Elizabeth Valdés, una cubana que vive con sus hijas en un edificio en peligro de derrumbe, lamentó nuevamente que las autoridades no le ofrecieran soluciones a su problema de vivienda, luego de haber permanecido desde las 6 de la mañana en las oficinas de atención a la ciudadanía del Consejo de Estado.
“Si le pasa algo a mis hijas que no se le ocurra a nadie venir a indemnizar a los que quedemos vivos, porque el estado en que vivimos es fatal”
“Yo estoy decepcionada de los gobernantes, de los dirigentes de este país, por la falta de humanidad. Se sabía que el cubano esta adaptado a que lo pisoteen y a no importarle a nadie, pero la falta de humanidad hay que vivirla desde uno. Uno tiene que pasar por estas cosas para darse cuenta de lo poco que somos a la vista de los dirigentes de este país”.
“Cuando yo lucho por mis hijos, por mi familia, soy imparable. No me voy a detener”, aseguró, a la vez que confesó no temerle a la policía.
“Un uniforme no significa autoridad, la autoridad es la verdad y los ideales que tengan las personas. Ese es el poder, el poder de tu palabra, la fuerza y la seguridad en lo que dices. Hay que dejar un poco el miedo”, enfatizó.
Valdés expresó que en el proceso de conseguir algo se pierden las esperanzas después de ir “a tantos lugares y tocar tantas puertas”.
“No vivimos en mansiones, vivimos en casas que tienen cien años. La Habana está destruida. Es un churre por dondequiera. La Habana da ganas de llorar. Es una miseria total”, aseguró. “Entonces (los gobernantes) no se empeñan en decir vamos a comenzar, es hora de mirar el pueblo, a la gente que está pasando trabajo”, dice.
“¿Ustedes saben lo que es vivir tres derrumbes en un año, vivir en el susto constante cada vez que llueve? Mi familia lo puede decir. Pastillas por años, tomando pastillas para dormir, despertando a mitad de la noche y viendo a mis hijas con pesadillas, temblando por los truenos o las lluvias”, contó.
“Yo no veo en las noticias a ningún dirigente que esté pasando por esto. No veo que ninguno tenga que controlar, que calmar a sus hijos o reír para no echarse a llorar delante de ellos”, expuso.
De igual modo, comunicó que este jueves se plantaría ante el gobierno provincial. No tengo miedo. “Le pido a mi familia que estén tranquilos. Confío en lo que creo, en mis derechos”, aseveró.
“Esto es deprimente, abusivo, agotador, esto cansa. Es triste porque sabes que nos pasa a los de abajo, porque se sabe que en Cuba hay clases sociales”, señaló.
A comienzos de junio, Valdés dijo que iba a presentarse junto a sus hijas en las inmediaciones del Comité Central y de la Plaza de la Revolución si el Gobierno no le ofrece una “ayuda urgente” para resolver su problema de vivienda.
Ellas viven en un inmueble ubicado en la calle Damas número 905, entre Paula y San Isidro, en La Habana Vieja. Con anterioridad, Valdés comentó que las respuestas de las autoridades a las quejas de los vecinos del edificio ha sido que debían repararlo por sus propios medios, en un país donde escasean sobremanera los materiales de construcción o se venden a precios muy elevados para la mayoría del pueblo.
El 27 de enero de 2020 aconteció uno de los sucesos más lamentables que reavivara el polémica tema del estado de la vivienda en el país, cuando un balcón, también en La Habana Vieja, se desplomó sobre tres niñas provocándoles la muerte.
Según datos oficiales, el gobierno cubano ha edificado hasta este año 3576 viviendas de las 15 030 proyectadas. Casi el triple de esa cifra, fueron edificadas través de subsidios otorgados a las personas necesitadas (2015), y por el llamado "esfuerzo propio" (8367).
La isla necesita construir 520 mil viviendas y rehabilitar unas 400 mil para satisfacer la demanda nacional. Las provincias que presentan mayores dificultades de este tipo son La Habana (185 mil 348), Holguín (115 mil 965) y Santiago de Cuba (101 mil 202).
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