Marthadela Tamayo en la selva cotidiana de Cuba

Defiende a los cubanos pobres, especialmente a mujeres y negros.

Marthadela Tamayo González, luchadora de Cuba © Cortesía de la entrevistada
Marthadela Tamayo González, luchadora de Cuba Foto © Cortesía de la entrevistada

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Este artículo es de hace 4 años

Marthadela Tamayo González (Holguín, 1984) lo tiene todo para incomodar al tardocastrismo: negra, mujer, universitaria y valiente, enfrentada día a día a la feminización de la pobreza que golpea a Cuba.

Desde su formación universitaria, ha asumido la política como otro reto profesional y enriquece su mirada a través de las principales tendencias ideológicas del mundo contemporáneo, aprovechando prácticas y experiencias que pueda aplicar en su defensa de los cubanos pobres y marginados, donde abundan mujeres, negros y homosexuales.


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Licenciada en Educación, su especialidad en lengua inglesa ha moldeado su discurso lleno de matices porque en las aulas aprendió que pronunciar mal genera incomunicación y Marthadela recorre diariamente esa barranca de todos, donde se sientan los pobres.

La Red Femenina de Cuba ha conseguido, en poco tiempo, tener una voz singular en el espectro político cubano, donde sufre la intensidad represiva de un gobierno lleno de miedos y generador de incertidumbres que Marthadela y sus compañeras, dentro y fuera, intentan aliviar con posturas razonadas y amor, un arma formidable contra el totalitarismo.

Marthadela sabe que the love is the only subversive thing left for us poor people y, cada mañana, tras besar a su hijo a la puerta del colegio, se adentra en la selva cotidiana que implica vivir a contracorriente y siendo una negra de mierda, como la llaman despectivamente sus represores.

¿Cómo es la vida de una mujer cubana, mestiza y opositora al castrismo?

La vida de las mujeres cubanas opositoras al castrismo es dura, llena de persecución y acoso por parte de la Seguridad del Estado, con una marcada violencia política, que ejercen los oficiales que nos reprimen, además ¡hombres!

Somos vigiladas, humilladas y detenidas muchas veces, para impedirnos que realicemos nuestras actividades dentro de las organizaciones a las cuales representamos. Y esto es así para toda aquella mujer activista, defensora de Derechos Humanos, artista o periodista independiente que se oponga al Estado cubano.

Cuando se es negra o mestiza es doble tu cuota de represión, y esto viene dado porque la Revolución cubana ha hecho ver a muchos que triunfó para hacer personas a los afrocubanos.

Una mentira total porque vivimos en un país donde solo no existen políticas públicas en beneficio de nosotras, las mujeres o una Ley Integral contra la Violencia de Género, sino que también vivimos en un país donde existe un fuerte racismo, anclado en la sociedad y -desde el lente del poder- tampoco hay voluntad para generar políticas públicas en favor de mujeres y hombres afrocubanos.

Muchas veces, cuando las mujeres negras o mestizas somos detenidas e interrogadas se nos intenta recordar esa máxima castrista de agradecer a la revolución cubana, y es donde se nos dice de una manera muy despectiva:

Una negra de mierda para el tardocastrismo / Foto: Cortesía de la entrevistada

'Negra de mierda, en otros país fueras esclava; ¿Es que no ves o no miras todo lo se ha hecho por ustedes? Tú para lo que sirves es para barrer calles! Los negros, si no la hacen a la entrada, la hacen a la salida...'. Así nos tratan a nosotras. Y añádele la desventaja de ser madre y que vienes desde el oriente de Cuba, como es mi propio caso, algo que te señala aún más.

¿Qué valoración hace la Red Femenina del impacto de la crisis económica, agravada por el coronavirus y el recrudecimiento de sanciones norteamericanas, sobre las mujeres cubanas?

El agravamiento de la crisis económica por el coronavirus ha sido y será extremadamente negativo a nivel mundial. Pero el caso de Cuba es especialmente agudo porque partimos de un modelo económico fallido e injusto, que ya no tiene capacidad de suministrar alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad a los ciudadanos.

Las consecuencias son y serán letales para todos los cubanos, pero entre ellos, somos las mujeres las que estamos viviendo en condiciones de mayor vulnerabilidad, porque en Cuba vivimos la feminización de la pobreza por el peso que soportamos las mujeres en el sustento de nuestras familias, llevando sobre nuestras espaldas todo el peso de la familia.

