El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió el martes a la población que use mascarilla, mantenga las distancias y practique una higiene "vigorosa". Advirtió, además, que "probablemente" la crisis derivada del coronavirus empeore antes de empezar a mejorar en el país.
"Les pedimos a los estadounidenses que usen mascarilla, mantengan las distancias y practiquen una higiene vigorosa (...). Les pedimos a todos que, cuando no sea posible mantener las distancias, usen mascarillas, consigan mascarillas", explicó Trump al comienzo de una rueda de prensa en la Casa Blanca.
El mandatario insistió en la importancia de usar una mascarilla, "te guste o no", ya que, según dijo, "tienen un impacto, tendrán un efecto". El presidente también instó a los jóvenes estadounidenses a no acudir a bares llenos de gente donde el virus podría propagarse.
Las palabras del presidente estadounidense suponen un cambio de rumbo en relación con las que habían sido sus indicaciones hasta el momento.
Hasta ahora, si bien las autoridades sanitarias estadounidenses recomendaban el uso de mascarillas, tanto la Casa Blanca como el propio presidente habían venido insistiendo en que se trataba de una decisión personal.
Trump usó por primera vez mascarilla en público durante una visita reciente a un hospital militar en Washington. En los últimos meses, el uso de mascarillas se ha convertido en un tema político en Ee.UU. y algunos partidarios del presidente han venido sosteniendo que obligarlos a usarlas iría contra sus libertades.
"Estamos unidos en nuestro esfuerzo para vencer al virus invisible de China y mucha gente dice que es patriótico llevar una mascarilla cuando no puedes hacer distanciamiento social. ¡No hay nadie más patriótico que yo, su presidente favorito!", escribió Trump en Twitter el pasado lunes, junto a una foto suya usando mascarilla, en una actitud que dio claros indicios de un cambio de actitud sobre el tema.
El presidente compareció este martes en solitario ante los medios, sin la presencia de ninguno de los expertos del equipo designado por el Ejecutivo para gestionar la pandemia, tal y como venía siendo habitual hasta el pasado 27 de abril, fecha en que la Casa Blanca dejó de ofrecer ruedas de prensa para informar sobre el COVID-19.
Estados Unidos continúa siendo epicentro del coronavirus
A punto de arribar a los 4 millones de casos diagnosticados desde el inicio de la pandemia, los estados de Florida, Arizona, California y Texas son los que más preocupan a las autoridades, que confían que con las nuevas medidas se frene la tasa de contagios.
"En semanas recientes hemos visto un repunte preocupante de casos en muchas partes del sur", lamentó Trump, quien reconoció que el país es testigo de "ascuas, incendios y grandes incendios", en referencia a los nuevos brotes.
El mandatario, no obstante, afirmó que la situación en Estados Unidos no es tan mala como en otros países, aunque reconoció que "por desgracia, probablemente las cosas empeorarán antes de mejorar".
En cualquier caso, Trump descartó un nuevo cierre de la economía, si bien admitió que el primero sirvió para salvar "millones de vidas".
"Un cierre principal nunca ha sido una opción, en términos de lo que estamos haciendo ahora mismo. Sería completamente insostenible, produciría un retroceso económico que nos debilitaría y llevaría a consecuencias catastróficas en la salud pública. Los cierres tienen consecuencias", sostuvo.
Según datos de la Universidad Johns Hopkins el coronavirus ha cobrado 142.080 vidas en el país, donde se han registrado en total 3.902.377 casos confirmados.
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