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El gobierno cubano dedicó más dinero a los sectores inmobiliario y turístico que todo lo previsto para la Salud, la Educación y la Agricultura, según las cifras oficiales del 2019 anunciadas esta semana por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Un comentario en Twitter del economista cubano Pedro Monreal ha llamado la atención sobre el notable desbalance en la estructura de inversiones que muestran las estadísticas publicadas.
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Una rápida mirada a los montos de inversión demuestra que los sectores de actividad asociados a las distintas divisiones del Grupo de Administración Empresarial S.A. o GAESA (servicio empresarial, actividades inmobiliarias y turismo) han sido los privilegiados a la hora de recibir los fondos gubernamentales del año pasado.
Sectores de la economía cubana con una situación deficitaria o francamente crítica (como la Agricultura, la Ganadería o la Pesca) han recibido montos casi insignificantes en comparación con los dedicados al sector turístico o al "ladrillo de lujo".
En comparación con el 2018, también se redujeron las inversiones gubernamentales en Salud Pública y Ciencia e innovación.
Mientras que en el 2018 el régimen invirtió 146,7 millones de pesos en gastos asociados al sector de Salud Pública y Asistencia Social, en el 2019 sólo aparecen 96,9 millones por esos mismos conceptos. Por su parte, para los hoteles y restaurantes el gobierno ofreció unos 149,3 millones en 2018 y 178,5 en 2019.
En el 2019, también cayeron los gastos de Cultura y Deporte en comparación con el año anterior.
“El 37,3% [del presupuesto del 2019] se concentra en “servicios empresariales y actividad inmobiliaria”, nota Monreal.
“Las vulnerabilidades de la estructura económica de Cuba, agravadas por la reciente crisis asociada a la pandemia, imponen una revisión urgente de las inversiones. Un país con un importante déficit de alimentos no puede permitirse dedicarle 5% de la inversión a la agricultura”, agrega el economista.
Otro elemento que muestran las estadísticas es el elevado desbalance territorial de las inversiones gubernamentales.
"Correspondieron a La Habana casi 6 de cada 10 pesos invertidos en el país. Entre La Habana y Artemisa concentraron el 69,5% de la inversión total de Cuba en 2019”, acotó Monreal, quien ha ejercido la docencia universitaria y la investigación durante 35 años, sobre temas relacionados con la economía cubana.
La divulgación de las estadísticas oficiales ha suscitado numerosos comentarios críticos con la gestión gubernamental en redes sociales.
"¿Cómo es posible que se invierta tan poco en la salud pública en #Cuba cuando los mayores ingresos provienen, precisamente, de la venta de servicios médicos en el exterior? Demostrado ha quedado que el pueblo no es prioridad. No es de extrañar, entonces, el estado de deterioro y la falta de insumos y medicamentos en los centros de salud en el país", escribió en Facebook la usuaria Annarella Grimal tras citar el hilo de Twitter con los comentarios de Monreal, quien en numerosas ocasiones ha alertado de la crisis económica cubana y abogado por dar mayor libertad a la iniciativa privada en la isla.
El estado cubano mantiene actualmente la propiedad y el control absoluto de los factores de producción, lo cual hace girar la gestión económica en torno a decisiones políticas e ideológicas. Son esas decisiones las que durante décadas han establecido los gastos del presupuesto nacional y los compromisos asociados a los llamados “logros de la revolución”.
Sin embargo, en los últimos años el gobierno ha tomado una serie de decisiones supuestamente "estratégicas" que pretenden centrar la economía de la isla en la exportación de servicios y el turismo de lujo, descuidando los programas de inversión pública que deben cubrir las necesidades de vivienda, servicios sanitarios y educativos, y sectores estratégicos como la energía renovable, los transportes, la digitalización, y las medidas contra el cambio climático.
Otras medidas, supuestamente dedicadas a mantener el carácter socialista de la economía cubana y evitar el "enriquecimiento", han arrinconado al precario sector privado en la isla, aunque éste es el único que ha sido capaz de crear empleo.
El año pasado las autoridades contabilizaron 605.908 personas que trabajan por cuenta propia en Cuba. De ellos, el 32% son jóvenes, el 35 % mujeres, el 10% jubilados, y el 14% son, además, trabajadores asalariados.
Las previsiones de los distintos organismos internacionales este año 2020 para la economía cubana no son alentadoras. Entidades y analistas como la CEPAL o The Economist Intelligente Unit han apostado por intensas caídas del PIB para este año, y una lenta recuperación el siguiente, lo que no permitirá alcanzar los niveles anteriores a la crisis. Incluso, el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas ha alertado sobre una posible crisis alimentaria en la Isla a finales del presente año.
Existe un alto grado de consenso entre los expertos y las instituciones internacionales de prospectiva sobre el problema que representará para la economía cubana superar la crisis económica tras el COVID-19, padeciendo un escenario de recesión mucho más intenso y prolongado que otros países.
Cada día existe un mayor acuerdo en que Cuba, con su actual sistema económico, no podrá afrontar con posibilidades de éxito los daños profundos, graves y duraderos que ha provocado la pandemia en la economía global.
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