Madrid entró este fin de semana en su segundo fin de semana de cuarentena, con el anuncio del presidente español, Pedro Sánchez, de prorrogar 15 días más el estado de alarma por el avance del coronavirus, que hasta este domingo había causado 28.572 contagios y 1.720 muertos en todo el país.
Los ciudadanos tienen prohibida la libre circulación por las calles, con la excepción de las salidas a mercados, farmacias, gasolineras o pasear el perro, actividades que deben realizarse en solitario.
También han seguido trabajando aquellos que no pueden desempeñar sus funciones por la vía digital, para los que sigue funcionando el transporte público, aunque muy restringido.
Los bares, restaurantes y otros centros de ocio, así como la mayoría de las tiendas, lugares que hacen de la capital española un lugar que invita a la diversión y a compartir entre amigos, fueron clausurados.
La comunidad de Madrid es la más afectada por el COVID-19, con 9.702 contagiados, 1.021 muertos y más de 700 ingresos.
El auge del coronavirus allí ha puesto en tensión a los centros de salud, que no están preparados para un incremento de enfermos que ha llegado a duplicar su capacidad en muchos casos.
Este sábado una ciudadana española denunció en las redes sociales el colapso del hospital Severo Ochoa, situado en el municipio madrileño de Leganés, donde ya no queda sitio para acoger nuevos contagiados y escasean los respiradores artificiales, lo que ha obligado al personal sanitario a elegir a qué pacientes salvar y a cuáles dejar morir.
Este viernes las autoridades informaron que convertirán el mayor recinto ferial de Madrid en un gigantesco hospital militar de campaña para tratar a miles de personas infectadas.
Unas 5.500 camas de hospital, incluyendo unidades de cuidados intensivos, se instalarán en el centro de conferencias de IFEMA, cuya superficie es de 240.000 metros cuadrados, para hacer frente al aumento de casos con coronavirus previsto para los próximos días.
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