Entre 200 y 300 personas residentes en el interior de Cuba, que quedaron atrapadas en La Habana durante la cuarentena obligada por la pandemia de la COVID-19, se enfrentaron este viernes a autoridades cubanas y lograron regresar a sus provincias.
Un testigo de lo ocurrido ha explicado a CiberCuba que a las autoridades habaneras no les quedó más remedio que ceder y habilitar medios de transporte (unas cinco guaguas) para Camagüey, Santiago de Cuba, Granma, Holguín o Cienfuegos. "Hemos demostrado que cuando la gente se une, consigue cosas", comenta a este portal.
Todo comenzó el viernes, cuando las personas que solicitaron a través del Poder Popular un permiso para salir de La Habana y regresar a sus lugares de origen fueron llamadas para hacerse la prueba del coronavirus en el Policlínico 19 de abril, ubicado en Tulipán, entre Panorama y Oeste, en Nuevo Vedado.
Tras recibir los resultados de las PCR negativas fueron convocados para presentarse al día siguiente (sábado 8 de agosto) en la Escuela Unificada Felipe Poey Aloy, en las inmediaciones de Zapata, en el municipio Plaza de la Revolución.
Pero al llegar allí se encontraron a un agente de la Policía Nacional, que sin dar explicaciones y de malas maneras, les dijo que tenían que desalojar el lugar. Sin embargo, nadie se movió de allí. Fue entonces cuando otro agente de la PNR empezó a acosar, sobre todo, a los jóvenes, llegando, incluso a provocar, para llevarlos presos. No lo consiguió. Nadie picó.
Como muestra el vídeo que acompaña a esta información, una de las pasajeras llamó por teléfono al Poder Popular, a la Cruz Roja y a todas partes, con el altavoz puesto para que todos escucharan la conversación. A todos estos organismos planteó la situación de las decenas de personas allí reunidas y lo único que consiguió es que le enviaran a un miembro del Gobierno de La Habana que con buenas palabras y mejores maneras, les dio un discurso en el que venía a decir lo mismo que les había dicho el policía: que no habría guaguas y que debían marcharse a sus casas.
Pero él no contaba con que muchas de las personas allí reunidas no tenían a dónde regresar. Algunos llevaban incluso días durmiendo en parques y otros habían gastado el poco dinero que les quedaba en pagarse un taxi para llegar a la Escuela Felipe Poey con su equipaje.
Nadie se explicaba cómo es posible que después de someterlos a todos a las pruebas PCR, cancelaran ahora el viaje sin explicar los motivos.
De allí no se movió nadie. Fue entonces cuando, según los testigos, llegaron miembros de la Seguridad del Estado ("gordos con guayabera") que impedían grabar lo que estaba pasando.
Ni bajo la presión de la Seguridad del Estado la gente se dispersó. Entonces, a las cinco de la tarde, por fin ocurrió el milagro. Vino una funcionaria del Estado, anunció la llegada de una báscula para pesar los equipajes y ordenó organizarse en colas por provincias.
Finalmente, a las siete, todas las personas que estaban allí congregadas consiguieron subirse a una guagua para regresar a sus provincias.
"Me enorgullece haber estado allí. Si la gente se une, esto se puede cambiar. Si la gente enfrenta, aquí no hay miedo", concluyó el testigo de lo ocurrido al que ha tenido acceso CiberCuba.
Este sábado 8 de agosto las autoridades cubanas anunciaron la suspensión del transporte interprovincial con las cinco provincias del Occidente del país: La Habana, Mayabeque, Artemisa, Pinar del Río y Matanzas, debido al aumento de los contagios por COVID-19 en esta zona del país.
El incremento de los casos positivos de coronavirus ha llevado a devolver a la La Habana a la fase de transmisión autóctona limitada de la enfermedad.
La capital tiene toque de queda desde las once de la noche y ha suspendido el transporte público.
Este sábado las autoridades sanitarias informaron de la detección de 54 nuevos positivos de COVID-19, que este domingo ascendieron a 65. Es la segunda cifra más elevada desde que se detectó el primer caso en la Isla.
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