La pasada semana se registró en Matanzas uno de los eventos de transmisión de coronavirus más grandes en el país, que ha dejado hasta el momento cerca de 50 infectados en el Hospital Clínico Quirúrgico Comandante Faustino Pérez de la ciudad cabecera.
Cuando las autoridades cubanas ya anunciaban el punto más bajo de la curva, se produjo este brote que, según las mismas autoridades, se originó a partir del incumplimiento de las medidas de desinfección y del control de acceso al centro hospitalario, pero el personal médico del hospital tiene mucho más que decir al respecto.
Si bien es complicado determinar exactamente cómo se generó el brote, es innegable que las precarias condiciones en las que trabaja el personal médico impide cumplir a cabalidad las normas de desinfección, higiene y prevención requeridas para evitar el contagio y la propagación del coronavirus.
"Por ejemplo, a mí en todo este tiempo me han dado solo dos nasobucos N-95, los recomendados, que son desechables, y algunos de tela para nada idóneos, por lo que el riesgo siempre está latente", contó al periódico Girón una residente Oftalmología del hospital.
"En el tratamiento a pacientes con ventilación que se deben chequear cada tres o cuatro horas, muchas veces se tenían que reutilizar los guantes, entonces, con todo este panorama no resulta para nada descabellado pensar que pudiese existir algún contagio. Eso, quienes trabajamos allí, lo sabemos", añadió.
En el servicio de urgencias, donde se reciben montones de pacientes diariamente, tienen el mismo problema. El jefe de Urgencias y Cuerpo de Guardia dijo que "los guantes que yo uso para examinar a los pacientes son los domésticos, de goma. Luego del evento de transmisión se recibió un nuevo lote, pero hasta hacía muy poco esa era una de las principales preocupaciones para el servicio que dirijo".
Uno de los residentes de primer año de Terapia Intensiva, que además es uno de los infectados y se encuentra ingresado en el Hospital Mario Muñoz, explicó que las caretas que les entregaron en el hospital eran de tan mala calidad que se rompían muy fácilmente y "no nos dejaba una visión nítida", por lo que muchas veces los procedimientos habituales como la entubación y los abordajes venosos profundos se realizan con dificultad y sin poder cumplir estrictamente las medidas.
Además de reciclar los guantes y usar caretas rotas, la sala de Terapia Intermedia, principal foco de la infección, llevaba más de un año sin agua, según confirmó el propio director general del hospital, Andrés Lamas Acevedo, quien fue suspendido temporalmente de su cargo a raíz del brote.
A toda esta situación se suma la congestión que hay en el hospital porque se están recibiendo muchos pacientes de otros lugares. Tras ocurrir un fenómeno similar en un hospital de Cárdenas, muchos de los casos de ese centro se mandaron al Faustino Pérez, así como del Hospital Militar y del hospital de Jovellanos.
"En medio de estas complejidades nuestro centro también comenzó a recibir casos del Hospital Militar con PCR negativos, para lo cual se crearon todas las condiciones. Además, en un momento determinado el hospital de Jovellanos limitó servicios que tuvimos que asumir nosotros", dijo Lamas Acevedo.
"Llegamos a tener más de 200 pacientes internados en momentos donde se abogaba en el país por la disminución de los ingresos. Asumimos, incluso, cerca del 80 por ciento de los servicios a nivel provincial", resaltó.
La limpieza también es un importante factor del cual el hospital cojea: "El personal de limpieza ha sido escaso durante mucho tiempo y ha pasado por varias etapas: primero hubo una cooperativa a cargo de la higienización, después tuvimos un grupo de reclusas limpiando y actualmente, aunque contamos con 60 trabajadores por cuenta propia contratados, sigue siendo insuficiente si se tiene en cuenta la cantidad de áreas, departamentos, salas y servicios que tiene la institución", constató la jefa del Departamento de Epidemiología Hospitalaria.
Debido al brote de coronavirus ocurrido en el Hospital Faustino Pérez, se contagiaron siete pacientes, 15 familiares o acompañantes y 24 trabajadores del centro hospitalario, entre ellos médicos, enfermeras, secretarias de sala, tecnólogos de rayos X, auxiliares de limpieza y estudiantes internos.
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