Mujer, negra y pobre / Foto: Cortesía de la entrevistada

Si sus lectores se fijan, verán que en las largas colas diarias, las mujeres somos mayoría para poder alimentar a nuestros hijos y demás familiares y, luego, seguimos en la casa haciendo todas las labores del hogar.

Durante la etapa de aislamiento social, mujeres cubanas han sido víctimas de diferentes formas de violencia de género: verbal, física, psicológica, hasta llegar a los feminicidios, crímenes de odio, dentro de la indefensión que significa carecer de una Ley Integral contra la Violencia de Género.

El escenario post-pandemia es alarmante para Cuba y, especialmente duro, para las mujeres cubanas.

En esta etapa de confinamiento social, se ha visto, además, presión por parte del Estado para desalojar a ciudadanos pobres que viven en infraviviendas, levantadas con sus esfuerzos y lo que encuentran a mano, en sitios como el Cotorro y Santiago de las Vegas.

El Estado cubano los considera ilegales por no tener una dirección de La Habana en sus carnés de identidad; esos poblados -mayoritariamente- están habitados por afrocubanos pobres, que carecen además de asistencia médica.

Vecinas de barriada pobre en La Habana / Foto: Cortesía de la entrevistada

¿Maneja la Red Femenina de Cuba cifras de feminicidios, violencia de género y desgracias humanas durante la pandemia de coronavirus?

En lo que va de año, hemos confirmado siete asesinatos de mujeres, de ellos cinco ocurridos en la etapa de confinamiento domiciliario; dos adolescentes negras violadas por policías en el barrio de infraviviendas Marianao Indaya y la trágica muerte de tres niñas, también negras, en el derrumbe ocurrido en el barrio de Jesús María, en La Habana Vieja.

Cuba, según las estadísticas, es un país de familias monoparentales femeninas y con hombres ausentes de casa. ¿Tiene la Red Femenina un diagnóstico sobre este problema y una propuesta para revertirlo?

Cuba es un país donde muchas mujeres asumen toda la responsabilidad del hogar, es por ello que desde el trabajo de la Red Femenina, iniciado en agosto de 2019, nos hemos enfocado en el comprometimiento que tenemos como mujeres para luchar por un cambio político y mejoras sociales.

Las mujeres cubanas somos potentes agentes de cambio, desde el trabajo en común y la unión de nuestras fuerzas para lograr un objetivo común: la democratización de Cuba.

Teniendo en cuenta todas las luchas por lograr la igualdad entre hombres y mujeres, trabajamos en el empoderamiento femenino, mediante talleres de formación para las mujeres de nuestra comunidad, principalmente en el tema de género, y dentro de ese ámbito, en el crecimiento de nosotras como mujeres para enfrentar la vida y la crianza de nuestros hijas e hijos.

Los fenómenos negativos que actúan sobre la destrucción del núcleo familiar tienen su origen en la agudización de males latentes como el alcoholismo, derivado de una realidad social y económica que, incluso, ha empujado a parte de sus miembros a la prostitución para sobrevivir.

Los problemas de orden material que sufren la mayoría de los cubanos y que hemos identificado en nuestras investigaciones, son: la escasez de viviendas y grandes limitaciones para la reparación y el mantenimiento de las casas; consumo alimentario deficiente; y escasez de energía y agua.

Las carencias generan dificultades en la convivencia familiar, y de comunicación entre los miembros de la familia, que se convierte en un terreno casi hostil empujándola a su desintegración. Ello dificulta la transmisión y formación de los valores de la familia como núcleo social, así como el desarrollo de la espiritualidad.

Estas condiciones, y otras, serán las que habrá que revertir y emplearse a fondo en la reconstrucción de la familia, como parte de la reparación capital que exigen Cuba y muchos cubanos.

El estado, en teoría, designa a la familia como “célula básica” de la sociedad, pero realmente no ha establecido políticas familiares para enriquecerla ni protegerla. Otro formalismo más del gobierno cubano que, al final, no llega a nada.

El castrismo ha generado una imagen teórica de igualdad entre hombres y mujeres, ¿cuál es su valoración sobre ese discurso y cuál es la situación real de las mujeres cubanas?

