazonábamos nuestros avatares”.
Los experimentados Rebeca Rodríguez, Arturo Soto, Oscar Bringas, Guillermo Malberti, Osvaldo Doimeadiós y Eberto García Abreu comparten escena con jóvenes como Daliana B. González, Amaury Millán, Carlos A. Busto, Ray Cruz, Jonathan Navarro. Se resalta la colaboración del escritor Víctor Fowler.
Oficio de isla fue aclamada por la crítica y por el público. En la escena final todos cantan con los artistas En el claro de la luna, de Silvio Rodríguez, y juntos sueñan la felicidad tejida
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