Así se vive en Santiago de Cuba para comprar jabón, pasta de diente y detergente

Hay quien marca dos, tres veces. Otros le cogen turnos hasta a los nonatos.

Cola para comprar productos de aseo en Santiago de Cuba © CiberCuba
Cola para comprar productos de aseo en Santiago de Cuba Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 4 años

Cada vez que esta inmensa cola se forma en la céntrica calle Enramadas, en Santiago de Cuba, resulta innecesario preguntar la razón: sacaron a la venta uno de los productos desaparecidos en la red de tiendas de la ciudad.

“Pero cuando sacan al mismo tiempo la pasta de diente, jabón y detergente líquido lo que se forma es tremenda matazón”, asegura escuetamente una ama de casa santiaguera, “imagina llevo dos horas aquí y esto está en el mismo lugar, y lo peor, es que si me muevo me quedo en eso”.


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Cuando se junta la escasez de uno de estos productos vitales de la canasta básica, o tres en este caso, con su salida a la venta de forma esporádica, y además cuando se concentran en un solo lugar, resulta una receta con nefastas consecuencias.

Cola para comprar productos de aseo en Santiago de Cuba / CiberCuba

“Uno se siente como criminal cuando para comprar jabón, o pasta de diente, o cualquier otra cosa, te colocan en la entrada de la tienda un policía, o dos, uno tiene que sentirse mal. Todavía me resulta más lógico ver oficiales en un banco, en una cadeca, pero ¿en una tienda para comprar jabón?, es deprimente vivir así”, opina un jubilado.

Y mientras pasan las horas los ánimos se caldean, la gente se desespera, el miedo a no “resolver” se apodera de las personas: esas son las tristes imágenes de la escasez, de la miseria en que viven los cubanos que ni tienen familiares de afuera que les ayuden, ni ocupan cargos o puestos con prebendas, o de quien desprovisto de una búsqueda extra, no tiene otra que sobrevivir a una cotidianidad que te aplasta.

“Ahora es el detergente, el jabón y la pasta de diente. Aún no hay puré de tomate ni espaguetis, y el pollo también está escaso. Tampoco hay condones. No hay una pila de medicinas en las farmacias. Antes nos afectó la escasez de desodorantes. Así se vive aquí, como una carrera de relevo entre colas, donde acaparar es un método de supervivencia, y donde siempre hay algo que va a desaparecer”, reclama una señora.

Hay quien marca dos, tres veces. Otros le cogen turnos hasta a los nonatos. Cuando el sol corona la cabeza de todos y la sombra escasea también, a esa hora llegan embarazadas casi salidas del hogar materno en una excursión.

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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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