Un discurso generado, desde hace muchos años, desde el poder, basado en vender una idea de igualdad entre sexos, que no es real en la vida cotidiana. No es un secreto para nadie que la mujer cubana es la que se encuentra diariamente realizando todas las labores domésticas y, además, trabaja fuera del hogar para buscar sustento, vivimos en una sociedad hegemónicamente machista, patriarcal y esto no es un mal reciente, sino que arrastramos desde hace años, incluidos los 61 de revolución cubana, como asegura la propaganda oficial.

El ejemplo más claro es que, en esta etapa de confinamiento o aislamiento social, hay mayor porcentaje de mujeres en las calles haciendo y buscando lo necesario para llevarlo a sus casas, hemos sido las más maltratadas de manera violenta en nuestros hogares por nuestros esposos, y además de eso en las noticias que van saliendo sobre detenciones hechas por la policía, en las afueras de los mercados, la mayoría son mujeres las detenidas, y esto responde a que somos mayoría buscando alimentos y otros artículos de primera necesidad para nuestras familias.

Joven cubana trasladando un bastidor viejo hacia su casa / Foto: Cortesía de la entrevistada

Otro punto que marca la desigualdad es cuanto al color de la piel y a la región del país en la cual te ha tocado nacer o vivir. Hace dos años, desde CIR presentamos dos investigaciones: Discriminación en el mercado laboral cubano y Negación, represión y exclusión de las y los afrocubanos y, ambos estudios, arrojaron datos muy significativos como la propia percepción que tienen las mujeres, principalmente las mujeres afro que viven en los llamados Asentamientos poblaciones, se ven solo como amas de casa o haciendo trabajos de menor remuneración que sus esposos u otros hombres de sus familias.

Otro dato significativo es que conseguir un buen empleo en La Habana resulta más complicado para personas que emigran de sus provincias natales porque son ilegales en su propio país y, entonces ¿qué hacen la mayoría de estas mujeres?, pues se dedican al mercado informal, vendiendo útiles del hogar principalmente y caminando largas horas, cargándolos sobre sus espaldas, y evitando a la policía, por el riesgo de ser llevadas presas o multadas por un cuerpo de inspección estatal, desplegado en la capital.

Los afrocubanos y afrocubanas estamos sub representados en el mercado laboral cubano y desempeñamos, casi siempre, puestos de barrenderos, limpiadores de baños públicos, recogedores de basura y empleados domésticos de los llamados nuevos ricos de La Habana.

Cuando esas personas vuelven a sus improvisadas casas, en asentamientos poblacionales periféricos, saben que no podrán contar con agua potable, asistencia sanitaria o la llamada libreta de abastecimiento. El estado no dialoga con los vecinos de esos barrios de extrema pobreza para conocer cómo viven y sus problemas, solo se les acerca en algún momento de campaña política oportunista.

Y ese vacío gubernamental lo llenamos plataformas u organizaciones de la sociedad civil cubana, que tomamos el pulso de esa realidad y así tenemos grandes elementos para desmontar la propaganda oficial que se ha exportado por más de seis décadas.

La población cubana es una de las más envejecidas de América Latina y padece una baja natalidad. ¿Han decidido las mujeres cubanas dejar de parir o parir menos? ¿Cuál es la situación de las mujeres adultas y ancianas?

Muchas mujeres cubanas en edad fértil han decidido, voluntariamente, no dar a la luz o disminuir el número de hijos, salvo que disfruten de solvencia económica directa o mediante matrimonio o relación de pareja.

Una gran mayoría de las mujeres cubanas son profesionales y hoy muchas evitan la maternidad a temprana edad. Son más responsables ante un escenario de desigualdad, donde según estudios de población y género existe abundancia de madres solteras y, entre estas mujeres, el número más representativo son las afrodescendientes, quienes viven principalmente en los llamados Llega y pon.

Por otra parte, en la baja natalidad influye que las mujeres cubanas son significativas en el proceso de emigración continuada que padece Cuba desde la crisis económica de los años 90.

El Estado cubano estimula la natalidad con asignación de viviendas a aquellas madres con tres hijos o más, pero esta medida no ha conseguido revertir la natalidad negativa porque la pobreza golpea a todas las familias, independientemente del número de hijos que tenga.

La feminización de la pobreza es también visible en mujeres ancianas, afectadas por la soledad y por el síndrome del Nido vacío, cuando hijos y nietos se marchan de Cuba; y otras mujeres mayores son violentadas en su propio hogar por familiares que las desplazan y/o aíslan.

