Los principales distribuidores de automóviles de Estados Unidos confían en una paulatina recuperación del sector, tras un periodo en que las ventas cayeron estrepitosamente por la pandemia del coronavirus.
“Me siento cómodo sentado aquí hoy y declarando que la recuperación automotriz está en marcha”, dijo el pasado lunes Mike Jackson, CEO de AutoNation, a CNBC.
La compañía minorista de vehículos nuevos más grande del país reportó durante el primer trimestre del año una pérdida neta de 232.3 millones de dólares. En comparación con el año anterior, los ingresos cayeron en un 6.3 por ciento.
También Sonic Automotive informó de una merma neta de 199.3 millones desde enero a marzo de 2020.
No obstante, el CEO de la empresa, David Smith, dijo a los inversores que la compañía posee “los recursos financieros para administrar estos desafíos a corto plazo y para recuperarse rápidamente cuando se reanude el comercio normal, ya en el tercer trimestre de este año”.
Los ejecutivos coinciden en que la orientación dada por las autoridades sanitarias a los ciudadanos, de quedarse en casa para frenar el avance del coronavirus, afectó severamente las compras de carros.
Según Mike Jackson, esa situación “no estaba en ninguno de nuestros planes de negocios”.
“Tuvimos el declive más rápido en los negocios, superando con creces la Gran Recesión o cualquier otra cosa, donde el negocio colapsó y, literalmente, en cuestión de días, bajamos un 50 por ciento en las ventas de vehículos”, precisó.
La caída de la demanda llevó a los grupos de distribuidores a echar a la calle a miles de trabajadores y a recortar los salarios de otros muchos.
Penske Automotive suspendió a unas 15.000 personas en todo el mundo, el equivalente al 57 por ciento de su fuerza laboral; además, recortó los sueldos de los ejecutivos.
AutoNation, por su parte, despidió a 7.000 empleados y pospuso más de 50 millones de dólares en gastos de capital.
La recuperación del sector se notará no solo en que regrese el interés por comprar carros, sino en los precios, que también habían bajado sustancialmente. Así lo asegura Manheim, la más importante casa de subastas de autos usados, que los concesionarios emplean para comprar al por mayor y más tarde venderlos a los clientes.
De acuerdo a esta empresa, las ventas de vehículos de uso cayeron en abril un 34,4% debido al desempleo, las prohibiciones a los negocios de abrir sus puertas y la inseguridad económica.
Sin embargo, a finales de mes empezaron a mostrar signos de mejoría y el inventario subió un 40 por ciento.
El sitio web de investigación automotriz iseecars.com reveló que los automóviles usados demoraron más en venderse en marzo, por ello los concesionarios tuvieron que bajar los precios.
El promedio nacional de autos usados que se vendieron en lotes de concesionarios en marzo, disminuyó en un 9.8 por ciento en comparación con febrero.
Pero ahora los distribuidores y las casas de subastas están tratando de administrar el abastecimiento de vehículos para mantener los precios, aprovechando además la escasez de carros nuevos tras el cierre de la planta de ensamblaje por el coronavirus. Según una información de USA Today, en una subasta los vendedores establecieron precios mínimos de venta.
En opinión del CEO de iSeeCars, Phong Ly, las ventas generales de automóviles se desplomaron debido al pedido a la población de quedarse en casa y a la recesión económica.
“Pero para aquellos que tienen la suerte de poder comprar un automóvil, ahora es un momento oportuno, ya que los concesionarios necesitan mover cada vez más el inventario y estos modelos de venta lenta podrían presentar grandes ofertas”, recalcó.
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