El primer disco de Farah María, como solista, incluía canciones como Este camino largo, Paloma, Siempre recordaré, Nada pasa, Al verme sola cruzar entre la gente y el tema que le daba título al disco: El recuerdo de aquel largo viaje, que se convirtió rápidamente en la canción insignia de la artista, y pieza obligada en todos sus conciertos.
En Cuba, a mediados de los años setenta, todo el mundo tarareaba en Cuba aquel estribillo de la canción El recuerdo de aquel largo viaje, que supuso también uno de los mayores éxitos en la vida de la artista, pues la llevó a triunfar en uno de los más importantes festivales de canciones que se celebraban en el mundo, el de Yamaha, Japón, en 1974.
Según ha contado Farah María en diversas entrevistas, compitió en Yamaha sin ensayar, porque se enfermó de bronquitis y tenía una fiebre muy alta, además, había llevado ropa muy veraniega y el frio era horrible. Así, cantó la canción, sin ensayos, directamente en la competencia, y a pesar de los problemas ganó dos primeros premios, el de interpretación y el de mejor canción.
Por el escenario del festival de Yamaha llegaron a desfilar figuras tan importantes como Céline Dion, La Toya Jackson, Bryan Adams, Gianni Morandi, Toto Cutugno, Eros Ramazotti, Daniela Romo, José Luis Rodríguez y Demis Roussos, entre otros. De modo que la intervención de una cantante cubana resultó muy significativa en una época cuando los artistas cubanos viajaban sobre todo a Europa Socialista y, menos, a América Latina.
A pesar de la infinidad de éxitos que luego acumuló Farah María, y de sus más de 500 canciones grabadas en Cuba (no necesariamente en discos) ninguna otra canción de su repertorio resultó más difundida y querida que El recuerdo de aquel largo viaje, que cuenta con un espectacular arreglo orquestal de Vicente Rojas, y la dirección del maestro Rafael Somavilla.
El recuerdo de aquel largo viaje, además de convertirse en uno de los temas míticos de los años setenta, y de servir como título al primer álbum de la artista, también fue publicado, en vista de su popularidad, como disco sencillo y como casete, en 1978, e integró el disco de los temas ganadores del Yamaha. En 2003 fue reeditado en la serie Las Voces del Siglo, y volvió a aparecer en 2009 en el CD dedicado a Farah que la EGREM editó como colección junto a las grabaciones de Los Meme, Miguel Ángel y Héctor Téllez.
Tampoco se puede decir que Farah María llegara a cantar El recuerdo de aquel largo viaje, en Cuba y en Japón, y en muchos otros países, como una aficionada con suerte, pues llevaba cinco años como solista, además del tiempo que estuvo como voz femenina del cuarteto Los Meme. Además, el maestro Juan Espinosa la adiestró en el arte de saber colocar la voz, o de impostar adecuadamente.
Cinco o seis años después, el cantautor Osvaldo Rodríguez triunfó con el Gran Premio en Yamaha con Digamos qué más da. Precisamente este cantautor, muy popular también en los años setenta, le aportó a Farah María otro de sus grandes éxitos en esta primera etapa de su carrera como solista: Las cuerdas de mi guitarra, que se cuenta entre sus interpretaciones más delicadas y memorables.
Farah María se transformó, a lo largo de los años setenta, junto con Beatriz Márquez, en la cantante cubana más festivalera del momento, pues también representó a la Isla, en eventos musicales de Europa Oriental, como Dresde (Alemania), Bratislava (Checoslovaquia), Orfeo de Oro (Bulgaria) y Sopot (Polonia). Precisamente en Sopot, la artista también había ganado, en 1971, uno de los principales premios.
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