¿Cómo serán las piscinas y playas en España después del coronavirus?

El gobierno español y las diferentes comunidades estudian un plan de regreso controlado a las playas con una distancia de dos metros entre toallas y sombrillas.

El gobierno español recomiendo una distancia mínima de dos metros entre toallas © Twitter
El gobierno español recomiendo una distancia mínima de dos metros entre toallas Foto © Twitter

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Este artículo es de hace 4 años

Si todo va bien, la semana que viene debería producirse la apertura de las primeras piscinas y playas en España. Pero este año el coronavirus arroja incertidumbre sobre ambas situaciones.

Para tratar de esclarecer dudas, el Consejo superior de Investigaciones Científicas ha publicado esta semana un informe sobre la transmisión del COVID-19 en playas, piscinas y otros medios acuáticos. Los expertos advierten que no trata de definir las condiciones necesarias de utilización de los distintos espacios destinados al baño, para lo que haría falta más tiempo para realizar un estudio riguroso, sino que se trata de una revisión de la literatura científica hasta la fecha.


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El estudio concluye que la infección del virus por contacto con el agua en condiciones estándar para el baño es muy poco probable. Sin embargo, estas actividades implican una pérdida de las medidas recomendadas de distanciamiento social las cuales deben seguir aplicándose en playas y piscinas, así como las relativas a la higiene.

Diversos agentes desinfectantes, como el cloro empleado en piscinas y spas, podrían desempeñar un papel positivo para "desactivar" eel virus. Un estudio publicado en 2005 en Journal of Virological Methods mostró que tanto el cloro como el dióxido de cloro inactivaban el virus tras 30 minutos de desinfección.

Para que el efecto del calor sea especialmente eficaz a la hora de evitar la supervivencia del virus, el informe señala temperaturas por encima de los 60ºC, como la que se puede conseguir en spas o aguas termales.

La sal en el agua del mar es también un factor que probablemente contribuya a una disminución de la carga viral por analogía a lo que sucede con virus similares.

El virólogo Javier Cantón, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), explicó a Efe que al entrar en el agua salada, los coronavirus tienden a deshidratarse por la diferencia en salinidad en un proceso denominado "plasmólisis", algo que podría "volverlo inactivo”.

Mientras tanto, las diversas administraciones españolas han empezado a estudiar normas para evitar que el coronavirus haga estragos en las zonas preferidas por el turismo de masas.

Medidas como la limitación de aforo, la desinfección diaria de duchas y mobiliario urbano, y los paseos restringidos a ciertas horas son algunas de las primeras propuestas.

Según el diario El País, el borrador de un documento gubernamental recomienda una distancia entre los bañistas es de dos metros y se medirá entre toallas y sombrillas, no entre personas. Se aconseja más distancia de seguridad en los arenales donde el aire, que puede transmitir el virus, sopla con fuerza.

En sus primeras propuestas, el Gobierno no recomienda ni la realización de actividades deportivas colectivas ni las reuniones de más de 10 amigos o familiares que no convivan en la misma casa. Y tampoco considera conveniente que se instalen en la arena infraestructuras para el juego o el deporte.

Por lo pronto, en Barcelona, la Guardia Urbana ha tenido que emplearse a fondo este viernes para que el primer día de deporte en las playas de la ciudad no derivara en una mañana de toalla, crema solar y juegos en la orilla. A primera hora, una patrulla de agentes recorría el litoral de la ciudad recordando con su megafonía que, como se avisó ayer, solo podían entrar en el agua quienes fueran a realizar deporte "no recreativo". También había otros agentes vigilando los accesos.

A pesar de las recomendaciones, han sido muchas las personas que han madrugado para pasear, mojarse los pies o hacer yoga delante del mar. Algunos incluso en familia o en grupo.

Algunos vecinos del barro de la Barceloneta hasta salían de casa ya con las chancletas y el bikini puesto, como un día de verano cualquiera. No había servicio de socorrismo y el horario era limitado, pero eso no ha limitado a quienes han querido estrenar la temporada de baño en una jornada que, según el Ayuntamiento, no era para eso.

La idea del Gobierno español es fijar franjas horarias para pasear por la orilla y propone que las caminatas se concentren en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Fundamental también será la limpieza, con desinfecciones diarias de las duchas y de todo el mobiliario urbano, incluidas las pasarelas de madera. Sobre la mesa está también que se abran en un primer momento solo las playas con una calidad de aguas calificada en 2019 por el Ministerio de Sanidad de “excelente” o “buena”, que son en España la inmensa mayoría.

El pasado 13 de marzo el gobierno español declaró el estado de alarma por el coronavirus, y desde entonces lo ha ido prorrogando cada dos semanas.

Según las cifras más recientes reportadas por el Ministerio de Sanidad, España tiene ya más de 222 mil casos confirmados de COVID-19 y 26 mil 300 muertos por esa causa.

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Ernesto Hernández Busto

Periodista y ensayista cubano. Fundador del sitio Penúltimos Días.


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