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A sus más de 65 años de edad y jubilada, Melba vio en la televisión digital la octava maravilla del mundo: novelas, series, una señal sin la molesta «llovizna», calidad de imagen, otros canales diferentes a los que conocía hasta el hastío, posibilidad de reproducir archivos en varios formatos, radio…
Compró en la tienda un televisor híbrido TRC, «de los culones» o también llamado «culuses», a casi 300 CUC. Por varios años todo fue de maravilla, sin muchas quejas, salvo uno que otro ataque, se apagaba y se encendía solo, pero que se solucionaba. Nada para preocuparse.
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“De un día para otro empezó con pequeños problemas de recepción, pero como mismo llegaron un día, se fueron al otro. Hace dos noches dejó de recibir señal. Al principio pensaba que era un cable flojo. Verifiqué que no fuera así. Mi nieto se fijó que no tuviera otros problemas, como el software, según me explicó él, y nada. Finalmente consultamos un técnico y nos dijo que fuéramos al taller”, asegura la señora.
Llevaron el televisor hasta el taller que se encuentra en Avenida de Las Américas y allí se toparon con una desconcertante información: tenía dañada la placa receptora de la señal digital y supo, además, que desde que se comenzó la venta de ese tipo de equipo, hace ya varios años, jamás ha llegado a la ciudad de Santiago de Cuba ese tipo de componente.
“Reconozco que la garantía expiró hace muchos años, pero ¿qué sucede con la post garantía del equipo? Si el país me obliga a migrar a la televisión digital, ¿no es su deber ofertarme la tecnología necesaria, así como las piezas de repuesto? ¿Con un apagón analógico que se aproxima, es posible que una tecnología que vende mi propio país, se convierta en algo obsoleto antes del mencionado apagón, obsoleto por no haber repuestos?”, se pregunta esta señora.
Si el país me obliga a migrar a la televisión digital, ¿no es su deber ofertarme la tecnología necesaria, así como las piezas de repuesto?
El técnico les indicó que la única solución posible era aislar el circuito dañado, para evitar interferencias y así poder seguir usando la señal analógica. Además, le sugirió comprar una cajita decodificadora si más adelante quería seguir disfrutando de las bondades de la televisión digital.
“También me dijo que no conocía a nadie en Santiago de Cuba que reparara ese componente, y se refería al sector privado, pues en los talleres del Estado no había solución. Me hizo hincapié varias veces en que no había solución por parte del Estado para que no me hiciera ilusiones con un camino más barato, y me enfatizó que ese circuito jamás ha entrado a la provincia”, detalla.
Comenzó entonces la segunda odisea de Melba: encontrar una caja decodificadora.
“Ahora mismo, casi te puedo asegurar que no hay cajas decodificadoras de señal digital en ninguna tienda de la ciudad de Santiago de Cuba, salvo una que cuesta más de 30 CUC, en la tienda La Violeta, y ni es HD y no tiene puerto USB, por lo que es un atraco. En realidad, te podría decir que más allá tampoco hay otra opción diferente a esta, ni en los municipios de la provincia incluso tampoco en algunas provincias del oriente. Te lo digo con propiedad pues llamé”, comenta Melba.
Y en efecto, este reportero pudo comprobar que al menos en la ciudad de Santiago de Cuba no hay cajitas de las llamadas «gama alta». También que en dos o tres tiendas se puede adquirir de las que tienen prestaciones básicas.
Al menos en la ciudad de Santiago de Cuba no hay cajitas de las llamadas «gama alta»
A pesar de que la aplicación «Donde hay» señala la existencia de cajas decodificadoras en algunas tiendas, como una ubicada en la Avenida Martí, en la práctica no es así… Al menos no hay de forma pública, en el «piso», como se dice; quizás por detrás sí pudiera haber.
“Me llamó una amiga que sabía de mi problema. Me dijo que una persona las conseguía. Ni ella sabe cómo lo hacen, mucho menos yo. A 70 CUC me ponía en la mano una cajita de las que cogen los canales HD. Le dije que no. Supongo –le dije–, que de aquí a que la señal analógica desaparezca, venderán más. No le dije la verdad y es que no podía pagar tanto”, dice Melba.
