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Susana Vázquez Rosales es de Jiguaní (Granma), tiene 49 años, casi 50; lleva 17 residiendo en Sevilla (España) y hoy está a la espera de que el Consulado de Cuba en esa ciudad le autorice a viajar de urgencia a la Isla para cuidar de su padre octogenario, gravemente enfermo.
La vida de Susana marchaba con tranquilidad hasta que llegó la crisis del coronavirus. En abril intentó viajar a Cuba, pero en plena pandemia no había vuelos. Pretendía aprovechar el fin de su contrato con la Administración española para dedicarse a cuidar de su padre, que sufre una demencia senil que le mantiene en vela toda la noche, hablando con personas que ya no forman parte de su vida.
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Con los aeropuertos españoles cerrados, Susana tenía que conformarse con escuchar por teléfono la voz de un hombre que dedicó los mejores años de su vida a la ganadería estatal. "Mi padre trabajó duro por sacar a su familia adelante y en su delicada situación se merece el cariño y la compañía de sus seres queridos, en especial, de sus hijos", comenta a CiberCuba, con voz entrecortada por la emoción.
En junio ella llamó a su casa de Jiguaní y le dijeron que su padre, de 86 años, estaba ingresado en un hospital y necesitaba antibióticos con urgencia. Pasado un mes, ya ha sido dado de alta, pero sigue encamado. Sus problemas de próstata le obligan a vivir con una sonda permanente que le provoca infecciones continuas. La última de ellas, una neumonía que lo dejó al límite de sus fuerzas.
Susana llamó al médico que lo atiende y el doctor le habló con sinceridad. Le dijo que su padre tiene ya una edad y que ella tiene que hacerse a la idea de que si sufriera otra infección las probabilidades de fallecer son muy altas.
Por eso su urgencia por viajar a Cuba. Por eso fue a una oficina de Iberia para sacarse un vuelo a la Isla y allí le echaron encima un cubo de agua fría. En estos momentos no tienen vuelos comerciales a ese destino debido a las restricciones por la Covid 19 y no le pueden vender un pasaje sin la autorización consular.
El pasado día 17 de julio Susana se dirigió al Consulado de Sevilla y entregó toda la documentación y los certificados médicos que le pidieron para avalar la delicadeza de la salud de su padre. El vuelo salió tres días después y ella no iba a bordo.
Desde el Consulado no le han contestado aún. Ella quiere subir a cualquier avión que vaya para Cuba incluso a algún vuelo humanitario. “Yo tengo aquí en España, casa y deberes. En estos momentos no creo que la gente viaje porque quiera viajar sino porque tiene que hacerlo, como es mi caso. Puede que mi padre esté viviendo los últimos días de su vida”.
CiberCuba se ha puesto en contacto con el Consulado de Cuba en Sevilla para preguntar por el caso de Susana y no ha recibido respuesta.
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