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La construcción de una iglesia en La Habana, que estará dedicada al Papa Juan Pablo II, está a punto de terminar, tras cinco largos y angustiosos años en obras.
Han sido la perseverancia y la fe de la pequeña comunidad católica del reparto Antonio Guiteras, en el municipio Habana del Este, las que han posibilitado cumplir con su anhelado sueño de tener un templo donde poder celebrar sus oficios.
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El grupo nació en 1993, en el patio de una casa particular y a él pertenecen unas 100 personas.
Ricardo Mínguez, quien hace las veces de sacristán de la capilla aún en construcción, recuerda que la idea nació en 1998, tras la visita de Juan Pablo II a Cuba. Más de dos décadas después, los fieles católicos aún aguardan el momento de su inauguración.
Muchos de los que comenzaron esta aventura “se han ido del país o ya no están entre nosotros“, dijo en entrevista citado por Aciprensa.
“Hace más de un cuarto de siglo no se podía hablar mucho de la vida católica, pero nos fuimos agrupando y creciendo. Siempre orando por la posibilidad de tener un terreno para construir un templo. Hubo muchas dificultades, de todo tipo, al final el presidente Raúl Castro dio la firma para que se diera el terreno aquí”, relató.
Fue el fallecido Cardenal Jaime Ortega quien puso la primera piedra, el 18 de marzo de 2015.
“En este lugar donde ha perseverado en la fe una Iglesia de piedras vivas, que son ustedes… que veneran desde el principio al Cristo de la Misericordia, la gran devoción del Papa santo al que se consagra la parroquia”, dijo el Cardenal en la ceremonia.
De aquel simbólico día, Ricardo recuerda que no había nada en el lugar. “Pero igual que el Papa va donde le necesitan, aunque sean sitios sencillos, él también vino aquí cuando no había más que un patio trasero”, precisó.
Cinco años después, en ese mismo terreno, un local provisional que solo posee un techo y una pared de chapa recibe cada semana a entre 70 y 80 personas que celebran bodas, comuniones, bautizos y rezan juntos.
“Nos sentiremos muy felices después de tanto sacrificio. Hemos padecido mucho: frío, calor e incomodidades. Las obras han sido retrasadas por varios ciclones y un huracán, además de la tremenda dificultad para conseguir el material de construcción. Pero vemos el sueño ya casi realizado”, dijo Ricardo en un encuentro con la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, una de las organizaciones católicas que ha financiado el proyecto.
“Sí, he vivido muchas cosas y ¡las estoy viviendo ahora!, porque esto es un sueño grande que pronto será realidad. Algunos nos tratan de locos porque nos está costando tanto todo… ¿Cómo van a poder construir una iglesia? Se preguntan… Pero el país tiene que progresar, hacer cosas nuevas y que lo que se haga se mantenga. Hace falta la iglesia y se hará”, concluyó.
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