Mientras las tiendas se encuentran desabastecidas de muchos productos, entre ellos las famosas cajitas decodificadoras, y estas –quien sabe viniendo de dónde– se mueven en el mercado informal, el desespero empuja hacia varios destinos.
“Me dijeron que por internet, desde las tiendas online, se podían comprar y te avisaban cuando estuvieran o te la llevaban hasta la casa”, pensaba Nelson, otra personas que se encuentra a la caza del dichoso equipo.
Entonces se topó con la noticia de que ni de esa forma iba a poder disfrutar de la televisión digital pues no hay ni de esa manera: “entiendo que deban de coexistir en las tiendas modelos más caros y baratos, también entiendo que en un primer momento sacaran modelos a un precio que luego era el que tuvieran las cajitas HD, o sea, que sacaron inicialmente unas a más de 40 CUC que no cogían el canal HD. Luego esas mismas costaban más barato y las que sí cogían HD entonces cuestan más de 40. Sé que todo eso es marketing, aunque algunas personas se llegaron a sentir estafadas. Lo que sí no entiendo es que los medios hablen de apagón analógico, o de apagón analógico parcial, y a esta altura no haya cajas en las tiendas”.
No entiendo que los medios hablen de apagón analógico, o de apagón analógico parcial y a esta altura no haya cajas en las tiendas
Mientras, por algunas casas de la ciudad de Santiago de Cuba pasaron recientemente, antes del aislamiento social provocado por el COVID-19, algunas personas haciendo encuestas que, a todas luces, se relacionan con el tema de la televisión digital y, sin dar muchos detalles, indagaban sobre cuestiones técnicas.
“Querían saber qué cantidad de televisores hay en la casa, cuántos soportaban entrada HDMI o RCA, cuántos eran planos o no, si había híbridos, si había cajitas y las marcas. Les pregunté por qué las preguntas y oficialmente no me dijeron nada, pero conversando después supe que tenía algo que ver con la televisión digital y las necesidades que había en la población, para saber qué cajitas se venderían mejor, cosas así”, comenta Miguel Ángel, morador del reparto Sueño.
Este señor detalló, además, que la primera vez que tuvo que ir a un taller para reparar una cajita decodificadora existía la pieza pero era tan cara que al final terminó comprando una nueva: “ahí la tengo tirada, esperando tiempos mejores que no llegan, pues llevo meses tratando de comprar otra para mi hija y nada. Uno se siente a veces desamparado, más cuando se trata de cuestiones tecnológicas”.
Ahora mismo la mayor cantidad de equipos receptores de la señal digital, en la ciudad de Santiago de Cuba, se corresponden con un televisor de pantalla plana, de 32 pulgadas y marca Daytron, con el sistema decodificador incorporado, pero a un precio de 350 CUC, lejos, muy lejos, del bolsillo del cubano promedio, y más en las condiciones actuales donde los recursos económicos se destinan fundamentalmente a abastecer el hogar de alimentos y aseo personal.
A diferencia de otros países, donde ocurrió un apagón, Cuba tiene prevista una transición de la tecnología analógica a la digital, sin embargo, el gobierno cubano ha afirmado que la producción de las cajas receptoras se ha visto afectada por el embargo económico que impone Estados Unidos.
Hasta noviembre de 2019 medios oficiales señalaban que la televisión digital llegaba a un 70 por ciento de la población con acceso a la señal y los servicios de la televisión digital, y más de 2,2 millones de dispositivos receptores comercializados.
El proceso de despliegue paulatino e la tecnología digital tiene previsto concluir en Cuba en el 2023.
Mientras, muchos esperan, con bastante paciencia, ver en las tiendas las famosas «cajitas», incluso una que, en 2017, se anunció tendría sistema operativo Android y con amplias posibilidades de conectividad inalámbrica y que, hasta la fecha, nadie ha vuelto a saber de ella.
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