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Uno de los mejores receptores de la historia del béisbol nacional, el villaclareño Ariel Pestano, trata de encontrarle el lado positivo a la epidemia del coronavirus.
“Lo único salvable de esta desgracia que vivimos es que ayudará a consolidar muchas familias, al obligar a sus miembros a pasarse juntos las 24 horas del día”, reflexiona. “Y te advierto, los índices de natalidad se van a multiplicar de manera considerable”.
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No obstante, el máscara del team Cuba en Olimpiadas y Clásicos Mundiales tiene clara la gravedad del problema que afecta al universo.
“Yo le pido a la gente que se cuide y se mantenga en casa con su familia, todos unidos y tranquilos, hasta que esto pase”, sentencia con tono tajante.
Interrogado sobre las cosas en que ocupa hoy su tiempo libre, apunta que “a mí me ha dado por hacer en casa unos cuantos arreglitos que hace tiempo tenía en mente, y con eso me voy entreteniendo”.
Le pregunto entonces por los gallos, su pasión confesa, y contesta que “sigo atendiéndolos: total, por lo menos hasta ahora, el coronavirus no lo transmiten los animales”.
Al final de la charla vía móvil, Pestano considera que su hijo (quien se trasladó al equipo Granma) “sigue progresando, ya no es aquel flaquito de antes y ha cogido muchísima carretera”, y deja en el terreno de la incertidumbre su continuidad en el béisbol.
“Vamos a ver qué me trae la vida”, dice. “Tú sabes que todo lo mío se complica por H o por B. Lo que no puedo dejar de hacer es decirle las cosas en la cara a la gente. Es mi forma de ser”.
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