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El régimen cubano pretende reformar las actitudes de las “coleras” ofreciéndoles como salida “un oficio socialmente útil”, y para ello se apoya en dos de sus organizaciones con más integrantes, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
En la provincia de Villa Clara, ambas organizaciones emprenderán la misión con el respaldo de aparatos represivos como las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT), al igual que la Fiscalía y otros sectores representativos de la legalidad ciudadana.
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Según la prensa oficialista, en ese territorio la mayoría de las “trasgresoras” detectadas están desvinculadas del estudio y el trabajo, por lo que las autoridades se proponen “encauzarlas a través de las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, para propiciarles un oficio socialmente útil”.
La nota indica que la FMC en Villa Clara reconoce a 228 mujeres que realizan negocios a través de las colas “y lo 'justifican' como el sustento que tienen para enfrentar la vida”.
Los CDR y el MININT en la provincia conformaron 55 destacamentos, con más de mil integrantes, los cuales han identificado a 127 coleras, al tiempo que se registran 39 denuncias de la población, sin contar las propias acciones organizativas de las colas, indica el periódico Vanguardia.
A lo largo del país se han extendido las brigadas contra coleros, acaparadores y revendedores, personas que algunos ven como necesarias en medio del desabastecimiento generalizado de la isla, mientras que el discurso gubernamental los dibuja como enemigos de la sociedad.
En provincias como Santiago de Cuba, las autoridades intercambiaron con la policía y otras personas involucradas en estos grupos sobre las primeras experiencias en la represión “ordenada” de los coleros, un fenómeno que tiene muy ocupada por estos días la agenda del régimen.
En la ciudad de Santiago de Cuba se realizó la “capacitación y análisis de los resultados de las dos primeras jornadas de labor en la organización de las colas con representantes del gobierno y de la Policía Nacional Revolucionaria a diferentes niveles, directivos de instalaciones comerciales, miembros de comisiones y otros relacionados con la tarea”.
El gobierno cubano se preciaba ya desde antes del reclutamiento de más de 22 mil personas, no para producir alimentos ni favorecer el crecimiento económico, sino para hacer frente y reprimir a los coleros, personas surgidas de la necesidad y la demanda resultante, que venden turnos en las casi kilométricas colas en los establecimientos comerciales.
A principios de agosto, se hizo pública una intervención del gobernante Miguel Díaz-Canel en la que pidió enfrentar a los coleros, acaparadores y revendedores con “profilaxis”.
“La línea tiene que ser identificación y profilaxis, mucha profilaxis. Tratar de alejar a la gente de su comportamiento por convicción. Cuando no haya entendimiento, entonces actuamos con el mayor rigor posible”, aseguró.
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