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El activista y preso político cubano Luis Andrés Domínguez Sardiñas denunció que la prisión de Toledo, en La Habana, no cuenta con agua ni recursos para mantener la higiene en medio de la pandemia de coronavirus que afecta al país.
En una llamada telefónica con el portal Cubanet, el detenido aseguró que hasta ahora la administración del penal no ha ofrecido recursos ni medios para mantener la higiene de las celdas y de las áreas comunes.
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“Las condiciones higiénicas aquí en la prisión son las que los mismos internos somos capaces de proporcionarnos. El interno es quien consigue cloro, detergente, colcha de trapear, haragán, escoba; consigue todo, porque la dirección del penal aquí no da nada”, detalló.
Para colmo, dijo, el lunes informaron que las instalaciones estarían dos días sin agua.
"En estos momentos no tenemos agua ni para beber”, explicó el joven activista, quien fue encarcelado por el régimen por pertenecer al opositor Frente de Acción Cívica Orlando Zapata Tamayo y por no guardar luto tras la muerte del dictador Fidel Castro.
El reclusorio alberga actualmente 816 personas; sin embargo, ningún interno cuenta con nasobucos y las aglomeraciones son horribles, según el testimonio de Domínguez Sardiñas.
El lunes, la Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones, declaró en “semicuarentena” a la institución penal a causa de la pandemia de COVID-19.
Esta medida, comenta el preso político, aplica solo para quienes permanecen todo el tiempo dentro del penal, pero los que están en el régimen de trabajo en la calle, así como los guardias y funcionarios, continúan saliendo "con o sin protección".
También declaró que solo de vez en cuando, a la hora del almuerzo les dan agua con hipoclorito de sodio para lavarse las manos, "pero eso es una vez cada cuatro o cinco días", subrayó.
El martes, el gobierno castrista habilitó la prisión habanera de Valle Grande como hospital para presos con coronavirus, informó a CiberCuba, el director Ejecutivo del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), Alejandro González Raga.
En paralelo a la decisión de convertir una parte del penal habanero en hospital para presos con coronavirus, el gobierno cubano también suspendió las visitas familiares y de abogados a las cárceles y los traslados de reclusos entre prisiones.
Hasta el momento, las autoridades cubanas no han informado de casos de reclusos con coronavirus, pero es preocupante que Cuba tiene una de las poblaciones penales más grandes del mundo, con más de cien mil encarcelados, de ellos 112 son presos políticos, según cifras del Observatorio Cubano de los Derechos Humanos (OCDH).
El lunes 30 de marzo ese organismo con sede en España solicitó al Primer Ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, liberar a los presos políticos para "asegurar la salud y seguridad" de los mismos, y evitar el colapso de las cárceles ante el coronavirus.
Ese organismo envió un mensaje al funcionario donde afirma que en el país hay más de un centenar de presos políticos, como el líder opositor José Daniel Ferrer, y el propio Domínguez Sardiñas, encarcelados "por el simple hecho de querer ejercer sus derechos".
Este miércoles el Ministerio de Salud de Cuba confirmó 26 nuevos casos de coronavirus en el país, lo cual elevó a 212 el total de casos registrados en las últimas semanas.
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