El divorcio lleva una tendencia ascendente en Cuba, donde la arista más común de esta problemática es la cuestión económica, informa un reporte de la prensa oficialista.
De acuerdo con un artículo de diario provincial 5 de Septiembre, solo en la ciudad de Cienfuegos ocurren unos 600 divorcios al año, promovidos esencialmente por las mujeres, y abunda en las parejas con más años de casadas.
Algunas afectadas denuncian violencia física y psicológica, celos profesionales de sus parejas o que la vida en el hogar se simplifica a situaciones pragmáticas de la economía: “Solo hablábamos de comprar jabones, de la inversión en el plato fuerte, de meriendas, uniformes, zapatos escolares, mientras a último resquicio fueron a parar las necesidades amorosas, las del alma, las que de verdad unen espiritualmente a dos personas”, señaló una demandante.
La situación económica de Cuba, con una profunda escasez de alimentos, medicamentos, gasolina y otros productos básicos, no parece mejorar y, en cambio, influye cada día más en las relaciones familiares.
Esto, aunado a una cultura patriarcal que convierte a la mujer jefa de hogar en trabajadora y a la vez ama de casa, responsable de limpieza, lavado de ropa y garante de alimentación de familia, además de la responsabilidad sobre los hijos, agravan los conflictos en el hogar.
Pero la situación para la mujer, casi siempre a cargo de la custodia de los hijos tras la separación, no siempre es favorable después de la ruptura del pacto matrimonial.
Yaisery Brunet Romero, jefa de la Sala Civil del Tribunal Provincial Popular de Cienfuegos, considera que el Código de Familia quedó rezagado (en detrimento del responsable de la custodia de los hijos), y "no está a la par de renovaciones en la constitución y muchas legalidades también son obsoletas".
"Por ejemplo, afirma, la pensión a los hijos amparada por la ley es cuando más de cien pesos ($4 dólares al mes), mientras la vida ha avanzado en cuanto a salarios y precios", lo que pone en una posición ventajosa al que debe transferir dicha pensión, que en el caso cubano casi siempre es el padre.
Brunet Romero explicó al rotativo algunos detalles jurídicos del tema: “Existe el divorcio notarial de mutuo acuerdo y el judicial, nombrado ‘Por justa causa’, este último es el más recurrente entre los temas de Familia. Cursan en el Tribunal Municipal y llegan hasta acá, a la provincia los más complicados y las apelaciones”.
Ejemplifica que ya no se cuestiona sobre esa justa causa, "no hurgamos en intimidades, no importa el motivo, respetamos la decisión de cualquiera de los dos cónyuges, incluso aunque el otro no firme, se otorga sentencia por rebeldía".
Asimismo, entre los principales conflictos que surgen con la separación está la división de la comunidad matrimonial de bienes y el régimen de comunicación con los hijos, explicó por su parte la jueza Carla Yanela Mejías Arian, a cargo de la oficina Civil y Familia del Tribunal Municipal.
Reconoció que, aunque la infraestructura socioeconómica hostiga a las parejas actuales, se ha avanzado en la erradicación del prejuicio sobre la familia reconstituida, y en que esta no niegue los valores de la familia originaria que dio lugar a los hijos.
El pasado año, Cuba ocupó el tercer lugar en el listado de países del mundo con mayores tasas de divorcio, solo superado por Kazajstán y Rusia, según una investigación publicada por los sociólogos Cheng-Tong Lir Wang y Evan Schofer de la Universidad de California en la revista académica Social Forces.
En la Isla caribeña el índice de divorcio es de 11.03, por cada mil parejas. Rusia, por su parte, obtuvo el primer lugar mundial con un 19.01, seguido por Kazajstán, cuya tasa es de 11.49. Mientras que Sri Lanka y Perú obtuvieron los últimos puestos, con resultados entre 0.45 y 0.46, respectivamente.
El análisis demostró que entre los años 1970 y 2008, el número de divorcios se duplicó a escala global. Se pasó de 2,6 divorcios por cada 1.000 personas casadas, a 5,5.
Reveló ese estudio, igualmente, las conexiones entre entre el índice de separaciones y diversos factores de la sociedad de los países como: el nivel de desarrollo económico y educación, el promedio de mujeres en la fuerza laboral y las influencias religiosas.
Al parecer, una mayor proporción de personas se divorcian en países ricos - Cuba, vuelve crear disonancia-, donde existe un mayor porcentaje de mujeres trabajando y más personas matriculadas en instituciones de educación superior. Mientras que en las naciones donde existe un gran apego por las costumbres religiosas -católicos, musulmanes y judíos- los resultados son más bajos.
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