Suspensión de viajes por coronavirus en Cuba afecta a mulas nacionales y cuentapropistas

También las mulas “nacionales” que se dedican a hacer viajes hasta La Habana y traer mercancías también han visto cercenados sus negocios con todas las medidas que imposibilitan los viajes entre provincias.

No poder viajar entre provincias también ha afectado a las mulas nacionales © CiberCuba / José Roberto Loo Vázquez
No poder viajar entre provincias también ha afectado a las mulas nacionales Foto © CiberCuba / José Roberto Loo Vázquez

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Este artículo es de hace 4 años

María Isabel se dio a la tarea de conseguirle unos calzoncillos a su papá. Era el regalo ideal por el Día de los Padres, algo relativamente barato, que por demás le resolviera un problema y, por último, que fuera algo supuestamente fácil de encontrar en la inmensa red de “merolicos” que pululan en Santiago de Cuba.

En su memoria estaba bien fresco el recuerdo de ver los revendedores comercializando los calzoncillos a dos por cinco CUC, o a tres CUC si eran los llamados “de pata”, que cubren parte de los muslos. Claro, su memoria apelaba a la situación antes del aislamiento social provocado por la Covid 19.


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De pronto se topó con la cruda realidad que, a meses de prohibiciones de viajes en avión, las llamadas “mulas” cubanas han visto disminuir sus almacenes y muchas de sus mercancías simplemente se agotaron.

“Me vi de pronto que todo el mundo me decía que simplemente no tenían. Luego de agotar el recurso del boca a boca, de indagar con amigos, conocidos de conocidos, me fui a Facebook a buscar en los grupos de venta. También ahí estaba prácticamente agotado. Me topé un par de gente que aún tenían pero no eran los que buscaba, como le gustan a mi papá. Entonces hice yo una publicación a lo que respondió una amiga y me dijo que tenía, de los que cubren los muslos, a tres CUC cada uno. Compré 10 de un palo”, comenta.

Algo similar le pasó a Kenia, una manicura de Santiago de Cuba que hace ya mucho tiempo vio agotada su reserva de líquido para rellenar uñas, y a Fernando, pero en el área de las tecnologías.

“Ahora mismo ando como loca buscando, pero nadie tiene, y quien sí tiene algo, lo vende al doble del precio, y a mis clientes no les puedo subir el precio. En fin, estoy en un círculo vicioso. Por ahora estoy parada, esperando que las mulas, las que abastecen a las manicuras de ese y otros productos, puedan viajar”, añade.

“A finales del mes de febrero compré un móvil Redmi Note 8 en 245 CUC, y luego de usarlo, decidí comprar uno para mi madre”, cuenta Fernando y añade “hace un par de días empecé a buscar, y para mi sorpresa pocos tienen, y quien aún conserva un terminal de este modelo, lo vende a 300 CUC. Cuando pregunté, supe que el problema es que como las mulas no están viajando, y nadie en sentido general, pues no están entrando móviles al país, ni accesorios, y los que aún están en venta ahora cuestan más que antes. Así también, por ejemplo, con los discos duros, ahora mismo en Santiago de Cuba nadie tiene discos duros externos y somos varios los que buscamos, pero en este caso no hay ni a precios elevados. Simplemente nadie tiene pues nadie está viajando”.

Las limitaciones de los viajes de las mulas al exterior no es la única razón que recrudece la escasez de algunos productos en la Ciudad Héroe.

Aquellas mulas “nacionales” que se dedican a hacer viajes hasta La Habana y traer mercancías también han visto cercenados sus negocios con todas las medidas que imposibilitan los viajes entre provincias.

“Vasos, pozuelos, cubos…, todo cuanto sea plástico y se vende en Santiago de Cuba, generalmente viene de La Habana y Holguín” comenta Diana una cuentapropista que vende útiles del hogar, y añade “estoy vendiendo lo que me queda guardado, porque cuando empezó el tema del coronavirus cerré por un tiempo, por eso tengo cosas para vender, pero conozco gente que ya no tiene nada, y como la gente no está viajando a La Habana u Holguín, pues no tienen mercancías. Tengo unos amigos que lo que han hecho es uno entregar la patente y unirse y vender lo que le quedaba a través de otro, pues simplemente no tienen nada que vender. Así andan las cosas por aquí”.

Mulas nacionales compran en La Habana productos para revender en el Oriente / CiberCuba - José Roberto Loo Vázquez

Si algo ha demostrado la crisis provocada por la Covid 19, es la dependencia que tienen de las mulas muchos negocios privados.

Igual al interior de la sociedad pues las personas también necesitan de productos, como las ropas o medicamentos, pues los viajeros cubanos no sólo ponen a disposición de la gente, de quien pueda pagar, una serie de objetos diferentes a los que comercializa el Estado, sino que lo hace a precios más cercanos al bolsillo de los que desandan a pie.

Pero la ausencia de los viajes de las mulas deja un vacío que acostumbramos a llenar con ellas. La reanudación de estos, en un momento que nadie se arriesga a vaticinar, trae una serie de retos e interrogantes que ya muchos se hacen: ¿qué hacer o cómo suplir las carencias que dejan?

Quizás por eso muchos han optado, por ejemplo, en hacer de tripas corazón y acaparar productos como los calzoncillos, y comprarlos por montón de un golpe, pues temen que vuelva a suceder lo que en los años 90, una crisis que se tradujo en carencia de muchos tipos, entre ellas de textiles.

Otros, ven cómo ha florecido el mercado de segunda mano, y no es que antes no existiese, sino que hoy cobra mayor importancia.

“Me preocupa que una vez se reanuden los viajes, ahora con las limitaciones en el número de maletas que puede llevar cada persona, que los productos que las mulas traigan sean más caros, o que simplemente dejen de viajar pues no les resulte rentable hacerlo. Son problemas que quizás vengan en el futuro”, comenta María Isabel.

Con la ausencia de casos de Covid 19 en la provincia, no pocos vuelven a los problemas habituales de su cotidianidad pues la realidad dicta que todo no puede ser conseguir comida. Mientras, no pocos elevan los brazos y a pesar del asedio de la pandemia en todos los continentes, esperan la reanudación de los viajes pues, al final, es sustento de no pocas familias.

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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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