Le escribí un mensaje y le dije: “ve a comprar comida que puedas almacenar”. Su respuesta fue lapidaria. “No puedo, no hay nada que comprar. No hay galletas, ni puedo pagar las latas de atún esas que dices. Si llega comeremos arroz de la bodega, agua y pan… si hay”.
Ayer llegó. En la tarde del miércoles se confirmaron los primeros tres casos de coronavirus en Cuba. Los turistas italianos se añaden al grupo de pacientes en observación que ingresaron previamente en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).
Llamar a tu familia desde el otro lado del mar y decirles “prepárate para lo que viene”, sabiendo que no se pueden preparar es muy duro.
Piensas en los abuelos débiles y en que probablemente los viste por última vez; en los niños, en el mal estado de los hospitales y sientes una terrible opresión en el pecho.
Los cubanos se aferran a las historias de superación de otras epidemias, como el cólera. Ocurrió hace 7 años y se ocultó la información hasta último minuto. Todavía cuesta encontrar un artículo de Granma que haga referencia a los casos de esta enfermedad en Cuba.
En cada puerta de cada institución se pusieron los famosos dos pomos. Uno tenía agua con jabón y otro, agua con hipoclorito. Lavarse las manos era la única manera de detenerlo. Se logró, pero nadie sabe a ciencia cierta el número de muertes total que cobró esta epidemia en la isla.
Una de las cosas más importantes para enfrentar el coronavirus es mantener una higiene extrema, similar a lo que ocurrió con la epidemia de cólera. En Cuba hace meses que no hay jabón. Hay casas que recibirán agua cada 3 días. ¿Qué higiene puede haber si no existe lo básico, si se ha perdido hasta el hábito de limpieza?
Entre los elementos imprescindibles a tener en casa para prevenir el coronavirus están los analgésicos contra el malestar, fiebre y tos, antiácidos y vitaminas. Sin embargo, Cuba tiene más de 70 fármacos que no están siendo comercializados en las farmacias.
Las personas que están bajo tratamiento médico deben garantizar un stock de los fármacos que tomarán en un período de cuarentena. Es poco probable que el Estado los pueda proveer con anticipación.
Una vez más la gente tendrá que recurrir a las plantas medicinales, como el oreganón y las infusiones digestivas como la manzanilla, tila, menta y jengibre que es muy oportuno como reconstituyente.
Otro aspecto importante para enfrentar el coronavirus es la calidad de la alimentación. Una sopa de pollo ha sido remedio histórico contra los estados gripales. En la isla las colas para comprar esta carne son agónicas, por lo que muchas personas optan directamente por no adquirirla.
Priorizar la compra de alimentos no perecederos, o productos enlatados, es una utopía. Arroz y azúcar es lo único acumulable, porque los frijoles también están en falta.
Jabón, pañuelos desechables, papel sanitario, pasta dental, pañales y artículos de higiene femenina, nada de esto hay en Cuba de modo estable. Es muy difícil que se puedan garantizar estos productos a la población en un eventual período de cuarentena.
En un contexto así, llamas a las amistades en Cuba y tienen una percepción muy baja del riesgo de contraer el coronavirus.
Los cubanos por lo general sienten una tranquilidad total, o eso intentan transmitir, como si en verdad allí fuera a tener otro camino la pandemia. Cierran la conversación con una frase dolorosa, "no me digas más nada de este tema".
¿Cómo se puede apoyar, desde el otro lado del mundo, a las personas que quieres en Cuba? Algunos enviarán dinero, otros rezarán y otros impulsarán una comunicación afectiva, empática, porque no vale de nada contarles lo que no tienen, ellos lo saben mejor que tú.
Este virus es una dura prueba que atravesaremos como sociedad y sacará a la luz los valores humanos que hay, o no, en nosotros. Implicará seguramente un cambio de perspectivas a escala mundial sobre la importancia de la familia, las amistades y el valor de la vida.
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