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Aunque muchos quizá pensaron que el pinareño David Alejandro Castillo culminaría su carrera cuando eligió irse rumbo a la República Dominicana con 28 años, el que fuera hombre proa del “Tsunami” pinareño tenía otra idea en mente: no rendirse. Seguir dentro del incontrolable a veces, y también largo camino del béisbol hasta agotar todas las fuerzas se convirtió en una de sus máximas.
En Junio de 2019 reapareció en el subestimado béisbol europeo con el club Russtar Arena bateando .524 (11 hits en 21 turnos) en la Federations Cup, torneo celebrado en Rusia. Además, lideró el torneo en carreras anotadas (15), hits (11) y cuadrangulares (4) estos dos últimos departamentos empatado con su compatriota pinareño Yunior Valiente.
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“La idea de venir acá surgió a través de unos amigos. Me pusieron en contacto con los encargados aquí y así fue como llegamos a Moscú, Rusia. Este es mi segundo año acá”, dijo Castillo en entrevista a CiberCuba.
Luego de un mes, y en compañía de Yunior Valiente, Geidys Soler, Adrián Rodríguez y Rody Castelló, estuvo en Bulgaria, ciudad de Blagoevgrad y del 1ro al 6 de Julio participó en Campeonato Europeo. Lideró el torneo con .583 de average (14 hits en 24 turnos), hits (14), impulsadas (17), cuadrangulares (6) y bases recorridas (34), pese al triunfo de la selección de Israel.
La iniciativa de que varios peloteros cubanos marcharan al país ruso y potenciaran este “casi” desconocido juego vino desde la Federación de Béisbol de Rusia. Siete cubanos: Rody Castelló, Yunior Valiente, Geidy Soler, Adrián Rodríguez, Yuniesky García, Yan Alejandro Pérez y Castillo, han pasado hasta el momento por tierras rusas y han levantado el nivel de juego de la selección, algo que se espera incremente en el futuro elevando los resultados de Rusia en el béisbol.
Castillo, 32 años, es aún bastante joven como para pensar en el retiro. Uno de los peloteros más queridos dentro de la afición de los Vegueros y que lo entregó todo por el uniforme verde, ahora se encuentra en una latitud muy distante a la del “Capitán San Luis”, estadio que extraña todos los días de su vida y recuerda con nostalgia.
“Se extraña jugar donde dedicaste parte de tu vida y juventud, donde disfruté de grandes y hermosos momentos y formé parte de dos campeonatos”, agregó.
Desde su arribo a Series Nacionales se estableció como una de las piezas centrales para Pinar del Río. Bateó 103 hits (entre ellos 31 extrabases) en la Serie 50, robó siete bases y todavía es parte de la memoria afectuosa de la afición su cuadrangular en el 6to juego de la final ante Ciego de Ávila en el José Ramón Cepero frente al veloz Vladimir García.
Castillo lo mismo podía jugar en los jardines que en el cuadro. Fue uno de los peloteros más sacrificados dentro de una novena que en 2014 conseguiría otro título nacional en la Serie 53. Sin embargo, tras el percance de los refuerzos a la Serie del Caribe a la cual asistió sin jugar siquiera un inning, nada fue igual.
“En mi vida y mi carrera había mucho descontento. La motivación de jugar al béisbol no era la misma. Creo no se valoró mi trabajo en la provincia. Ahí dediqué 10 años jugando al más alto nivel y entregándome en cuerpo y alma”.
En 2016, Castillo decide marcharse a la República Dominicana en busca de un contrato profesional. Pese no acordar con franquicias de MLB, firmó con los Tigres de Cartagena en la Liga Profesional de Colombia.
“Jugué en Colombia un mes. Tuve dos primeras semanas muy buenas, pero luego bajo mi rendimiento y me dejaron libre”, afirma Castillo, quien terminó con .214 de average, dos dobles y siete boletos.
¿Por qué no regresaste al año siguiente? -le pregunto.
“La Liga poseía una restricción que tenían que ser jugadores menores de 30 años. Eso ahora creo que cambió”, responde.
Castillo no tomó la aventura de Dominicana como una experiencia negativa. Pudo haber quedado en el limbo como otros, pero siempre mantuvo la esperanza de continuar dentro del juego: “En Dominicana aprendí mucho lo mismo en lo personal que en lo profesional”.
Ahora es parte integral del club Russtar Arena que tendrá compromisos internacionales el próximo verano: lo mismo el torneo de Clubes Campeones que el Campeonato Europeo. Castillo no desestima la posibilidad de algún día regresar a casa y recobrar las emociones que lo desvivieron en épocas anteriores.
“Regresar nunca es una mala decisión. Además, a mi me dejaron las puertas de la provincia abiertas”, dice.
El veloz pelotero de contacto recorre las bases en los campos de Europa con la misma ilusión que le asaltaba en Cuba. Su afectividad por el béisbol no ha decaído ni en los momentos más oscuros de su carrera.
“Me siento realizado. Amo lo que hago. Siempre quedan nuevas metas por cumplir, pero me siento feliz y orgulloso de mi carrera”.
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