Pese a que en Cuba hay prostitutos y prostitutas, casi siempre se habla de "jineteras", ¿a qué obedece esa tendencia a nombrar mal las cosas? ¿Tienes alguna evaluación del impacto positivo y negativo del jineterismo en Cuba?

La prostitución con extranjeros y cubanos emigrados ha tenido un impacto negativo en la sociedad cubana que, en los últimos años, ha vivido un aumento de la demanda interna del llamado “pinguerismo”, cuando la prostitución masculina desplazó del mercado a la femenina.

Ahora, ¿qué sucede? Cuba es una sociedad narcisista y hegemónicamente patriarcal y, desde el lente del poder y de forma muy tímida, se han concentrado más en la imagen de la mujer, pero la prostitución femenina y masculina es un tema ausente en los medios oficialistas cubanos, que debían reflejarlo -sobre todo ahora- que entramos en una etapa donde la pobreza podría incrementar la venta de sexo a extranjeros y cubanos emigrados.

El debate sobre derechos de homosexuales y lesbianas ocupa un espacio notable en el escenario cubano, en los últimos años. ¿Estaría esa polémica solapando los derechos -y debates- sobre identidad, raza y sexo?

Este debate sobre derechos de homosexuales y lesbianas, más bien de toda la comunidad LGBTIQ+, aún no tiene la fuerza que debería tener. Es un asunto en lo cual existe una capitalización por parte del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) como agencia del estado. ¡Necesitamos darle mucha más voz a los actores de la sociedad civil que defendemos esta causa en la esfera pública, para luchar por sus derechos!

Y esta polémica para nada invisibiliza los debates y derechos sobre identidad, raza, sexualidad; al contrario, los enriquece y mucho, pues es un tema que debe de verse desde una óptica diferencial, estamos unidas y unidos en este mismo sentir y este tema LGBTIQ+ siempre ha sido una de las prioridades principales de la Agenda doméstica del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR).

Luchar por los derechos de la comunidad LGBTIQ+ es una prioridad nuestra y ¡lo hacemos con mucho amor!

El movimiento de las Damas de Blanco se ha ido debilitando con el paso del tiempo y el asedio represivo de la dictadura castrista, ¿qué hace y hará la Red Femenina de Cuba para no ser anulada?

La Red Femenina nace de la experiencia de esta lucha tan desigual que han tenido que soportar las Damas de Blanco. Las mujeres entendimos que solo respetando nuestras compromisos personales de trabajo, uniéndonos como representantes de diferentes colectivos y creando nuestra propia agenda femenina podríamos coger músculo, conectándonos unas con otras y divulgar nuestro trabajo y coordinar acciones.

Esta nueva actitud nos ha hecho crecer, conocernos y nos ha dado visibilidad. Había que romper la estrategia del gobierno de mantener a los activistas aislados en compartimentos estancos. Las redes sociales nos han facilitado el trabajo.

Las Damas de Blanco son y serán para todos los cubanos un movimiento femenino de referencia por su espontaneidad ante una situación injusta y movido por el respeto y el apoyo a sus familiares. Salió del corazón. Ha sido una lucha de David contra Goliat.

El espíritu de las Damas de Blanco es eterno y esta fuerza que han demostrado es una inspiración para todas las mujeres cubanas. Ellas saben que cuentan con nuestro respeto, y la admiración y gratitud de muchos cubanos y cubanas.

En Europa y Estados Unidos, se aprecia que las mujeres han asumido un rol de vanguardia sociológica en las llamadas sociedades del bienestar. ¿Ocurre eso en Cuba o las féminas se limitan a llevar el peso de sus hogares?

Este protagonismo aún no sucede en Cuba, pero desde el feminismo, en su diversidad, las mujeres cubanas intentamos construir nuestros propios escenarios de empoderamiento con la promoción de la cultura, la política, la economía privada y la informal, donde están sub representadas con más fuerza las mujeres afrodescendientes, como también ocurre en el mercado laboral cubano.

Desde la política, me gustaría decir que, gracias a los cursos y alianzas de trabajo y asistencia técnica desde organizaciones de la cooperación internacional, hemos aprendido mucho y nos hemos enriquecido culturalmente y también nos ha ayudado abrir nuestro espectro, con una mejor visión de lo que sucede en el mundo.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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