Beatriz C.B., una joven de 21 años y madre de una niña pequeña, fue asesinada a puñaladas este jueves por su expareja en Gibara, en la provincia de Holguín.
Un vecino de esa localidad -que conoce al homicida y a la familia de la víctima- dijo a CiberCuba que se trataba de un “crimen pasional”.
El homicida, Roberto T.R., quería retomar la relación que había dado por terminada Beatriz, y ante la negativa repetida de la joven, su expareja la esperó este jueves a la salida de un gimnasio y la asesinó.
Otra fuente reveló a nuestro medio que el homicida fue con la niña hasta el lugar, y que el crimen habría sido cometido en presencia de la pequeña.
Después de apuñalar a su víctima, el asesino se dio a la fuga, pero ya fue capturado por la policía. Las imágenes revelan que hay gran presencia policial en la zona.
Las dos fuentes consultadas coinciden en que el joven tiene antecedentes de problemas mentales porque su madre se suicidó frente a él prendiéndose fuego, cuando era pequeño.
Esa experiencia le habría generado un profundo trauma por el que tuvo incluso tratamiento psiquiátrico. Tampoco mantuvo contacto con su padre y habría sido criado por sus abuelos. Tendría, además, antecedente de intento de suicidio por ahorcamiento.
“Dicen que ella [Beatriz] hace cuatro días había puesto en conocimiento que él la estaba amenazando de muerte, lo que no sé es si advirtió a la familia o a la policía”, concluye una de las fuentes.
El joven homicida tenía antecedentes de violencia de género, lo que habría influido en que Beatriz no quisiera regresar con él. Una de las fuentes apunta a la infidelidad de Roberto como causa definitiva de la separación.
Una desgracia con antecedentes
Lamentablemente, lo sucedido en la localidad de Gibara no es el único caso registrado este año en el que ha muerto una mujer en Cuba a mano de su expareja. Citamos solo dos precedentes.
El 16 de abril de este año una mujer fue asesinada en la comunidad rural El Indio, en el municipio Amancio, en Las Tunas, a manos de su exesposo, quien para más desgracia también asesinó a las dos hijas que tenían en común, unas niñas de dos y cinco años de edad, según informó entonces IPS. La agencia lo citó como el primer feminicidio que trascendía a la opinión pública en medio del aislamiento social impuesto por el coronavirus.
Unos meses antes, el 31 de diciembre de 2019, un hombre asesinó a su expareja en la comunidad de Jarahueca, Sancti Spíritus. En ese caso la víctima violada y luego descuartizada por su exmarido.
Gilma Díaz García, madre de otra víctima cienfueguera que perdió a su hija tras ser asesinada por el que era su esposo, reclamó en un vídeo a las autoridades cubanas justicia para casos así. “Hasta que en Cuba las leyes no cambien van a seguir habiendo horrores, van a seguir sabiendo de mujeres muertas”, dijo.
La directora del Cenesex, Mariela Castro dijo este mismo año -durante un evento celebrado en La Habana que abordó el tema de la violencia de género en Cuba- que en la isla los crímenes contra las mujeres no gozan de impunidad, pues se recogen en el Código Penal como asesinatos y cuentan con incisos que agravan las sanciones según las circunstancias en que se cometen.
Sin embargo, la institucionalidad de la isla viene desatendiendo los reclamos de activistas cubanas a favor de una Ley Integral contra la Violencia de Género. A comienzos de este 2020, en un encuentro convocado por la Asamblea Nacional del Poder Popular con cuatro de esas activistas, se supo que el tema no está incluido en el cronograma legislativo aprobado para los próximos años, aunque no se clausuró una posibilidad de hacerlo en el futuro.
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