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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, declaró que había probado la vacuna de su país contra el nuevo coronavirus en una de sus hijas, con efectos de poca trascendencia, en medio del escepticismo internacional frente a la efectividad del producto.
Rusia inscribió este martes la primera vacuna en el mundo contra el coronavirus, mientras que el mandatario precisaba que la inoculación en las personas sería voluntaria.
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Putin dijo que su hija había tenido 38 grados de temperatura el día de la primera inyección, pero que, al siguiente, bajó a 37 grados. Aseguró que, tras la segunda dosis, volvió a tener una leve subida de la temperatura, pero eso fue todo.
“Se siente bien y tiene un alto número de anticuerpos”, añadió, sin especificar cuál de sus dos hijas -Maria o Katerina- había recibido la vacuna.
A través de un comunicado, el Ministerio de Salud de Rusia informó que se esperaba que la vacuna diera hasta dos años de inmunidad ante el nuevo coronavirus.
Mijaíl Murashko, titular de salud ruso, aseguró que la vacuna se comenzará a fabricar en septiembre por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya y la compañía Binnofarm, que serán capaces de producir aproximadamente 1,5 millones de dosis cada año.
“Varios cientos de voluntarios probaron esta vacuna y no hubo reacciones adversas graves”, afirmó Valentina Kosenko, subdirectora del regulador de salud Roszdravnadzor.
“Es aceptable registrar el medicamento durante las primeras etapas de los estudios clínicos. Existen esquemas similares en la Unión Europea y EE. UU.”, opinó, por otro lado, Sergei Glagolev, jefe del departamento de control de calidad de Roszdravnadzor.
“Durante las pandemias, los países han recurrido a permitir medicamentos en ausencia de ensayos aleatorios normales; ese no es el caso de la vacuna de Gamaleya. En nuestro caso, estamos hablando de una entrada anticipada al mercado en condiciones estrictamente controladas”, agregó.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reaccionado tibiamente a los anuncios de las autoridades rusas. “Hay actualmente cientos de vacunas (contra la COVID-19) en proceso de prueba, y deben cumplir las guías y regulaciones para proceder de forma segura”, declaró el portavoz de la OMS, Christian Lindmeier, en rueda de prensa.
Rusia eligió el nombre "Sputnik V" para su primera vacuna aprobada contra el COVID-19, aludiendo al primer satélite de la historia que ganó la carrera espacial durante la Guerra Fría con Estados Unidos.
La comunidad científica internacional se pregunta si Moscú está anteponiendo un orgullo nacional por encima de la ciencia y la seguridad de las personas, pues el lanzamiento de la vacuna tiene lugar a menos de dos meses de pruebas en humanos. La OMS señaló que Rusia deberá seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo.
Pero los recelos se mantienen. Francois Balloux, experto del Instituto de Genética del University College London, afirmó que el anuncio de Moscú era “una decisión tonta y riesgosa”.
“Cualquier problema con la campaña de vacunación de Rusia podría resultar en un desastre por sus efectos negativos en la salud de personas y por la posibilidad de que la población pueda no aceptar más adelante otro tipo de la vacuna”, sostuvo.
No obstante, el jefe del Fondo Ruso de Inversiones Directas (RFPI), Kirill Dmitriev, dijo este martes que Rusia ha tenido solicitudes de una veintena de países para la compra de 1 000 millones de dosis del nuevo producto de la nación euroasiática contra la pandemia, que ya ha causado la muertes de casi 740 000 personas en el mundo y ha infectado a más de 20 millones.
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