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Un artículo publicado en el medio oficialista Cubadebate repasa este lunes las trágicas cifras del personal sanitario fallecido en la lucha contra la pandemia del coronavirus, para presumir de que "ninguno [de los doctores o enfermeros muertos] es cubano".
Sorprende este chovinismo macabro, sobre todo teniendo en cuenta que Cubadebate pasa por alto el caso de un enfermero de una misión cubana en Dominica.
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Yoet Michel Ramos Cordero era parte de un contingente de 200 médicos y enfermeros cubanos que partieron rumbo a Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Santa Lucía, donde prestarían servicios de colaboración con las autoridades locales en su lucha contra el coronavirus. Murió de pronto, y las autoridades cubanas aseguraron que había sido "de un infarto".
Cierto es que, según las cifras del Ministerio de Sanidad español, de los 238 mil casos confirmados por COVID-19 en su territorio, 51,482 corresponden a sanitarios; o que en Brasil, el segundo país con más positivos en el mundo, se cifra en 31 mil 790 los profesionales de la salud contagiados.
Pero, ¿acaso no hay médicos cubanos contagiados por el coronavirus?
Cubadebate reconoce que las autoridades cubanas "no han actualizado su cifra de personal de salud contagiado. Lo más reciente conocido es la cifra de más de cien contagiados en La Habana". Y sin embargo, aunque la cifra de 100 médicos contagiados en una sola provincia no es precisamente baja, el articulista prefiere sacar pecho y pasar por la morgue para asegurar que, "ni un sólo trabajador de la salud en Cuba ha fallecido como consecuencia de la COVID-19".
Es obvio que en todo el mundo el personal de salud es uno de los más propensos a contagiarse con la COVID-19 por su relación directa con los pacientes. Pero, ¿tiene sentido la comparación entre los médicos fallecidos en países con una mayor cantidad de tests y una mayor transparencia informativa, y el caso cubano, donde el MINSAP informa según criterios, por lo menos, dudosos?
El triste caso de los médicos muertos (unos 300 trabajadores de la salud en EE.UU. y 63 en España, 163 médicos muertos y 40 enfermeros y enfermeras en Italia según cifras del 15 de mayo; 82 médicos en México, más de un centenar en Rusia, etc...) incita a dudar sobre las estadísticas cubanas, en las que se ignora todo aquello que no corresponda con la imagen de una nación triunfante, una "potencia médica" en la que faltan medicinas, la mayoría de los hospitales se encuentran en una situación desastrosa y muchos profesionales de la salud prefieren ir a trabajar al extranjero en un régimen de semi esclavitud, cobrando un ínfimo porciento de los salarios que el gobierno cubano negocia con otros países.
Muchos de los integrantes de esas misiones deben enfrentar riesgos potenciales. Ya no se trata sólo del coronavirus, sino de que lo mismo los secuestra un grupo terrorista, como sucedió en Kenia, que los apuñalan y los tiran a la orilla de un río (como sucedió con el galeno Roberto Celorrio Rodríguez, asesinado en Cuenca, Ecuador).
En agosto del pasado año también se reportó la muerte "inesperada" de la doctora cubana Odalys Barrios Diego, quien cumplía misión médica en Belice. Resulta completamente artificial que ahora Cubadebate presente a la brigada "Henry Reeve" como una especie de superequipo a salvo de la muerte.
Luego, está el sesgo ideológico. Para Cubadebate, los únicos "médicos cubanos" parecen ser aquellos que apoyan la Revolución. Hay noticias de varios doctores cubanos, residentes, por ejemplo, en Ecuador o Brasil, que han fallecido estos meses ejerciendo como médicos en la lucha contra el COVID-19. Pero esos no son contabilizados porque al irse de la isla el gobierno cubano los despojó inmediatamente de su condición de cubanos estadísticamente aceptables. El luto, parece, tiene límites.
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