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El caso de Carlos Amador, un cubano de 49 años que estuvo más de un mes en coma en una Unidad de Cuidados Intensivos por coronavirus, se hizo famoso tras su recuperación gracias a un tratamiento de transfusión de plasma.
A mediados de abril su hija de 16 años acudió a los medios de comunicación del condado de Miami-Dade para pedir que algún paciente recuperado de COVID-19 donara plasma para salvar la vida de su padre y el tratamiento fue efectivo.
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Al preguntarle sobre lo primero que hizo al despertar de un coma tan prolongado, cuenta que su primera reacción fue quitarse toda la entubación y preguntar: “¿Y mi familia?”. Tenía muchas razones para estar preocupado todo ese tiempo pues su esposa es asmática y contrajo la enfermedad.
Su hija Nicole, una joven adolescente, se convirtió en el pilar de la familia. Aun estando enferma cuidó de ambos padres y logró movilizar el apoyo necesario para un cambio de tratamiento que salvó a su papá.
Carlos agradeció a los medios el apoyo dado a su hija. Su recuperación asegura que le ha dejado muchas enseñanzas. “Aprendí que hay mucha gente linda, queda mucha gente buena en este mundo y debo dedicarme a ellos.”
Amador estuvo ingresado en dos hospitales de la Florida, en el Jackson Memorial Hospital y en el Aventura Hospital, institución en que una enfermera llamada Cailyn, le donó el plasma que salvaría su vida. El cubano se mostró sumamente agradecido por este hermoso gesto y prometió volver para compartir con los profesionales de la salud que lo cuidaron y devolvieron a la vida.
Su hija Nicole asegura que aun siendo muy joven aprendió de esta etapa a valorar la importancia de vivir cada momento porque uno nunca sabe cuál es el último día.
La transfusión directa de plasma sanguíneo de personas que se han recuperado de la COVID-19 es un tratamiento que se emplea para luchar contra el coronavirus.
Su base científica es antigua, se utilizó en la gripe española, y fue retomado en esta pandemia del coronavirus con el impulso de investigadores como Arturo Casadevall, un inmunólogo cubano radicado en Estados Unidos.
Casadevall recordó e instó a la comunidad científica internacional a usar la sangre de las personas convalecientes de coronavirus para preparar el plasma que puede curar a los que se encuentran actualmente enfermos.
Este tipo de terapia se ha extendido a otros países, entre ellos a España y a Cuba, donde también se utiliza en casos de pacientes que se encuentran en la segunda etapa de la enfermedad.
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