El presidente Donald Trump exhortó este martes a los estadounidenses a prepararse para enfrentar "dos semanas muy dolorosas" ante el avance impetuoso del coronavirus y las proyecciones científicas de la Casa Blanca, que sitúan los estimados de mortalidad en el país entre 100 000 y 240 000 personas.
"Todos los estadounidenses deben estar preparados para los días difíciles que se avecinan", dijo Trump en la sesión informativa diaria en la Casa Blanca. "Vamos a pasar por dos semanas muy duras, con muchos contagios, van a ser muy, muy dolorosas".
El presidente anunció oficialmente las regulaciones del gobierno federal para el aislamiento voluntario de la población durante el próximo mes. El período inicial de recogimiento por 15 días se cumplió este lunes, pero se consideró extender la cuarentena hasta el 30 de abril ante la propagación mortal de la enfermedad.
Se estima que el pico de mortalidad y volumen de casos positivos en el país se produzca para el 12 de abril.
Trump llamó a la población de Estados Unidos a prestar cuidadosa atención a las orientaciones publicadas por su administración y advirtió que todos los esfuerzos para mitigar el avance del coronavirus son "cuestión de vida o muerte".
"Cada ciudadano está llamado a hacer sacrificios, a cada empresa se le está pidiendo que cumpla su responsabilidad patriótica", afirmó el mandatario, flanqueado por representantes gubernamentales y miembros del equipo especial de la Casa Blanca para enfrentar el coronavirus.
Las alarmas activadas por Trump se produjeron ante las proyecciones presentadas por especialistas del grupo especial de la Casa Blanca, que elevaron los cálculos de mortalidad entre las 100 000 y 240 000 personas.
En la presentación ante la prensa, la doctora Deborah Birx, coordinadora del grupo de trabajo de la Casa Blanca, analizó varios cronogramas de evolución de la enfermedad que han tomado en cuenta modelos de comportamiento de los casos en países como Italia.
La especialista dijo que los pronósticos apuntaban inicialmente entre 1.5 y 2.2 millones de fallecimientos en Estados Unidos a causa de la pandemia, pero opinó que el número de víctimas mortales podría ser menor si las personas cambian su comportamiento social y se atienen estrictamente a las regulaciones gubernamentales.
Birx dijo que los estados que aún no han visto un pico de casos como Nueva York podrían tomar medidas para aplanar la curva de aumento de hospitalizaciones y muertes.
"Dependerá del rigor con que las personas sigan las recomendaciones", apuntó Birx.
El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, tomó el podio para aclarar que las estadísticas son una probabilidad factual, pero consideró que la estrategia gubernamental para mitigar los efectos del coronavirus pudiera reducir la totalidad de fatalidades.
"Seguimos viendo que las cifras suben, pero no podemos desalentarnos por eso, porque la mitigación está funcionando y funcionará", pronosticó.
Sin embargo, Fauci alertó que se debe estar preparados para que mueran 100 mil o más estadounidenses. "Es una proyección realista. Este es un momento realmente difícil para el país".
"Realmente creemos que podemos hacerlo mucho mejor que eso", dijo Birx, quien reclamó a todos los estadounidenses tomar en serio su papel en la prevención de la enfermedad.
Trump lució preocupado, aunque luego dijo que se mantenía optimista con la determinación del pueblo americano para derrotar al "enemigo invisible".
"Comprendo que las 100 000 muertes establecen un mínimo que será difícil de evitar, aunque se cumplan las pautas de distanciamiento social", dijo.
Birx comentó después que las experiencias de Washington y California ofrecen una esperanza de que otros estados puedan mantener el coronavirus bajo control a través del distanciamiento social.
"Me tranquiliza ver la curva de evolución de la enfermedad en Seattle", añadió la doctora. "California y el estado de Washington reaccionaron muy pronto a esto".
De acuerdo con ella, ambos estados actuaron rápidamente para contener los primeros brotes de coronavirus y procedieron a cerrar escuelas, ordenaron a la gente trabajar desde sus casas y prohibieron las reuniones sociales masivas mucho antes que otras regiones del país.
Además de los pronósticos oficiales de la Casa Blanca sobre el desarrollo de la enfermedad en Estados Unidos, el martes fue un día de malas noticias.
Los casos de contagio de COVID-19 se elevaron a 189 000 y los muertos superaron los 4 000. Las cifras de desempleo registraron 3.28 millones de estadounidenses, lo que cuadruplica el último récord histórico de 1982, cuando el país atravesaba una profunda recesión. El promedio industrial Dow Jones cayó más de 400 puntos, concluyendo el peor primer trimestre en sus 135 años de historia.
"Pero me siento optimista y orgulloso del pueblo americano", dijo el presidente. "Estoy seguro que nuestro país verá pronto la luz al final del túnel".
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