No se habían tenido más muestras de ímpetu del viceministro cubano de Cultura, Fernando Rojas, hasta que el martes decidió hacer una publicación en Twitter y le buscaron las cosquillas de nuevo, ante lo cual no dudó en responder con el tono de costumbre.
Rojas compartió una nota del Ministerio de Relaciones Exteriores donde el ministro de Defensa de Italia agradece la “ayuda solidaria” brindada por Cuba al país europeo para frenar la propagación del nuevo coronavirus.
Varios de los comentarios intentaron ridiculizarlo, pero en particular el primero de ellos parece sacarlo de sus casillas y devolverle el ánimo pendenciero que lo ha caracterizado desde antes, si se recuerda que en una ocasión citó a un internauta a una pelea a puños en el parque de la calle G, en La Habana.
“Solidaridad cambia eso ya eso es socios comerciales, ya salió a la luz los billetes que coge Cuba por los médicos, no existe tal Solidaridad, eso es cuando se ayuda desinteresadamente y eso en los médicos cubanos lo existe no mientas más!! #LaLimonadaEsLaBaseDeTodo”, escribió el usuario que despertó, aunque más frugalmente que en veces anteriores, la bestia furibunda en el viceministro.
“Tú haces el triple o más de esos billetes, sirviendo a Marco Rubio y al terrorismo contra Cuba. Y sin ninguna expresión de solidaridad. Si eres tan valiente, di tu nombre, cobarde anexionista anónimo”, lo desafía Rojas.
“Ferna, recuerda que no decimos nuestro nombre, porque tenemos miedo ir preso, o que no nos dejen entrar o salir del país. Lamentablemente en el nuestro no podemos decir lo que pensamos si estamos en contra del gobierno”, le contesta otro usuario.
“Yo no soy anónimo! Acá estoy para debatir contigo, segundón. Tú y todos los castristas solo saben ofender, con recursos gastados. Porque argumentos NO TIENEN!”, tercia el realizador cubano Lilo Vilaplana.
“¿Ya te tomaste tu limonada?”, le pregunta otro internauta al viceministro, en referencia a la propuesta del gobernante Miguel Díaz-Canel para alimentar al pueblo, hecha en días recientes y que ha desencadenado un sinfín de burlas al respecto en el ciberespacio.
“Eso es muela barata, Fernando ¿cuántos millones se embolsó el gobierno cubano en esa trata de médicos?”, expone un quinto usuario, mientras otro le recordó al viceministro las visitas que su hija hace a Estados Unidos, disfrutando en varios lugares e incluso sacándose fotos junto a la bandera del país norteamericano, un símbolo contra el que ha arremetido a menudo el discurso castrista y las instituciones culturales del régimen, a las cuales Rojas representa por demás.
Rojas había permanecido bastante sereno y poco participativo desde que, en enero de este año, retara al popular presentador Alex Otaola a uno de esos encuentros pendencieros que, en verdad, nunca se han concretado.
“Vice que ya estás muy viejo para esto. Entre el estrés de vivir robando, las muchachitas que te deben traer mal, y el qué falta hoy y qué faltará mañana; deje la guapería de boina negra que al final todos sabemos que a esos parques no vas solo”, replicó otro usuario.
Los rifirrafes del viceministro no han pasado a mayores, pero ya van siendo memorables sus muestras de osadía en defensa del régimen cubano y todo lo que él encarna.
En noviembre de 2019, desafió, no a uno, sino a 2 usuarios de Twitter a una pelea callejera en la esquina de 17 y G en el Vedado, La Habana, tras un debate en la red social sobre el líder de la Unión Patriótica de Cuba, José Daniel Ferrer.
Rojas se llegó a la dirección respetando la hora propuesta por él, pero sus “rivales” no se presentaron. Para dar fe de su “valentía” y el cumplimiento de su palabra, el viceministro se tomó una foto en el lugar acordado, con pose marcial y camisa roja, una imagen que compartió vía Twitter y fue, tal como se esperaba, motivo inmediato de burlas y memes.
Luego citó a otro usuario, identificado con el nombre de Clandestino-Camaguey. En esa ocasión le advirtió a su posible oponente: “La Habana entera sabe que me muevo a pie y me cito en los parques. Te espero, 'clandestino', junto al 'busto' que digas”. Sin embargo, tampoco pudo entonces liberar la furia de sus puños.
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